El alcalde Carlos Fernando Galán confirmó la noticia que nadie quería oír en Bogotá, pero que era casi que inminente por los fuertes estragos causados en el país por el prolongado fenómeno de El Niño: a partir de la próxima semana habrá racionamiento de agua en la ciudad. La medida también afectará a Funza, Madrid, Mosquera, Tocancipá, Gachancipá, Chía, Cajicá, La Calera y Soacha, en Cundinamarca.

La drástica pero necesaria decisión obedece a la grave sequía de los embalses, que hoy están en su nivel más bajo desde hace 40 años. Y de no haber un ahorro extraordinario, Bogotá solo tendrá agua para los próximos 54 días.

“Tenemos los niveles más bajos desde que se construyó en los años ochenta el Sistema Chinzaga en los embalses de San Rafael y de Chuza. Se trata de una crisis que no tiene precedentes y nos obliga a tomar medidas de restricción para poder garantizar que la ciudad tenga abastecimiento de agua”, aseguró Galán en diálogo con SEMANA.

De acuerdo con la gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, Natasha Avendaño, la situación crítica de los embalses obedece al fenómeno de El Niño, pero también al incremento del consumo del agua en la ciudad.

El nivel del Sistema Chingaza, que es el que provee la gran mayoría del agua en Bogotá, se encuentra en 16,19 por ciento. Está conformado por los embalses de San Rafael y Chuza.

“Arrancamos el año con 18 metros cúbicos por segundo (m3/s), que era prácticamente 1 m3/s más que el promedio del año anterior. Logramos con la campaña que iniciamos desde enero reducir el consumo, cerramos marzo con 17 m3/s, pero no fue suficiente, sumado a que no llovió como esperábamos”, dijo Avendaño.

Según lo ha explicado el Acueducto, en lo corrido del año se han tenido que distribuir 86 millones de litros de agua adicionales por día en comparación con 2023. Este consumo equivale a si Bogotá tuviera 500.000 habitantes más. El mayor volumen de consumo de agua en el sector residencial se ha concentrado en cinco zonas ubicadas en las localidades de Usaquén, Barrios Unidos, Suba, Engativá, Tunjuelito y Kennedy.

El director de la CAR Cundinamarca, Alfred Ballesteros, también expuso su inquietud frente a lo que está ocurriendo con los embalses en la región. “Vemos con mucha preocupación el nivel de los embalses. Estamos esperando dos situaciones para que se supere esta eventualidad. La primera, que los meses de abril y mayo efectivamente sean de lluvias intensas en la cantidad que requerimos para que los embalses se recuperen. Pero dependemos también, en segundo lugar, de que los ciudadanos tomen con seriedad la situación o, de lo contrario, los efectos serían muy negativos”, dijo.

Hay tres agregados que abastecen de agua a Bogotá. Uno de ellos es el Agregado Norte, en el que están el embalse del Neusa, en un 82 por ciento; el embalse del Sisga, en 50,77 por ciento; y Tominé, en 50,03 por ciento. El otro es el Agregado Sur, donde están el embalse de Chisacá, en 49,47 por ciento; y Regadera, en 30,57 por ciento. Por último, el Sistema Chingaza, el más grave, donde están dos embalses: Chuza, en 15,41 por ciento; y San Rafael, en 18,75 por ciento. Estos dos embalses están en un promedio de 16,19 por ciento. “Por debajo de un 30 por ciento ya es preocupante, y en un 16 por ciento es un tema de extrema gravedad”, señaló el director de la CAR.

La otra semana empezará el racionamiento en la ciudad. | Foto: GRICOL

Imperativo ahorrar agua

Ante esta crítica situación, el alcalde Galán recalcó el llamado a las personas para lograr un verdadero ahorro del agua. “El racionamiento dependerá de las lluvias y de la capacidad de ahorro que tengamos”, acotó.

