La novela con los traslados de cárcel del exalcalde de Cúcuta, Ramiro Suárez Corzo, sumó un nuevo capítulo. Tras su regreso a La Picota, en el sur de Bogotá, la defensa del exmandatario, interpuso una acción de tutela para recordarle al Inpec la situación médica en la que se encuentra su cliente y por lo menos en Cúcuta lo tenía en una clínica.

La tutela fue admitida por el Tribunal Superior de Bogotá y en un documento adjunto, la defensa advierte detalles con la rutina del exalcalde en la cárcel, que incluye una precaria condición que requiere de la asistencia de otros internos para actividades tan básicas como ir al baño.

“Inicialmente, mi prohijado fue observado por sanidad de dicho Establecimiento, quienes, en un análisis médico preliminar, no solo corroboraron su cuadro clínico y estado de salud, sino que también indicaron la imposibilidad física y profesional en que se encuentran para garantizar sus derechos a la vida y salud en reclusión”, señala el documento que fue adjuntado a la acción de tutela.

En cuatro puntos, la defensa del exalcalde, insiste que su cliente no recibe los tratamientos o medicamentos previamente recomendados por el personal médico, incluso corroborado por el personal de sanidad de la misma cárcel. Advierten en el documento que está en poder de los magistrados del Tribunal, que Suárez Corzo requiere de asistencia de los otros internos, incluso para acceder a la comida.

La Opinión ha hecho seguimiento a las denuncias que se han conocido sobre las irregularidades que rodean la hospitalización del condenado exalcalde Ramiro Suárez Corzo. | Foto: La Opinión Cúcuta

“El señor Suárez Corzo, en clara transgresión de sus derechos a la dignidad humana, vida y cualquier otra garantía mínima fundamental, fue dejado en una cama, sin que tenga siquiera la posibilidad de pararse por sus propios medios o contar con la ayuda necesaria de alguna enfermera o profesional de la salud, que le colabore para realizar sus labores más básicas”, advierte el documento.

Así fue el traslado del exalcalde de Cúcuta Ramiro Suárez Corzo, condenado por homicidio. | Foto: Inpec

Asegura la defensa que el exalcalde ni siquiera puede levantarse de la cama sin la colaboración de los otros privados de la libertad, en tiempos y espacios que, por obvias razones no puede ser atendido por el personal de guardia del Inpec en La Picota.

“Es evidente que la situación clínica del señor Suárez Corzo va a seguir empeorando si no se le otorgan los tratamientos médicos necesarios, recetados por todos los especialistas que lo han visto. Como se detalla a lo largo de su historia clínica, por diferentes IPS y centros médicos, incluso reconocido expresamente por el área de sanidad de La Picota”, señala el memorial presentado por la defensa y en apoyo a la tutela.

Como hecho particular, sumado a todos los contratiempos de salud, se conoció que el exalcalde de Cúcuta se convirtió en testigo de la Fiscalía en un escándalo de corrupción en la misma cárcel La Picota, donde justamente, se encuentra recluido. La próxima semana el exmandatario tendrá que asistir a una diligencia de interrogatorio.

“Pareciera, en últimas, que la mejor forma de silenciar y atentar contra la vida de mi representado, quien funge como testigo de la Fiscalía General de la Nación en contra de funcionarios activos del INPEC y de La Picota, es dejándolo morir en dichas condiciones. Paradójicamente, en el mismo centro de reclusión”, explica el documento que conoció SEMANA.

Así fue el traslado del exalcalde de Cúcuta Ramiro Suárez Corzo, condenado por homicidio. | Foto: Inpec

La tutela que está en estudio en el Tribunal de Bogotá podría ordenar al Inpec que traslade a Ramiro Suárez Corzo a un espacio de reclusión especial, no sólo por su condición médica, sino por el rol que decisión asumir como testigo del ente acusador.