Un acontecimiento insólito se presentó este miércoles en medio de la acostumbrada audiencia pública que realiza el papa Francisco en el Vaticano, lugar a donde asisten miembros de la Iglesia católica y también creyentes.

Cuando el acto había finalizado y Francisco se encontraba concluyéndolo, uno de sus asistentes, Piergiorgio Zanetti, irrumpió en la sala, se acercó al pontífice, le comentó algo en voz baja y le alcanzó un teléfono celular a través del cual atendió una llamada de manera inmediata, sin retirarse de la sala.

El hecho dejó a muchos perplejo, pues Francisco, a su mejor estilo, conversó con su interlocutor frente a todos y luego se fue desplazando a las afueras del aula Pablo VI. Los medios locales registraron cada detalle de la conversación, a través de la cual el pontífice hizo algunos gestos con las manos a modo de afirmación, mientras Zanetti intentaba cubrirlo del público, dándoles la espalda a los asistentes.

Pese a esto, ni el Vaticano ni el mismo Francisco se refirieron a lo ocurrido, pues se trató de una llamada que no podía posponerse y que fue atendida sin ningún protocolo.

A su regreso a la platea del aula Pablo VI, el pontífice impartió la bendición y luego se saludó con algunos de los asistentes, como lo hace cada vez que esta reunión ocurre en el Vaticano.

El Papa Francisco habla por teléfono, que le entregó su asistente Piergiorgio Zanetti, de pie a la izquierda, al final de su audiencia general semanal en el salón Pablo VI del Vaticano, el miércoles 11 de agosto de 2021 (AP Photo / Riccardo De Luca) | Foto: Copyright 2021 The Associated Press. All rights reserved

De acuerdo con los medios internacionales que registraron imágenes a detalle del teléfono que recibió Francisco con su mano izquierda, la llamada habría sido de monseñor Édgar Peña Parra, quien actúa como el sustituto a la Secretaría de Estado vaticana.

Parra, quien habría conversado por algunos minutos con Francisco y quien tiene una alta cercanía con el pontífice, es un arzobispo venezolano que llegó como diplomático de la Santa Sede en 1993, y ha sido nuncio en Pakistán y Mozambique. También se formó en la Pontificia Academia Eclesiástica y se graduó de derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana.

Un nuevo nombramiento en el Vaticano

Este mismo miércoles se conoció que el papa nombró a la científica Jennifer Anne Doudna, profesora de química en la Universidad de California en Berkeley en los Estados Unidos, galardonada con el Nobel de Química en 2020, por el desarrollo del método de edición del genoma CRISPR-Cas9, como miembro ordinario de la Pontificia Academia de Ciencias.

Según informó el Vaticano en un comunicado, la profesora Doudna, nacida el 19 de febrero de 1964 en Washington, completó sus estudios de química en Pomona College, en Claremont, especializándose en bioquímica en la Escuela de Medicina de Harvard en Cambridge. Continuó sus estudios en la Universidad de Colorado en Boulder. Actualmente es profesora de química molecular en la Universidad de California en Berkeley.

Se trata de la tercera mujer, científica y profesora de química, galardonada con el prestigioso reconocimiento, que por decisión del pontífice se une a la institución vaticana fundada en 1603 este año.

Doudna recibió el reconocimiento del Premio Nobel de Química por su descubrimiento en el campo de la ingeniería genética capaz de cortar con extrema precisión secuencias de ADN de animales, plantas y microorganismos, y para ayudar a abrir nuevas vías para el tratamiento de muchas enfermedades.

La profesora Doudna compartió el Premio Nobel con su colega y científica francesa especializada en biología, microbiología, bioquímica y genética, la profesora Emmanuelle M. Charpentier, también nominada miembro de la Academia por Francisco precisamente este martes.

Hace pocos días el papa también incorporó a la científica canadiense Donna Theo Strickland, de 62 años, profesora de física óptica en el Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Waterloo. En 1985 recibió el prestigioso honor por haber inventado, con el profesor Mourou, la amplificación de pulso ‘chirp’ para láseres.

Actualmente, la pontificia Academia de las Ciencias acoge a algunos de los científicos y académicos más eminentes de 36 países del mundo.

*Con información de Europa Press.