Colombia tiene este miércoles un día definitivo en el pleito con Nicaragua por su territorio marítimo. El gobierno presenta su defensa ante la demanda del país centroamericano en la Corte Internacional de La Haya. La audiencia comenzó a eso de las 4:00 de la mañana, hora de Colombia, y el primer agente en hablar fue el exmagistrado Manuel José Cepeda, quien hace parte del equipo de defensa del país.

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Cepeda hizo una extensa explicación histórica sobre el pleito entre ambos países y enfatizó en un punto: la no existencia de tratado de fronteras entre ambos. Recordó que desde la Constitución de 1991 se estableció que solo un acuerdo entre ambos países puede determinar la línea divisoria.

También aseguró que los diálogos entre ambos países se deterioraron una vez el país comenzó a tener las complejidades internas que hoy el mundo conoce y que han denunciado decenas de organizaciones internacionales. Como se sabe, el gobierno de Daniel Ortega ve en esta pelea no solo una oportunidad para expandir sus fronteras, sino también para presentar a su pueblo, en medio de un complejo panorama político y en la búsqueda de su reelección, un enemigo externo ante el cual hay que unir fuerzas. Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos lo acusan de tener rasgos de una dictadura.

Manuel José Cepeda, abogado de Colombia ante la Corte de La Haya | Foto: Carlos Julio Martinez Tamara

“Nicaragua dijo que Colombia era una oportunista y esto no es verdad”, enfatizó Cepeda ante la Haya. “¿Colombia vulneró los derechos de Nicaragua? ¿Nicaragua violó los derechos de los pescadores colombianos? ¿Puede Nicaragua por decreto adjudicarse los derechos territoriales como lo ha hecho? Si Nicaragua hubiera continuado las conversaciones con Colombia no estaríamos en este escenario”, dijo el exmagistrado. Agregó que el país centroamericano ha querido desprestigiar sin sustento a Colombia.

Para entender lo que está pasando esta semana en ese máximo tribunal internacional hay que tener en cuenta algunos aspectos. Lo primero que hay que aclarar es que Colombia debe responder a dos demandas ante esa Corte, pero en esta oportunidad el país solo está citado para una de ellas. Nicaragua argumenta la violación de derechos soberanos y espacios marítimos. En un comienzo, el país pretendió que la demanda se centrara en el incumplimiento del fallo, pero la Corte finalmente desestimó que este fuera el eje de la controversia.

El Gobierno de Daniel Ortega asegura que Colombia irrespetó sus derechos cuando se creó la llamada zona contigua integral, que se superpone a un territorio que les fue reconocido en el fallo de 2012. En segundo lugar, argumenta que la Armada colombiana no les ha permitido a sus pescadores navegar libremente, ha hecho sobrevuelos y ha monitoreado el mar en disputa. Nicaragua ha presentado más de 40 incidentes diplomáticos en los que argumenta que se ha violado la soberanía.

El eje central de la defensa de Colombia es que el fallo de 2012 es inaplicable. Hay razones jurídicas de peso para sostener esa tesis. La Constitución establece que los límites territoriales solo pueden darse mediante tratados y, por lo tanto, el país argumenta que para poder aplicar el fallo debería darse un tratado bilateral entre Colombia y Nicaragua, cosa que no ha pasado. Este fue el punto esencial de la defensa de Cepeda ante los jueces de La Haya este miércoles.

Como explica el excanciller Julio Londoño Paredes, “el Gobierno colombiano expresó en 2012 que aunque no desconocía el fallo, no podría ser aplicado hasta tanto se concertara un tratado con Nicaragua. Igualmente, estableció lo que denominó una “zona contigua integral” con un procedimiento sin precedentes en el derecho internacional”. A Nicaragua esa fórmula no lo satisfizo y por eso volvió a acudir a la Corte de La Haya.

