El padre Rafael García Herreros, destacado por ser el fundador de la Organización Minuto de Dios, jugó un papel fundamental en los años ochenta y noventa en medio de la guerra del narcotráfico en Colombia y teniendo contacto con grandes capos, como Pablo Escobar.

A este último, lo convenció de entregarse a las autoridades, y a su socio, Carlos Lehder, lo visitó en una prisión de Estados Unidos.

Sobre ese encuentro en la prisión de Marion, Illinois, en los Estados Unidos, donde permanecía recluido, Lehder habla en el libro Vida y muerte del cartel de Medellín, escrito por el propio narcotraficante y que reveló en primicia SEMANA en su última edición, el cual promete una verdadera tormenta política en el país en los próximos días.

Carlos Lehder fumaba marihuana, pero no consumía coca. El exnarcotraficante les tenía miedo a sus efectos porque él los vivió con una de sus novias. | Foto: Patricia Rincon

García Herreros había revelado en alguna oportunidad que la visita que realizó al excapo del cartel de Medellín en esa época tenía carácter espiritual, y se había realizado a través de una reja, donde el padre colombiano habría tomado sus manos y conversado por varios minutos.

Así también lo recuerda Carlos Lehder en su libro. El excapo del cartel empieza explicando que la visita del padre Rafael García Herreros se da en medio de un proceso de colaboración con la justicia norteamericana en un caso con el entonces presidente de Panamá, el general Manuel Antonio Noriega.

“Cooperando con el gobierno en el juicio de Estados Unidos vs. Manuel Antonio Noriega, tomé nota de los principales puntos, mientras el abogado me explicaba los beneficios de una petición bajo esa figura para la reducción de una sentencia federal por cooperación con el gobierno”, señala en su libro.

La decisión no fue fácil y contó con la bendición del sacerdote. Lehder quería que el padre Rafael García Herreros le garantizara que Escobar no iba a tomar represalias en contra de su familia, porque conocía de lo que era capaz.

La respuesta fue clara. “Dígale a Carlos que yo ya arreglé aquí mis problemas con el Gobierno, y que él proceda y haga lo que tenga que hacer para lograr su libertad. Dígale que esté tranquilo, que yo no le molestaré a su familia, y que le deseo suerte”, ese fue el mensaje de tranquilidad.

Sobre el encuentro, así lo narra en su libro: “Me senté y me cogió las manos. Poco hablamos, pero el contacto fue suficiente para sentir paz y renovación espiritual (...). Seguí su guía y confesé mis pecados ante él, alivianando la mente y el corazón al cumplir con este milenario rito católico”.

Carlos Lehder fue el único de los líderes del cartel de Medellín que fue capturado vivo cuando este estaba operando. | Foto: Patricia Rincón- Semana

Con su declaración, Lehder logró que le quitaran las dos cadenas perpetuas y que la sentencia se condensara en 55 años de prisión, de los cuales cumplió 33 con mejores condiciones, que no se asimilaban al infierno de sus primeros días.

Hoy, al dar una mirada al pasado, recuerda la frase que llegó de la nada en su celda, la que le permitió sobrevivir “a suplicio sin angustias emocionales” y con la que cierra su libro: “Persevera, supera tu cautiverio; persevera, humilde”.

Esta es la primera vez en la que Carlos Lehder habló, por primera vez, de la traición de Pablo Escobar que lo llevó a estar en esa cárcel de Estados Unidos. El exnarcotraficante se percató del tema analizando las pruebas con su abogado que tenía la Fiscalía.

“Entre los cientos de papeles que la Fiscalía les iba entregando a mis abogados antes del inicio de mi juicio, se traspapeló un documento por equivocación; de esa manera, mi abogado se enteró de una información oficial secreta. Aunque en el documento sí se veían varias líneas del texto tachadas con tinta de marcador negro, se alcanzaba a revelar que Pablo Escobar era la persona que había entregado a Carlos Lehder a la Policía de Medellín”.