Cuando se pensaba que el país había perdido la capacidad de asombro ante el comportamiento de algunos congresistas varios de éstos se encargaron de demostrar, el pasado 23 de marzo, que todavía tienen mucha munición de grueso calibre para seguir sorprendiendo al país. Muy pocas veces se había presenciado una sesión del Congreso en la que brillara la ramplonería, el mal gusto y las agresiones personales como la que se vio ese día. Gracias a la transmisión que realizó Señal Colombia del debate los colombianos pudieron ver en vivo y en directo las agresiones mutuas de los parlamentarios, quienes utilizaron cualquier tipo de epítetos contra sus adversarios políticos. Ante falta de argumentos serios los senadores y representantes acudieron a los golpes bajos, a las injurias y a las ofensas.Pero lo más desconcertante de todo es que la opinión esperaba un debate de altura puesto que se trataba de un caso relacionado con una moción de censura al ministro del Interior, Néstor Humberto Martínez, por el manejo que le ha dado a la reforma política. En su lugar lo que se presenció fue una verdadera batalla verbal muy pocas veces vista por los colombianos. El anunciado debate terminó convertido en una 'pelea de verduleras' en la que todos salieron perdiendo. La oposición oficialista liberal desaprovechó una gran oportunidad para ejercer una de sus más importantes obligaciones: el control político. Los senadores citantes brillaron por su ausencia. A la postre sólo Ingrid Betancourt dio la cara. Otros, como Edgar Perea, quien aparecía como uno de los citantes, retiró su respaldo a la moción de censura. Otros, como Carlos Moreno de Caro, aprovecharon la ocasión para seguir con el show. SEMANA reproduce a continuación algunas de las perlas que salieron de labios de los honorables padres de la patria.