La salud del papa Francisco ha sido motivo de preocupación en los últimos días. Sin embargo, el sumo pontífice aseguró este lunes a la agencia estadounidense Catholic News Service, que está “muy decidido” a viajar a principios de marzo a Irak como “pastor de las personas que sufren.”

En el caso de que las autoridades impongan a los iraquíes seguir su visita por televisión debido a la pandemia, el papa considera que de todo modos podrán “ver que el pontífice está en sus tierras”.

El 25 de enero de 2020, el papa recibió en audiencia privada en el Vaticano al presidente de Irak, Barham Salih, durante la cual cursó oficialmente la invitación y subrayó el papel de los cristianos para la reconstrucción de su país. | Foto: Vaticam News

Francisco, de 84 años, reconoció, sin embargo, que el viaje se pondría en duda en caso de un brote severo de covid-19 en ese país. Según los últimos reportes, Irak tiene actualmente menos de 10 muertes y unos cientos de contagiados por día, frente a los miles de hace unos meses.

“Soy el pastor de las personas que sufren”, insistió Francisco durante sus declaraciones.

El papa argentino, que suele viajar en un avión privado, aseguró que está dispuesto a viajar inclusive en una línea comercial.

Francisco anunció a principios de diciembre que viajaba a Irak del 5 al 8 de marzo, su primera gira internacional desde el inicio de la pandemia de coronavirus, para una visita histórica a uno de los países que más han sufrido por las guerras y la covid-19.

A través de un comunicado, la Oficina de Prensa de la Santa Sede informó que el papa Francisco se reunió la mañana del 25 de enero de 2020 en el Vaticano con el presidente de Iraq, Barham Salih. Entre los temas tratados en la reunión destacaron los "desafíos actuales del país" y la importancia de tomar "el camino del diálogo", así como la necesidad de preservar la presencia de los cristianos en esta nación. | Foto: Vaticam News

El portal del Vaticano recordó recientemente que Juan Pablo II tenía programada una visita a Irak, a la llanura de Ur de los Caldeos, a finales del 1999, pero que fue suspendida tras meses de negociaciones a pedido de Sadam Husein.

El pontífice condenó recientemente el doble atentado suicida del 21 enero en un mercado del centro de Bagdad, el ataque más mortífero en más de tres años en la capital iraquí.

Según un programa no oficial divulgado por la Iglesia iraquí, Francisco celebrará varias misas, entre ellas una en la catedral de Bagdad, blanco de un sangriento ataque en 2010, y otra en el estadio de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí (norte).

Durante su visita, Francisco deberá participar en una oración interreligiosa en Ur (sur), lugar de nacimiento de Abraham, en compañía de dignatarios chiitas, sunitas, yazidíes y sabaeanos.

Según el programa no oficial, se reunirá con el gran ayatolá Ali Sistani, la máxima autoridad musulmana chiíta de Irak, en Nayaf, al sur de Bagdad, anunció la semana pasada el cardenal Louis Raphaël Sako, patriarca de la Iglesia Católica Caldea de ese país.

En este “encuentro privado” en Nayaf, ciudad santa para los chiitas, ambos podrán conversar sobre “una especie de marco para condenar a todos aquellos que atentan contra la vida”, dijo Louis Raphaël Sako, patriarca de la Iglesia católica caldea de Irak.

Residente en Nayaf, al sur de Bagdad, el nonagenario Sistani, una figura clave de la política iraquí, no aparece en público, recibe pocos visitantes y realiza sermones durante las oraciones del viernes mediante un representante.

En febrero de 2019, el papa argentino firmó con el jeque Ahmed al-Tayeb, gran imán de la institución islámica sunita Al-Azhar, con sede en El Cairo, un “documento sobre la fraternidad humana” en Abu Dabi.

Francisco fue entonces el primer jefe de la Iglesia católica que pisó el suelo de la península arábiga, cuna del Islam.

Los responsables cristianos y chiitas dicen que están discutiendo la cuestión interreligiosa y algunos advierten que un acuerdo puede requerir varias reuniones, pero el cardenal Sako dijo que “espera que haya una firma durante esta visita”.

Desde la invasión estadounidense que derrocó al presidente Sadam Husein en 2003, los cristianos dicen estar discriminados. El nuevo poder se reparte entre chiitas -mayoritarios en Irak-, sunitas y kurdos.

Con información de AFP