“El cambio climático nos va a llevar a tener que adaptarnos a esta nueva realidad y a regular de mejor manera nuestras cuencas y embalses, porque el cambio climático nos va a obligar a transitar entre veranos muy fuertes, como este fenómeno de El Niño que aún no superamos, con un fenómeno de La Niña que el Ideam anunció para agosto. Entonces, los ciudadanos tienen que entender que en la medida que el cambio climático hace más difícil pronosticar los eventos meteorológicos, cuando se les hace un llamado, tienen que tomarlo con seriedad, cosa que no hicieron en los tres primeros meses del año y obligaron a tomar estas medidas de racionamiento”, dijo Ballesteros.

El director de la CAR advirtió: “Si no tomamos en serio el nuevo llamado de ahorro del recurso, el racionamiento podría prolongarse hasta los meses de agosto o septiembre, y eso ya sería muy grave para toda la ciudadanía”. La gerente Avendaño, si bien no se atrevió a dar un tiempo estimado de cuánto podría durar la restricción, señaló que urge tomar medidas para llegar a 2025 con niveles óptimos en los embalses.

“No hay un estimativo por dos razones: dependemos de la efectividad de la medida del ahorro, y dos, que haya un cambio en la hidrología, que efectivamente empiece a llover donde necesitamos que llueva, en los embalses y en la cuenca de la Orinoquia y Amazonia. Mientras eso no suceda de una manera sostenible, que nos garantice que el embalse crece y no que siga bajando, no podremos pensar en relajar la medida. Aquí necesitamos garantizar que a finales del año tengamos un nivel del Sistema Chingaza que nos permita pasar 2025 sin estas angustias. Y para lograr eso con estos niveles tan bajos en los que estamos y en los que seguramente vamos a arrancar ese llenado cuando empiece la temporada de lluvias fuertes, vamos a tener que lograr que la restricción nos permita llegar a diciembre y que pasemos a un enero con agua suficiente”, afirmó la gerente.

La situación del embalse del Guavio es dramática: solo contiene el 4 por ciento de su capacidad. Paradójicamente, esta central fue la que hace más de 30 años, con su entrada en operación, permitió que el apagón terminara. | Foto: Guillermo Torres Reina

“La medida que vamos a implementar la estamos haciendo para que nos permita tener una intervención que sea lo suficientemente contundente para lograr frenar esa salida de agua de una manera significativa. Entonces, estamos esperando que con este cambio de comportamiento, casi que inducido con las medidas de restricción, lo que siga idealmente sea relajarlo en vez de endurecerlo”, puntualizó Avendaño.

El director de Fenalco Bogotá-Cundinamarca, Juan Esteban Orrego, se sumó al llamado de urgencia. “Hacemos un llamado a todos los comerciantes y empresarios a sumarnos a esta campaña de ahorrar agua y energía eléctrica. En la medida de lo posible, ser lo más eficientes en el uso de los recursos naturales”, comentó.

El ahorro es indispensable porque si no llueve no habrá cómo llenar los embalses. “No hay plan B, porque nosotros dependemos de este sistema regulado. El sistema funciona cíclicamente. Nosotros en el centro del país tenemos un régimen bimodal de lluvias. Normalmente, llueve en los meses de marzo, abril y mayo, y vuelve y llueve en octubre, noviembre y diciembre. Pero como esta vez nos impactó el fenómeno de El Niño, esto retrasó la llegada de las lluvias, y la única forma como se recargan los embalses es con las lluvias, y en el resto de meses, que es la temporada seca, los embalses van liderando los caudales para regular la cuenca. Pero no hay otra forma ni una fuente alterna que tenga la capacidad de sustituir el agua en los embalses y en la cuenca del río Bogotá”, argumentó Ballesteros.

¿Cómo serán los recortes?

“En términos generales, a la ciudad la vamos a dividir en zonas y el próximo lunes se dirá la duración de cada restricción, la rotación de esas zonas y en cuánto tiempo esperamos que cada corte dure por zona”, reveló Avendaño. La idea es que entre miércoles y jueves se empiecen a aplicar las medidas de restricción.

“Cuando se inicien las restricciones, vamos a publicar una información diaria de cómo están los embalses y de cómo vamos en consumo para que la gente sepa cuál es el balance de la estrategia, si tenemos que hacer mayores refuerzos o si, por el contrario, eventualmente podremos levantar la restricción”, concluyó Galán.