Otro de los efectos colaterales del encierro provocado por la pandemia ha sido el incremento del ataque a menores por parte de depredadores sexuales. Y el camino para contactarlos, en muchos casos, son los juegos en línea y las redes sociales, muy populares entre los pequeños en estos momentos. Prueba de ello es que desde marzo las autoridades comenzaron un operativo para conocer las identidades de algunos usuarios de sitios y plataformas web, reportados por manipular archivos con contenido explícito que transgredía los derechos de los menores de edad.

Como resultado de esta investigación, en días pasados las autoridades capturaron a cuatro hombres por consumo y almacenamiento de pornografía infantil, en un operativo contra los crímenes que atentan contra la libertad, igualdad y formación sexual de niños y adolescentes. La acción fue realizada en conjunto por la Policía, la Fiscalía y la oficina en Colombia de la Agencia ICE/HSI de Estados Unidos.

Las detenciones se llevaron a cabo en Bogotá, Villavicencio, Yopal y Soledad (Atlántico).La investigación, además, estableció que estos sujetos, al parecer, almacenaron más de 1.500 archivos digitales con contenido de abuso sexual con persona menor de 18 años. Por día, alcanzaban a descargar, aproximadamente, 100 imágenes en distintas plataformas digitales para satisfacer sus aberraciones sexuales.

El caso más llamativo es el de un profesor, de 34 años, trabajador de uno de los colegios públicos más grandes de Soledad. Las autoridades colombianas recibieron inicialmente cuatro reportes de que había cargado archivos de pornografía infantil en una plataforma web. El primero llegó en 2019 del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC) de Estados Unidos.

La Fiscalía se encargó de analizar la información y confirmar que, efectivamente, existían las imágenes y los videos. Después, esto fue presentado ante un juez para que realizara un control, y, así, con la solicitud a la empresa prestadora del servicio de internet, se estableció el domicilio. El paso siguiente, como en todos los casos, fue establecer quiénes habitaban el inmueble para identificar al sospechoso.

La evidencia más contundente está cimentada en que el día del operativo, en su vivienda, el profesor fue sorprendido manipulando archivos de este tipo en un computador de trabajo marcado con el rótulo del programa Computadores para Educar, del Ministerio de Educación. En dicho equipo fue hallada una carpeta con más de 3.000 fotografías y videos de pornografía infantil, pero en total encontraron 5.583 archivos.

Se trata de un hombre preparado, que, además de ser licenciado, cuenta con estudios de posgrado. Llevaba un poco más de cinco años trabajando en el mismo plantel educativo, y este año tenía bajo su cargo 300 alumnos de los cursos octavo y noveno. Además, era entrenador de fútbol.

Para muchos en el municipio, dada la reputación del docente, la noticia fue una tremenda sorpresa y aún no entienden mucho de lo que las autoridades cuentan, pues nunca se había recibido una queja o reporte en su contra.

Además, porque la descripción del funcionamiento de la red y de los otros hombres que la componen, hecha por los investigadores, no concuerda con la imagen que siempre tuvieron del profesor y de su desempeño profesional.

En la operación nacional denominada The Collector (el coleccionista en español), los investigadores lograron identificar 70 direcciones IP, las cuales sirvieron para determinar que los individuos compartían, producían y realizaban descargas de imágenes y videos con este tipo de contenidos. Se llevaron a cabo 30 verificaciones a inmuebles con el fin de encontrar el paradero de cada uno de los actores criminales.

El balance de las acciones policiales, llevadas a cabo en el país la semana pasada, fue la incautación de 14 celulares, tres computadores, cinco discos duros, 23 CD, un iPad, una cámara fotográfica, cinco tarjetas sim, un router y un lector micro-SD.

Otra de las capturas fue la de un joven de Bogotá, de 21 años, a quien le fueron halladas 19 imágenes con contenido sexual explícito de menores de edad. Y una tercera es la de un hombre, de 61 años, de quien se recibieron diez reportes luego de que este sujeto compartiera 162 archivos a través de Google Fotos. Por tanto, se procedió a verificar el usuario, confirmar la identidad, y luego fue autorizado un operativo de allanamiento en el que se le encontró un teléfono celular con 100 archivos, entre imágenes y videos.

A pesar del incremento, estos casos se vuelven muy complejos para los investigadores, ya que las imágenes que manipulan o almacenan provienen de cualquier parte del mundo, pues existen páginas ocultas en las que estos depredadores sexuales circulan los archivos libremente; además, usan aplicaciones de páginas comunes, aparentemente inofensivas. “Lo más difícil es rastrear y encontrar al verdadero productor o creador del contenido”, le dijo a SEMANA una fuente especializada de la Fiscalía.

Una de las modalidades más detectadas es la creación de perfiles falsos de supuestos niños en redes como Facebook. Por medio de estos se ganan la confianza de los pequeños para establecer supuestas relaciones amorosas virtuales, luego enviarles una imagen sexual de muestra como ejemplo y prueba de confianza, hasta que hacen que la víctima produzca sus propios contenidos. Al final, amenazan a los menores con compartir esos archivos con sus compañeros o familiares si no producen más. Así, esa amenaza se convierte en un círculo constante.

Según un experto de la Fiscalía en este tipo de delitos, muchas veces son los mismos padres quienes, al compartir información familiar en redes sociales, exponen a los pequeños a ser víctimas de depredadores sexuales.

Otra modalidad de contacto se encuentra en las plataformas de juegos de video en línea, en las que los menores de edad se conectan y comparten con muchos usuarios al mismo tiempo desde diferentes partes del mundo. Allí los abusadores usan estrategias como regalarles a los pequeños bonificaciones, premios o bonos que les sirven para avanzar en el juego. De esta manera, se ganan su confianza y terminan en contacto directo. También, mediante aplicaciones como WhatsApp, los convencen para que envíen imágenes o realicen actos aberrantes.

En el caso de The Collector, se estableció que el modus operandi consistía en crear grupos en distintas plataformas o redes sociales para intercambiar imágenes y videos con material exclusivo de abuso sexual infantil. Asimismo, adquirían el material de la web profunda u oculta; algunos se aprovechaban de sus roles sociales para obtener con mayor facilidad las fotografías de estos menores.

En Colombia, la mayoría de los casos rastreados por la Fiscalía provienen de usuarios situados en países como México, Perú, Ecuador, Estados Unidos y Tailandia. “Son contenidos muy fuertes los hallados, que vulneran muchos derechos de los menores”, señaló la fuente de la Fiscalía. Entre los grupos de edad más atacados en la red están los pequeños varones entre 12 y 13 años. En Pasto, por ejemplo, se descubrió un caso en el que diez menores resultaron víctimas de uno de estos depredadores.

Según el experto de la Fiscalía, falta prevención de parte de los adultos, pues son los mismos padres quienes terminan exponiendo a los menores de forma inconsciente al publicar fotos en redes sociales y mucha información familiar, que, al final, es usada por los delincuentes para convencer o amenazar a las víctimas.