El nuevo balance basado en datos oficiales y médicos supera los 18.000 muertos en Turquía y sobrepasa los 3.300 en Siria, situando la cifra general por encima de las 22.300 víctimas fatales. Los expertos consideran que estos números, como consecuencia del potente terremoto y su réplica, continuarán en aumento.

Con un rayo de confianza, la esperanza de encontrar más supervivientes se empezó a desvanecer este jueves en las zonas afectadas tras el movimiento telúrico, uno de los más mortíferos en décadas en la región.

Los equipos de rescate continúan la búsqueda de miles de personas que se sospechan están atrapadas entre los escombros, pero el optimismo baja ante las gélidas temperaturas y la superación del plazo de 72 horas que se considera crucial para salvar vidas. A ello se suman las pérdidas económicas, que ―según la agencia de calificación Fitch― probablemente pueden “superar los 2.000 millones de dólares” y “podrían alcanzar los 4.000 millones de dólares o más”.

La gente observa cómo los rescatistas y los civiles buscan sobrevivientes bajo los escombros de los edificios derrumbados en Nurdagi, en el campo de Gaziantep, el 9 de febrero de 2023, tres días después de un terremoto mortal que azotó Turquía y Siria.(Photo by Zein Al RIFAI / AFP) | Foto: AFP or licensors

El Banco Mundial anunció el jueves 9 de febrero que aportará 1.780 millones de dólares a Turquía para ayudar en los esfuerzos de asistencia y recuperación. Por su parte, Estados Unidos se refirió la jornada anterior a un paquete inicial de 85 millones de dólares para ayuda de emergencia.

Continúa la búsqueda de supervivientes

Una misión de 32 rescatistas, médicos y técnicos de Argentina viajó la noche del jueves para colaborar con los equipos de rescate. Unos 23 millones de personas están “potencialmente en riesgo, incluidos unos cinco millones de personas vulnerables”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que teme una grave crisis sanitaria, con enfermedades como el cólera, que podría derivar en aún más daños que el terremoto.

El director general de la máxima autoridad sanitaria, Tedros Adhanom Ghebreyesus, confirmó que viaja rumbo a Siria. Casi al mismo momento, Naciones Unidas anunció que el secretario general adjunto de asuntos humanitarios y coordinador de los servicios de urgencia, Martin Griffiths, iría este fin de semana a las zonas afectadas.

Miembros de la comunidad turca en Londres preparan ayuda para enviar a Turquía tras un terremoto mortal. | Foto: Reuters / HENRY NICHOLLS

En la ciudad turca de Antakya, los supervivientes buscaban a sus familiares difuntos entre bolsas mortuorias depositadas en un estacionamiento convertido en una morgue improvisada. El terremoto de magnitud 7,8 ocurrió en la madrugada del lunes (6 de febrero), mientras mucha gente todavía dormía en esta región donde muchos ya sufrieron la pérdida y el desplazamiento debido a la guerra civil de Siria.

El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió al Consejo de Seguridad autorizar la apertura de nuevos puntos fronterizos entre Turquía y Siria para entregar ayuda humanitaria de la ONU a las víctimas del terremoto. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó que un primer convoy de ayuda a las zonas rebeldes del noroeste de Siria ingresó el jueves por el puesto fronterizo de Bab al-Hawa.

La entrega incluye mantas, colchones, tiendas de campaña y artículos básicos de socorro para cubrir las necesidades de al menos 5.000 personas.

Malestar en Turquía

Al otro lado de la frontera, el descontento crece ante la reacción de las autoridades al terremoto que, según admitió el miércoles el mismo presidente Recep Tayyip Erdogan, tuvo “deficiencias”. Numerosos supervivientes tuvieron que buscar por sí mismos comida y refugio. Sin equipos de rescate en varias zonas, algunos contemplaron impotentes cómo sus familiares atrapados pedían ayuda hasta que sus voces se apagaban.

Dos mujeres sentadas junto a una tienda de campaña en Nurdagi, en el campo de Gaziantep, el 9 de febrero de 2023, tres días después de un terremoto mortal que azotó Turquía y Siria. (Photo by Zein Al RIFAI / AFP) | Foto: AFP or licensors

El frío agrava la situación. Aunque con temperaturas de -5 ºC, miles de familias en Gaziantep pasaron la noche en coches o tiendas de campaña al no poder volver a sus casas o tener demasiado miedo de hacerlo. Los padres paseaban por las calles de esta ciudad del sureste de Turquía cargando a sus hijos, envueltos en mantas, porque pasaban menos frío que en las tiendas.

“Cuando nos sentamos, duele. Me da miedo por la gente atrapada bajo los escombros”, dijo Melek Halici, con su hija de dos años cubierta por una manta.

“Nadie debe quedarse solo”

En Bruselas, la Unión Europea prepara una conferencia de donantes en marzo para movilizar ayuda internacional para Siria y Turquía. “Nadie debe quedarse solo cuando una tragedia como esta golpea a un pueblo”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

La cuestión de la ayuda es espinosa en Siria, castigada por la guerra civil, con zonas del país bajo control rebelde y un gobierno con vínculos ‘fracturados‘ con Occidente. La Unión Europea envió rápidamente equipos de rescate a Turquía, que también recibió ayuda de Estados Unidos, China o los países del Golfo, pero inicialmente ofreció una asistencia mínima a Siria por las sanciones contra Damasco.

El miércoles, sin embargo, el gobierno de Bashar al Assad solicitó formalmente ayuda a Bruselas y la Comisión Europea instó a los Veintisiete a “responder favorablemente”, aunque vigilando que la ayuda “no sea desviada”.

*Con información de AFP.