La historia de este fallo de 2012 es la siguiente: Nicaragua demandó a Colombia en 2001. Lo que pretendía era que la Corte declarara que la totalidad del archipiélago de San Andrés y todos los cayos le pertenecían. Colombia entendía hasta esa fecha que el tratado de delimitación que regía era Esguerra-Bárcenas, de 1928. De ese tratado, el Gobierno de Carlos Lleras interpretó que la frontera era el famoso meridiano 82. En 2007, la Corte Internacional de La Haya le dio a Colombia una primera victoria y afirmó que el archipiélago de San Andrés y los siete cayos le pertenecían.

Carlos Gustavo Arrieta, Abogado de Colombia ante la Corte de La Haya

Pero en esa misma decisión, la Corte advirtió que se pronunciaría más adelante sobre la frontera marítima y que el tratado Esguerra-Bárcenas no era aplicable para esa delimitación y, por lo tanto, no podía darse por el meridiano 82. Su respuesta vino en 2012.

“Aunque la Corte asignó importantes espacios marítimos al archipiélago, quedó la sensación de que se lo había privado de espacios marítimos que había venido considerando como propios… Se extendió la jurisdicción de Managua hasta unas 200 millas náuticas, otorgándole casi 100.000 kilómetros cuadrados de plataforma marítima y zona económica exclusiva”, agrega Londoño. Sobre el supuesto incumplimiento a este fallo es que versan los debates de las semanas siguientes.

En la segunda demanda, Nicaragua quiere ir más allá del fallo de 2012 y pretende extender la plataforma continental por encima de las 200 millas, con lo cual, prácticamente, quedaría muy cerca de la costa colombiana. Los alegatos de esta nueva pretensión están previstos para el año entrante y no entran en esta ronda de septiembre.

Los abogados de Colombia han expresado tanto en público como en privado que el país tiene buenos argumentos para defenderse. Frente a lo que viene, lo primero que hay que explicar es que el proceso no está comenzando. Las primeras etapas ya se surtieron. Colombia asistió a dos rondas de alegatos escritos con algunos incidentes procesales. Ahora, lo que comienza es la fase de las audiencias públicas, en las que los abogados tendrán sus audiencias orales. Allí, las partes inicialmente resumen sus argumentos y contestan las aseveraciones de la contraparte.

El Gobierno de Daniel Ortega demandó a Colombia por un supuesto incumplimiento de la sentencia. Este semestre él se juega su reelección. | Foto: AFP or licensors

Además de eso, hay un tema fundamental que está en la discusión: la reserva de Seaflower. Se trata de un refugio sagrado para la vida marina. Fue declarada Reserva de la Biosfera en el año 2000 por el programa Man and Biosphere, de la Unesco.

“Tiene un área total de 180.000 kilómetros cuadrados, de los cuales solo 57 kilómetros cuadrados son terrestres, e incluye tres islas mayores (San Andrés, Providencia y Santa Catalina), siete islas cayo (Serrana, Serranilla, Alburquerque, Roncador, Quitasueño, Bajo Nuevo y Cayo del Este y Sudeste) y varios bajos y bancos”, explica la fundación que lleva su nombre y que agrega que “sus arrecifes coralinos ocupan aproximadamente 5 por ciento del mar Caribe y 76 por ciento de los arrecifes de Colombia. Su alta biodiversidad puede evidenciarse en las más de 2.300 especies marinas que alberga”.

Colombia es el país que mejor puede resguardar este tesoro, pues sus leyes ambientales son muy fuertes y fue el que hizo la solicitud ante la Unesco, mientras que por el lado de Nicaragua hay el temor de que este territorio se abra a la exploración petrolera y de gas. El país centroamericano ha querido disuadir esa percepción y declaró una reserva ambiental.

La Corte estudia esos alegatos y se calcula que la decisión puede tomar un año en promedio. Esto es una ruleta, porque teniendo en cuenta que el presidente Duque termina su mandato el próximo 7 de agosto, un eventual fallo adverso podría eclipsar o el final de su gobierno o el principio del mandato de quien gane las elecciones en 2022. Y, ahí, aún faltaría la decisión sobre la segunda demanda. Así, la suerte sobre este pleito de marras está aún lejos de definirse.