Este viernes, 21 de noviembre, el confeso asesino del padre Darío Valencia tuvo su primer cara a cara con la justicia colombiana, de la que intentó huir tomando un vuelo a Francia el año pasado.
La cita fue con el Juzgado 14 Penal Municipal Control Garantías de Pereira, donde tuvo que presentarse para que se evaluara si su captura en París fue legal o no.
En una audiencia rápida, en la que se mencionó si el prelado de Risaralda puede ser admitido en calidad de víctima o no, el despacho decidió avalar la detención de Julián Eduardo Cifuentes por el estremecedor caso de homicidio.
El caso sucedió el 25 de abril de 2024, cuando el sacerdote Darío Valencia Uribe, de 59 años, fue asesinado de cuatro disparos por la espalda.
Según se ha conocido, el religioso intentó vender una camioneta Subaru, por 95 millones a Julián Eduardo, pero este lo traicionó.
“El 11 de septiembre de 2024 dio una entrevista y confesó. Dijo que iba con el padre en el carro y, en la calle 38 con carrera 9 de Pereira, estacionaron y aprovechó que el padre se recostó en el timón para dispararle cuatro veces en la espalda”, informó el diario La Patria.
Posteriormente, Julián Eduardo pasó el cadáver del sacerdote a la parte trasera del vehículo y buscó una zona despoblada para deshacerse del cuerpo.
Allí lo arrojó por un barranco y se marchó hacia un lavadero de carros en Viterbo, donde trató de borrar cualquier evidencia: botó la silla del conductor, retiró la pantalla —a la cual había ido a parar una de las balas—, se deshizo de su ropa empantanada y hasta regaló un arma traumática.
El fin de semana siguiente, luego de ser entrevistado por los investigadores del caso, que seguían el proceso como un hecho de desaparición forzada y en el cual él era el principal sospechoso, tomó un vuelo hacia París, pero en el aeropuerto Charles de Gaulle fue detenido.
En su contra ya pesaba una circular azul de Interpol, que permite a las autoridades en más de 190 países brindar información sobre el paradero de peligrosos delincuentes.
Tras ser entrevistado en ese país por las autoridades locales y un fiscal colombiano, admitió su responsabilidad y entregó los detalles ya conocidos.
“Lo miré a los ojos y le disparé. Todos tenemos nuestros pecados”, manifestó.
Este jueves, 20 de noviembre, regresó a Colombia en calidad de extraditado.
“Desde Migración Colombia hemos actuado en coordinación permanente con las autoridades francesas e Interpol para garantizar que esta persona fuera entregada de manera segura y conforme a todos los estándares legales. Nuestro equipo verificó plenamente su identidad, ejecutó los controles migratorios correspondientes y aseguró el traslado inmediato a las autoridades colombianas”, dijo Gloria Arriero, la directora general de Migración Colombia.
El siguiente paso en este proceso judicial será la audiencia de imputación de cargos, donde se espera que sean revelados nuevos detalles del atroz asesinato del sacerdote, y la solicitud de medida de aseguramiento. Ambas fueron fijadas para el lunes 24 de noviembre.