Los hoteles cápsula, también llamados hoteles pod, son un servicio de hospedaje para dormir en pequeñas cápsulas en donde apenas cabe una cama. La idea surgió en japón en 1979, como una manera innovadora para ahorrar espacio y obtener alojamiento a un menor precio. Desde entonces, este tipo de hoteles se ha extendido alrededor del mundo y han aparecido en Estados Unidos, Reino Unido, Croacia, Malasia, Singapur, Corea del Sur, Bélgica y China, entre otros. Están también en aeropuertos como el de Gatwick de Londres, el Sheremetyevo de Moscú y el aeropuerto internacional de Dubái. Por su parte, Arabia Saudita los emplea para el hajj en la peregrinación a La Meca.

Este año llegó el primer hotel cápsula a Colombia, llamado Caps Future Rooms, y tiene por el momento tres franquicias vendidas, una en Medellín y dos en Bogotá. Una de ellas está ubicada a calle y media del Hospital Kennedy, un lugar estratégico por donde pasan familiares de personas internadas y trabajadores de la salud del centro médico que pueden hacer uso de las pequeñas habitaciones por un precio cómodo, asegura Álvaro Ovalle, mercadólogo y publicista de la Universidad Politécnico Grancolombiano y fundador del lugar.

Estos hoteles son esenciales para los turistas que buscan viajes económicos. La misma necesidad por la que surgieron los hostales para mochileros. La idea de hacer uno en Colombia surgió hace un año, en 2019, cuando Álvaro viajó a Europa con unos amigos y en República Checa no pudieron encontrar un lugar barato para pernoctar. “El hotel más económico costaba €225 la noche y los hostales estaban llenos o nos parecían demasiado básicos, y me pregunté: ‘¿Por qué no hay algo bueno, bonito, barato y cómodo donde a uno lo atiendan bien?’”. El espacio personal de un ocupante dentro de su cápsula suele ser de unos 200 cm de largo, 100 cm de ancho y 125 cm de alto. La idea es acomodar en el hotel a tantos clientes como sea posible. Las unidades o habitaciones se disponen en filas apiladas verticalmente en varios pisos, similar a como se acomodan los camarotes en los hostales. “El hotel cápsula optimiza el espacio en un 90 por ciento y no requiere una inversión tan grande como otros hoteles”, asegura Álvaro. No obstante, para la mayoría de los viajeros fuera de Japón, el concepto de dormir dentro de una cápsula es extraño y por eso Occidente ha asociado estos lugares con imágenes negativas. Por ejemplo, WebUrbanist los comparó con los cajones de cadáveres en una morgue y la revista "Forbes" criticó su pequeño espacio interior y aconsejó no usarlos a los viajeros claustrofóbicos. Pese a esto, la industria de hoteles cápsula está en plena expansión. El mercado global de estos alojamientos se valoró en más de USD 167 millones a partir de 2017 y se proyecta que compondrá una tasa de crecimiento promedio del 6,3 por ciento de 2018 a 2020, alcanzando los USD 226 millones a finales de 2022, de acuerdo con varias investigaciones de mercado. “Esto va a ser el futuro. En pocos años vamos a tener hoteles cápsula en aviones, en trenes y en el transporte público, porque optimizar espacios es una tendencia mundial. En Nueva York están surgiendo los microapartamentos; nosotros ofrecemos un microhotel", asegura Álvaro. El primer hotel cápsula de Bogotá Este nuevo estilo de alojamiento se creó con la idea de hacer que el espacio para dormir sea extremadamente compacto y brindar a los clientes la comodidad y los servicios de los hoteles de lujo. Esta última palabra es la clave: "La diferencia con un hostal es enorme. En un hostal de mochileros pagas por un camarote, duermes y te vas. Un hotel cápsula ofrece el servicio de un hotel cuatro estrellas, pero al mismo valor de un hostal y las instalaciones son mejores", señala Álvaro.

Caps Future Rooms está dentro de un hotel convencional. Al llegar, te ofrecen escoger una cápsula que puedes también reservar de antemano. Hay 22 cápsulas, unas tipo VIP (más amplias y con tablet, repisa y más enchufes) y otras estándar; cada una es de uso individual. También hay servicio de parqueadero y casilleros para guardar las maletas. Al igual que en un hotel, te entregan una toalla, jabones y un reglamento a seguir; por ejemplo, no comer dentro de las cápsulas ni entrar con zapatos. Hay un café bar, donde ofrecen entre otras cosas servicio de desayuno, almuerzo y cena, y unas salas comunes para el esparcimiento. Los baños son comunales, divididos entre hombres y mujeres, con duchas y vestidores. Entre las cápsulas hay un espacio de 15 a 20 cm que permite, con materiales que aíslan el sonido, no escuchar a los vecinos. El costo por dormir en una cápsula se encuentra entre los 25 mil y 35 mil pesos (entre 6 y diez dólares) la noche.

Su servicio inició en enero de este año y alcanzaron a tener una ocupación del 70 por ciento antes de la pandemia del coronavirus, lo que equivale a hospedar a entre 18 y 16 personas diarias. "Les fascina a los turistas. Tuvimos una pareja argentina que se quedó cuatro días y les encantó. Dijeron que les pareció mucho mejor que un hostal de mochileros. Pero esto es para todo tipo de clientes: estudiantes, empleados, etc.", señala Álvaro.