El kenaf, familiar del gombo y el algodón, tiene alrededor de 4000 años, pero solo desde hace unos pocos especialistas como Bill Loftus han estado haciendo pruebas y utilizándola en construcciones y como alimento. Loftus, un contratista retirado y especialista en arquitectura ecológica, utilizó esta planta como relleno de ladrillos, mezclándolas con cemento, para aprovechar la capacidad de absorción de dióxido de carbono que esta tiene. El modelo de ladrillo fue patentado e hizo posible una retención permanente del CO2. Una planta de kenaf puede crecer de 2,5 a 4,2 metros en una temporada, absorber de 3 a 8 veces más CO2 que otros árboles, además de producir de 6 a 10 toneladas de fibra por hectárea (el contenido proteínico de las hojas de estos está en un 34 por ciento). De acuerdo a una reseña de la facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, el kenaf es también una excelente fuente de material para la “producción de un amplio rango de productos de papel y cartón”, y se encuentra entre las fuentes alternativas para la elaboración de estos productos, junto al bambú y la paja de trigo. El informe explica que la producción de papel periódico a base de la fibra del kenaf, “requiere menos energía y productos químicos” que otros árboles utilizados tradicionalmente. Pero no solo puede ser utilizada en construcción. La compañía de autos Ford, utilizó kenaf en las puertas del modelo Ford Escape, reduciendo en 25  por ciento el peso de estas con la finalidad de contribuir al ahorro de combustible, un ejemplo que fue seguido por la BMW, con el modelo BMW i3, el primer vehículo eléctrico y sostenible que esta marca ha lanzado al mercado y que también cuenta con esta planta en su elaboración. Aunque no todo es perfecto. Algunos estudios han cuestionado la utilización del kenaf en la elaboración de papel, como fue expuesto por una investigación reciente de la multinacional Kimberly Clark, productora de Huggies y Kleenex, en conjunto con el Instituto Tecnológico de Georgia, en Estados Unidos (Georgia Institute of Technology), que comprobó que en algunas áreas, el impacto medioambiental de esta planta podría ser mayor a otras plantas como el bambú, debido al “agotamiento del agua en cultivos de kenaf irrigados”, aunque muchas otras investigaciones demuestran lo contario.