La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia fue contundente: Jaider Hernán Acuña Barrios fue la persona que en la mañana del agosto de 2019 le disparó en repetidas oportunidades al reconocido médico pediatra Alberto ‘Tico’ Aroca, en agosto de 2019, en la ciudad de Valledupar.

Pese a que la defensa del procesado había advertido que los testigos principales habían cambiado su versión de los hechos, para el alto tribunal es claro que él fue el determinador del homicidio que enlutó a la capital del Cesar.

Tras resolver el recurso extraordinario que buscaba tumbar la condena de 50 años de prisión, el alto tribunal citó varios testigos que vincularon a Acuña Barrios con la planeación y ejecución del atentado, por el cual recibió una alta suma de dinero por parte de un exparamilitar.

“Es claro que dentro del plan para quitar la vida a Alberto Aroca Saad se ofreció una remuneración en dinero, la cual tuvo que ser realizada por un autor intelectual interesado en su muerte a unos autores materiales, los sicarios que ejecutaron el macabro acto”, señaló la Corte Suprema en la lectura del fallo.

Con su actuar, indica la Sala Penal, el procesado sabía que iba a atentar y acabar con la vida de otra persona, puesto que para eso había sido contactado y contratado.

“Cuando el médico, Alberto Aroca Saad, recibió los disparos, se creó una situación de desventaja que el agresor aprovechó, toda vez que cuando fue inicialmente atacado, lo fue de forma sorpresiva y por la espalda”, añade la decisión.

Debido a esto, la Corte ratificó la condena por su responsabilidad en los delitos de homicidio agravado y de fabricación, tráfico y porte de armas de fuego.

Frente a los cuestionamientos de la defensa del condenado, la Corte le dio validez a los testigos que vieron cómo Acuña Barrios le disparó al médico mientras trotaba en plena vía pública.

De este hecho cierto se infiere que el acusado intentó conseguir un segundo partícipe en el crimen y, como lo sostuvo Andrade Sánchez, uno de ellos conduciría la moto y el otro efectuaría los disparos con la pistola 9 mm, pues esa es la manera en que opera el sicariato. Estas circunstancias modales coinciden con las que rodearon la muerte del médico Aroca Saad".