A 239 kilómetros de Medellín, en medio de un espeso mar de selva tropical y atravesado por uno de los más imponentes ríos de Colombia, el Atrato, encontramos un territorio hermoso, diverso, cultural, ancestral e impulsor de la vida: Chocó.

Quibdó, su capital, es una ciudad de movimiento, colorida, alegre y dinámica. Su ritmo es fluido. Día a día, desde muy temprano, cientos de personas, alimentos, mercancías y turistas se mueven a lo largo y ancho del territorio, siendo el río su articulador principal, su vía arterial de conectividad, y también de vida.

Allí convergen muchos saberes, es una tierra ancestral y que, en su cotidianidad, el conocimiento heredado es, a veces, más importante que los avances tecnológicos y las nuevas formas en las que el mundo se desarrolla. Es así como en el territorio, olvidado por muchos años, un grupo de mujeres valientes, decididas, lideresas y llenas de conocimiento ancestral, siguen siendo las Salva Vidas de Chocó.

Estas mujeres, aunque también existen hombres, Salva Vidas, se rigen por dos preceptos: el primero, por su trabajo ancestral protector de la existencia; y segundo, por la relación con el agua del río, en su territorio y el significado que este tiene como salvavidas. Ellas y ellos, parteras y parteros por amor y herencia, son quienes recorren el Chocó en su amplitud, cuidando la salud de las mamás gestantes, de los niños y niñas recién nacidos. Son quienes velan por salvaguardar esas vidas, a las que muchas veces no logra llegar la atención médica, en consecuencia de las largas distancias que tienen que recorrer para lograr llegar a las entidades de prestadoras de salud del territorio.

Ser partera o partero en el Chocó no es nada nuevo, pero sí es difícil que todos conozcan o entiendan, cómo en pleno siglo XXI seguimos dependiendo de ellas y ellos para salvar vidas, donde nadie más lo puede hacer. Tuve la suerte de conocer, hace algún tiempo a AsorediparChocó, la asociación de parteras y parteros del Chocó que reúne a más de 1.300 mujeres y hombres en el territorio y que trabaja con ellas y ellos para mantener su conocimiento y sabiduría ancestral, y también para mejorar sus prácticas, capacitarlos, acompañarlos y apoyarlos con programas y procesos de salud, salubridad, estudio y manejo de equipos para seguir salvando anualmente las vidas de cerca de siete mil niños y niñas, que nacen en las comunidades de Chocó.

Como un ejemplo, en Quibdó está Ledy Manuela Mosquera, enfermera de profesión, partera, mamá y coordinadora de la red. Ella, en su rol de lideresa, ha logrado unificar bajo un grupo a cientos de parteras expertas, para que se capaciten, documenten y mejoren sus prácticas. Ledy Manuela, tiene una misión clara: cuidar y perdurar el conocimiento ancestral de las parteras y parteros, pero a su vez, mejorar y dignificar esta profesión milenaria. Ella, con su red recorre los 30 municipios del Chocó, tres en Antioquia y uno en Cauca. Es simplemente una Salva Vidas excepcional.

Con ella, la Fundación Éxito trabaja, para apoyar la red, no solo desde lo técnico, con los programas y formación, sino desde lo instrumental, con herramientas tecnológicas de occidente para que las parteras y parteros pueden tener mejores insumos para hacer su trabajo, salvar vidas, posibilitar futuros y brindar oportunidades a los que más necesitan su apoyo, contribuyendo así a lograr Cero Desnutrición en Colombia.

Sea esta la oportunidad para convocar al gobierno, a las fundaciones, organizaciones y empresas que aportan en el territorio, para seguir fortaleciendo la relaciones y, en simultánea, entregando mejores herramientas y programas que les permitan dignificar sus oficios, engrandecer su labor y cuidar al otro.

Por todo lo anterior, les hago a todos ustedes un llamado al trabajo desde y con la comunidad.

Gonzalo Restrepo L.

Presidente Junta Directiva Fundación Éxito