Este 13 de marzo Rusia bombardeó una base militar del oeste de Ucrania, cercana a la frontera con Polonia, causando la muerte de 35 personas, mientras sigue estrechándose el cerco de las fuerzas rusas en torno a Kiev.

La base militar atacada está situada en Yavoriv, a unos 40 kilómetros al noroeste de Leópolis, destino de miles desplazados internos, y a unos 20 kilómetros de la frontera con Polonia, país miembro de la Otan.

En los últimos años esas instalaciones acogieron ejercicios de entrenamiento del ejército ucraniano con instructores extranjeros, sobre todo de Canadá y de Estados Unidos.

“Rusia atacó el Centro internacional para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad. Instructores extranjeros trabajan allí”, indicó el ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov.

“Se trata de un nuevo ataque terrorista contra la paz y la seguridad cerca de la frontera UE-Otan. Hay que actuar para detener esto. ¡Cierren el cielo!”, añadió, reiterando los llamados del Gobierno ucraniano para que se cree una zona de exclusión sobre Ucrania, algo que la Otan se niega a hacer por temor a que el conflicto se extienda.

“Los bombardeos aéreos fueron llevados a cabo desde los mares Negro y de Azov. En total, los invasores tiraron más de 30 misiles. El sistema de defensa aérea ucraniana funcionó. Hemos derribado algunos misiles en el aire”, afirmó.

Por su parte, el ejército ruso aseguró haber matado a “mercenarios extranjeros” en estos ataques. “Como resultado del ataque, hasta 180 mercenarios extranjeros y una gran cantidad de armas extranjeras fueron eliminadas”, dijo el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, aunque la cifra no pudo ser confirmada de forma independiente por la AFP.

En esa región, el sábado se registraron bombardeos contra un aeropuerto militar en Lutsk, donde murieron cuatro soldados ucranianos. El domingo, el alcalde de Ivano-Frankivsk, a unos 100 km al sur de Leópolis, afirmó que el aeropuerto había sido atacado el domingo por la mañana.

Asimismo, el papa Francisco lanzó un sentido llamamiento para que se ponga fin a la “masacre” y al “inaceptable ataque armado” en Ucrania.

“Apuntan contra la población”

El ejército ruso continúa atacando el sur del país, donde la ciudad asediada de Mariúpol espera la llegada de un convoy de ayuda humanitaria. Esa caravana, procedente de Zaporiyia, estuvo más de cinco horas bloqueada en un punto de control ruso el pasado 12 de marzo.

Mariúpol, una ciudad portuaria estratégica, está sumida en una situación “casi desesperada”, según Médicos Sin Fronteras (MSF), por la falta de víveres y de agua, gas, electricidad y comunicaciones.

Turquía, por su parte, pidió ayuda a Rusia para evacuar a sus ciudadanos atrapados en la ciudad, según indicó el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu.

Cabe recordar que se ha intentado en vano evacuar a miles de civiles en varias ocasiones. “Mariúpol sigue rodeada, lo que (los rusos) no pueden tener por la guerra lo quieren tener por el hambre y la desesperación. Como no pueden derrotar al ejército ucraniano, apuntan contra la población”, analizó una fuente militar francesa.

El gobierno ruso reconoce que “en algunas ciudades” la situación “ha alcanzado proporciones catastróficas”, según el general Mijail Mizintsev, citado por las agencias de prensa rusa. Pero el oficial atribuyó la tragedia a los “nacionalistas” ucranianos, acusándolos de sembrar minas en zonas residenciales, de destruir infraestructuras y de retener a la población civil.

*Con información de AFP.

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