Con la cifra de 17 millones de hectáreas concesionadas para realizar exploración y tratar de encontrar petróleo y gas, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, sustentó el mensaje que ha venido posicionando el Gobierno, y es que no está negando la posibilidad de exploración, sino que “hay que usar primero lo que tenemos y dar resultados”.

Las grandes preocupaciones en Colombia, alrededor de la idea de no exploración de nuevas fuentes, es que el país necesita garantizar el autoabastecimiento y asegurar los ingresos públicos procedentes de la explotación de los recursos del subsuelo, mientras se migra a otra forma de actividad productiva.

El destape de estadísticas, según las cuales el país no tendría reservas de petróleo y gas para más de ocho años, avivó la incertidumbre, por lo que desde varias instancias del Estado se ha ido sustentando que no es con nuevos contratos de exploración que se garantizará la producción de los combustibles.

Durante el debate que convocó la Comisión Quinta de Cámara, con el objetivo de abordar el inconformismo que reina en el país con el incremento en el precio de la gasolina, quien puso los argumentos fue el ministro de Hacienda.

El funcionario recordó que en el país hay un total de 452 contratos de hidrocarburos vigentes, de los cuales, 202 son de exploración y 250 son de explotación (es decir, ya están dando frutos).

Cuando este gobierno llegó a la Casa de Nariño, había 40 contratos en los que no se hacía exploración, por lo que hizo un llamado a que los usen.

Marchas gasolina camioneros | Foto: Esteban Vega La-Rotta / Publicaciones Semana

Impresionante

Una de las cifras que expuso Bonilla no deja de ser impresionante. El área que ocupan los 452 contratos de la industria extractiva vigentes ocupa un área de 20 millones de hectáreas, lo que es tres veces más el área agrícola en Colombia. Casi todo ese espacio, que está por distintas zonas de la geografía nacional, es de exploración: 17 millones de hectáreas.

En consecuencia, en el espacio de explotación, el país produce un promedio de 780.000 barriles de petróleo por día, de los cuales, 500.000 se exportan y los restantes 280.000 van a las refinerías (de Barrancabermeja y Cartagena), según las estadísticas de Bonilla.

El principal destino de la producción que se queda en el país es la conversión en gasolina y diésel, los dos combustibles que están en el visor, debido a los incrementos que se han venido aplicando, luego de que el fondo de estabilización de precios que se venía manejando, para que no les subiera la gasolina a los colombianos cuando el petróleo estaba caro internacionalmente, llegó a un estado deficitario.

En la gasolinera. | Foto: Getty Images

Se dobló el consumo de combustible

El consumo de los combustibles es de 12 millones de galones diarios, entre gasolina y ACPM, distribuidos casi por mitades. “Estamos consumiendo el doble de lo que el país consumía hace diez años”, señala Bonilla.

El 40 % de lo que se utiliza, como gasolina corriente, es importada y el 20 % del diésel, también.

“Estamos al 96 % de uso de capacidad instalada. Dificilmente podemos ampliar la capacidad de refinación. También hay que pensar si vale la pena ampliarla, pues, en 20 años podríamos no tener tanto consumo de gasolina si lo que interesa es el parque eléctrico”, dijo Bonilla.

A partir de esas cifras se desenvolvió el debate en una de las comisiones del Congreso especializadas en el tema de los combustibles.

El pulso, ahora, está en si es necesario cambiar la fórmula para calcular el precio, de manera que el consumidor no tenga que pagar un montón de costos que nada tienen que ver con el producto.

El ministro de Minas, Andrés Camacho, confirmó que el lunes empezarán las mesas técnicas para analizar el tema. Mientras tanto, hay polémica en el país, por la posibilidad de hacer un cobro diferencial, en el caso de los taxistas.

Andrés Camacho, ministro de Minas y Energía. | Foto: Transmisión Youtube