Ante un auditorio lleno de industriales, Rodolfo Hernández, un outsider millonario que puede ser elegido presidente de Colombia en unos días, lanza una advertencia apocalíptica: la pobreza que alcanza a casi 40 % de la población puede desencadenar una violenta lucha de clases.

“Si esos muchachos (pobres) algún día deciden atacarnos, no van a alcanzar los árboles para que nos cuelguen”, dice el candidato presidencial de 77 años durante un encuentro con cultivadores de palma africana.

Una risa incómoda invade a los asistentes. “Necesitamos vivir como hermanos, yo no estoy diciendo que iguales; iguales nunca vamos a ser, eso es imposible, pero sí mejorar a la gente de abajo”, propone a los empresarios.

Ni de derecha ni de izquierda, tampoco de centro: Hernández, que sorprendió a muchos al desafiar los sondeos para entrar en la segunda vuelta, se presenta como un exitoso empresario capaz de generar y distribuir riqueza.

A diferencia de su rival en el balotaje, el senador y exguerrillero Gustavo Petro, cree que puede hacerlo sin robustecer el Estado. Por el contrario, plantea recortar impuestos y burocracia, por ejemplo, a través del cierre de unas 30 embajadas, y apoyar al sector privado para que cree más empleos.

Hernández habló con la AFP sobre la tensión que vive el país tras el sangriento estallido social del año pasado, y la relación que entablará con el Congreso de llegar a la Presidencia. El independiente cuenta apenas con dos de los casi 300 legisladores.

Pregunta: ¿Siente que en Colombia hay una lucha de clases?

Respuesta: No hay lucha de clases, pero puede haber. Porque si en un país somos 50 millones y hay 22 millones en condiciones de pobreza y miseria extrema (39 % de la población), no es raro que cualquier activista politiquero en lugar de pensar cómo se incluyen en los circuitos económicos a todos esos 22 millones, venga a formar una revuelta.

P: ¿Cómo podría evitarse?

R: Logrando que los políticos no se roben más las vainas (cosas). La gente (está) pagando impuestos, (y los políticos) endeudando al país, haciendo reformas tributarias y no solucionan los problemas: quiere decir que a estos administradores políticos hay que expulsarlos y sustituir importaciones para generar trabajo.

La única manera de volverse rico es trabajando en competencia con el mundo, ya no hay nichos del mercado de protección, todo es competitividad y eso es lo que tenemos que hacer. Tenemos el agua, tenemos la gente, tenemos todo, pero estos políticos no dejan hacer.

P: Su rival también propone sustituir importaciones ¿Por qué considera que usted es el indicado para hacerlo?

R: Porque los otros no han trabajado. ¿Usted cuándo ha visto un político trabajando, produciendo? El político es pegado a la nómina, metiendo burocracia que se llama nepotismo. Eso es lo que nos tiene destruidos. Quiero hacer una salvedad: no todos los políticos son malos, pero casi.

P: ¿Cómo se explica usted el estallido social del año pasado?

R: Eso no es lucha de clases, es abandono de los políticos a las peticiones que hacen los muchachos. ¿Qué pidieron los muchachos en Cali? Educación de alta calidad, gratuita y que tuvieran trabajo. El Gobierno no atendió y se fue presionando eso hasta que estalló en 100 muertos. A lo último le tocó al presidente acceder a todo lo que pidieron, pero tarde.

¿Por qué no actuamos de antemano? Como en el fútbol: anticipo. El gobierno tiene que anticipar los problemas, no esperar a que se incuben porque pasa que nos golean y las goleadas son con muertos.

P: ¿Y si sus propuestas no son acogidas por el Congreso o son rechazadas por las Cortes?

R: Eso no se necesita, desde que camine la opinión. Un discurso argumental numérico y un debate democrático, eso es lo que necesitamos. Nada de violencia, todo por la razón y la ley. Apenas los políticos se sientan vigilados por todos los ciudadanos aprueban todo, son cobardes.

*Con información de la AFP.