El ámbito del misterio y las investigaciones sobrenaturales perdió a uno de sus referentes más conocidos. Dan Rivera, investigador especializado en fenómenos paranormales y custodio de la muñeca ‘poseída’ Raggedy Ann conocida como Annabelle, falleció el pasado 13 de julio en un hotel de Gettysburg, Pensilvania, mientras participaba en una gira que exhibía objetos vinculados a leyendas y casos insólitos.
Rivera, de 54 años, formaba parte de la Sociedad de Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra (NESPR) y encabezaba el recorrido titulado "Devils on the Run", donde presentaba la famosa muñeca de trapo asociada a supuestos sucesos paranormales de los Warren.
Su muerte fue confirmada por la NESPR, que informó que el cuerpo fue encontrado sin señales de violencia ni indicios de un hecho sospechoso. Hasta ahora, las autoridades no han determinado la causa oficial de su fallecimiento, aunque las maniobras de reanimación realizadas en el lugar no lograron salvarle la vida.
Su trayectoria en la investigación paranormal y el papel de Annabelle en su carrera
Antes de dedicarse a la investigación de lo desconocido, Rivera sirvió en el ejército de Estados Unidos. Posteriormente, su camino lo llevó al mundo de lo sobrenatural, donde encontró un nuevo propósito como miembro destacado de la NESPR, la organización creada por Ed y Lorraine Warren. Con el tiempo, se convirtió en uno de los encargados de proteger y trasladar a Annabelle, la muñeca que, según la leyenda, permanece bajo estrictas medidas de seguridad espiritual en una vitrina bendecida.
Rivera aprendió de Lorraine Warren prácticas de protección como la visualización de un círculo de luz blanca para enfrentar entornos hostiles desde el punto de vista energético. También ganó notoriedad por sus apariciones en programas como Most Haunted Places y 28 Days Haunted, y acumuló miles de seguidores en redes sociales gracias a sus relatos sobre objetos “embrujados” y sucesos inexplicables.
Una muerte rodeada de teorías y la huella que deja en el mundo del misterio
La partida de Dan Rivera provocó reacciones inmediatas entre seguidores de redes sociales del misterio y entusiastas del ocultismo, especialmente por su cercanía constante con objetos asociados a historias de maldiciones o posesiones.
Aunque no existe prueba alguna que relacione su muerte con estos objetos, en redes sociales no faltaron las especulaciones.
Durante años, Rivera advirtió sobre los riesgos de manipular artefactos supuestamente malditos y se dedicó a estudiar sus posibles efectos. Su legado trasciende la mera custodia de Annabelle: deja tras de sí una carrera marcada por la investigación del mundo inexplicable y un firme compromiso con la divulgación de estos fenómenos.