El coronavirus continúa dejando millones de fallecidos en el mundo y la cifra se ubica en estos momentos en 3.138.247, con 148.799.298 contagiados. En medio de ese panorama, Brasil es uno de los países más afectados por la pandemia, pues tiene el tercer mayor número de casos confirmados de la covid-19 (más de 14 millones) y el segundo mayor número de muertes (391.000).

Por lo tanto, el virólogo estadounidense Charles Rice premio Nobel de Medicina en 2020, se sumó recientemente a una carta firmada por otros 200 investigadores y científicos en la que responsabilizan al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, de la “desastrosa” gestión de la pandemia.

De acuerdo con Rice, “como sucedió en Estados Unidos, el Gobierno brasileño no se tomó en serio la pandemia y, como consecuencia, muchos murieron innecesariamente”.

De tal modo, el virólogo criticó el liderazgo de Bolsonaro, un escéptico de la pandemia que llegó incluso a llamar a la covid-19 como “gripecita”, para hacerle frente al coronavirus.

“Aunque Bolsonaro y su Administración son los responsables, creo que la prioridad ahora debe ser avanzar, actuar y luchar contra la pandemia. Será un desafío, sobre todo con los líderes actuales, pero quizás la voluntad del pueblo y la prensa ayude”, dijo a BBC News Brasil a través de un correo electrónico.

La carta a la que se hizo mención anteriormente, fue publicada el pasado 7 de abril y sus firmantes aseguran que la ciencia está siendo atacada por la Administración de Jair Bolsonaro.

Además de Charles Rice, otros dos premios Nobel, Michel Mayor (premio Nobel de Física en 2019) y Peter Ratcliffe (premio Nobel de Medicina en 2019), también se encuentran entre los firmantes.

El regulador sanitario de Brasil negó un pedido de varios estados del país para importar la vacuna rusa Sputnik V contra el coronavirus, por considerar que le faltan datos técnicos para verificar su seguridad y eficacia.

“Jamás permitiremos que millones de brasileños sean expuestos a productos sin la debida comprobación de calidad, seguridad y eficacia o, mínimamente, frente a la grave situación que atravesamos, que haya una relación favorable entre riesgo y beneficio”, afirmó Antonio Barra Torres, presidente de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).

Los cinco directores de la Anvisa siguieron la recomendación del área técnica del organismo, que identificó diversas “incertidumbres” en relación a la seguridad y eficacia del inmunizante, que todavía no fue aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ni la FDA (Administración Federal de Alimentos y Medicamentos) de Estados Unidos.

La negativa a la importación de la Sputnik V no implica un análisis definitivo de la vacuna, y la Anvisa, que recibió un pedido a fines de marzo para el uso de emergencia del inmunizante ruso, no ha publicado sus conclusiones alegando la falta de información.

La vacuna, de vector viral, está siendo utilizada en numerosos países además de Rusia, entre ellos México, Argentina y Venezuela.

En febrero, la revista Lancet informó que la Sputnik V tenía una eficacia del 91,6%, lo que despejó las dudas sobre su fiabilidad.

Pero los técnicos de la Anvisa afirmaron que la publicación en la prestigiosa revista científica no tiene las mismas exigencias que la aprobación en organismos regulatorios.

“Una evaluación sanitaria es diferente a la evaluación que hace una revista científica. Una revista no tiene como objetivo recomendar o no el uso de una vacuna, ni el compromiso de verificar buenas prácticas clínicas, tampoco presupone el acceso a todos los datos brutos y laudos” del estudio, afirmó Gustavo Mendes, uno de los gerentes técnicos de la Anvisa.