Durante casi un año, la figura de Mary Carole McDonnell se movió entre despachos bancarios como si formara parte de la élite aeronáutica estadounidense.

Con una supuesta herencia millonaria y la promesa de un fideicomiso de USD 80 millones, logró obtener cerca de USD 30 millones de bancos que cayeron en su entramado de documentos, nombres corporativos y un linaje inexistente.

El FBI la busca desde 2018, convencido de que podría estar escondida en Dubái.

La fugitiva que engañó a la banca estadounidense con una falsa herencia aeronáutica

El caso de McDonnell es uno de los más desconcertantes de la última década en materia de fraude financiero.

Según documentos judiciales del Distrito Central de California y fichas oficiales del FBI, la mujer construyó su identidad falsa sobre un apellido de peso: aseguró ser heredera de la familia de McDonnell Aircraft, la histórica empresa vinculada a desarrollos de aviación militar.

La narrativa incluía un fideicomiso secreto de 80 millones de dólares y presuntos vínculos legales con esa fortuna.

Con esa historia bien articulada, la fugitiva logró seducir a ejecutivos bancarios que, convencidos por la documentación que presentó, aprobaron préstamos y adelantos millonarios destinados supuestamente a operaciones financieras temporales.

Una de las entidades más afectadas fue el Banc of California, que entregó alrededor de 14,7 millones de dólares, según reportaron ABC7 Los Ángeles y los archivos públicos del caso.

Otras instituciones bancarias también cayeron en la estafa, elevando el monto total a cerca de 30 millones. Ninguna de esas transacciones fue devuelta.

McDonnell había sido CEO de Bellum Entertainment, una productora audiovisual con sede en Burbank, esa trayectoria fue utilizada como otro elemento para legitimar su supuesta vida empresarial y el acceso a grandes flujos de capital, tal como detallan informes recopilados por People y The Economic Times.

Una fugitiva federal por fraude bancario

La historia dio un giro definitivo en diciembre de 2018, cuando un tribunal federal emitió una orden de arresto en su contra por fraude bancario y robo de identidad agravado.

Desde entonces, McDonnell es considerada fugitiva federal. La ficha del FBI revela una descripción física detallada y una advertencia clara: podría estar viviendo fuera de los Estados Unidos, posiblemente en Dubái, un destino recurrente para sospechosos que buscan evadir extradiciones, según fuentes citadas por People.

La magnitud del engaño ha desatado cuestionamientos sobre la falta de controles en los sistemas de verificación bancaria.

El caso expone la fragilidad de los procesos cuando una narrativa de riqueza heredada se impone sobre los mecanismos de vigilancia financiera.

También plantea la incómoda pregunta de cómo una mujer de 73 años, sin una estructura criminal sofisticada conocida, logró burlar a instituciones de alto nivel con métodos aparentemente simples pero presentados con precisión quirúrgica.

A más de un lustro de la orden de captura, el rastro de McDonnell sigue difuso.

Su antigua empresa desapareció entre litigios y denuncias laborales, mientras la acusada continúa en la lista de fugitivos del FBI, que solicita cualquier pista sobre su paradero.

Su historia, una mezcla de audacia, cálculo y silencios, permanece como un recordatorio contundente de que incluso los sistemas financieros más robustos pueden sucumbir ante un engaño bien ejecutado.