El pasado 23 de agosto el analista e investigador colombiano en temas de defensa, seguridad, convivencia y orden, Erich Saumeth Cadavid, publicó en la red social X un trino que hasta hace pocas horas registraba más de 3.000 interacciones.
La publicación deja ver a un miembro de las disidencias de las FARC con un fusil al hombro.
“Fusil chino ¿Norinco Tipo CQ de 5.56x45mm?, empleado por las FARC-EP”, se preguntó.
La información fue corroborada por Andrei Serbin Pont, otro analista que hace de columnista en medios internacionales y forma parte de una plataforma dedicada a comprobar el origen de las armas y el resultado de su uso en diferentes conflictos, como en Crimea, el Osint o inteligencia de fuentes abiertas.
“Por ejemplo, ese centro de estudios lleva exactamente la cuenta de cuántos vehículos, artillería, sistemas de defensa antiaérea ha perdido Rusia en su guerra contra Ucrania, lo hace a través de su comprobación visual, fotos y videos”, le dijo Saumeth a SEMANA.
Este mismo experto ha logrado determinar, a través de diferentes fuentes visuales y corroboración con otros expertos, el origen de las armas incautadas a las organizaciones delincuenciales en Colombia, como el ELN, las disidencias o el Clan del Golfo.
De este fusil chino exhibido por el integrante de las disidencias, Saumeth afirmó: “Por lo general, entran por puertos del Pacífico. O es ahí en donde los decomisan”.
Y es que, según él, el tráfico de armas ha cambiado: ahora ingresan al país a través de envíos certificados o cargamentos ocultos en semisumergibles que viajan cargados de cocaína a México y regresan con arsenales que nutren la guerra en Colombia.
“Pero esas armas provienen en un 70 % del mercado civil estadounidense”, afirmó.
Su argumento es que “cada vez es más raro o menos frecuente encontrar armas sustraídas a las fuerzas armadas colombianas, es decir, fusilería de la policía, ejército o infantería de marina que en algún momento fue robado por estas organizaciones en combate”, como ocurrió a finales de los 90 en las tomas de Patascoy o Miraflores por parte de las extintas FARC.
SEMANA consultó con el Ejército para conocer de dónde provienen las armas incautadas a las organizaciones delincuenciales en Colombia.
Desde esa fuerza aseguraron que, desde 2023, fueron decomisadas 9.070 armas: 7.196 de ellas cortas y 1.874 largas.
“El origen de las armas se ha establecido a través de diversas fuentes: la procedencia del armamento ilegal es variada y comprende varios países a través de redes y mercados de contrabando provenientes de países como Estados Unidos y Centroamérica”, contestaron.
La respuesta coincide con otro argumento de Saumeth: cada vez es menos probable encontrar en Colombia armas procedentes de países firmantes del Pacto de Varsovia, como la antigua Alemania Oriental o Bulgaria.
“Los controles en esos países, hoy miembros de la OTAN, son muy rigurosos”, aseguró el experto.
Además, señaló que predominan las incautaciones observadas de fusil M4 o AR 15, de origen estadounidense, “una carabina, que se caracteriza por su compatibilidad, es más pequeño y menos pesado”, explicó.
Sin embargo, admitió que entre las incautaciones se han observado en el último año fusiles como los FAL 7.62x51 mm, y los Izhmash AK-103 de las Fuerzas Armadas Venezolanas, cuya procedencia podría estar ligada al armamento robado por las disidencias en algunos combates pasados con el Ejército venezolano.
En menor cantidad, sucede con armas como un fusil HK33, incautado recientemente a las disidencias en Nariño y que posiblemente haya pertenecido al Ejército vecino.
Ahora bien, el Ejército “también ha identificado la venta de armamento procedente de la institución, en menor medida”.