La reforma a la salud del Gobierno de Gustavo Petro está en su tercer debate en la Comisión Séptima del Senado, y la discusión de este miércoles será determinante para definir el futuro del proyecto.

Esa corporación, presidida por el liberal Miguel Ángel Pinto, tiene sobre la mesa tres ponencias. La primera que se radicó fue positiva y esta tendría asegurados los votos de cerca de cinco congresistas que pertenecen al Pacto Histórico, a Comunes y a la Alianza Verde (Martha Peralta, Wilson Arias, Ferney Silva, Fabián Díaz y Omar de Jesús Restrepo).

De ellos, el senador Díaz ya adelantó que tiene lista una apelación al debate que presentaría ante la plenaria del Senado ante el eventual caso de que el articulado sea archivado.

Si la reforma a la salud se cae, será por la ponencia negativa, que tiene el respaldo de los dos senadores del Centro Democrático (Alirio Barrera y Honorio Henríquez) y de las dos senadoras del Partido Conservador (Nadia Blel y Esperanza Andrade) que hacen parte de la corporación.

Barrera es el autor de esa propuesta y las conservadoras se sumaron a ella durante esta semana como una decisión de bancada. De hecho, esos dos partidos se niegan a darle trámite a una ponencia alternativa, y el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, también ha cuestionado ese documento.

Hay tres votos asegurados para la ponencia alternativa que presentaron Ana Paola Agudelo (Mira), Lorena Ríos Cuéllar (Colombia Justa Libres) y Norma Hurtado (U), autoras de esa propuesta.

La atomización de las posturas sobre el proyecto es tal que, hasta el momento, cuando faltan horas para que se vote la ponencia negativa, que es la primera en analizarse por los lineamientos de la Ley Quinta, no está claro cuál de todas podría tener mayorías.

Tampoco está claro el camino que tomará la senadora Berenice Bedoya (ASI), quien había radicado una ponencia alternativa que terminó retirando de la corporación hace casi dos meses. Otro que será determinante para decantar el rumbo del articulado será el senador Pinto, congresista que fue clave para el hundimiento de la primera reforma a la salud y de la reforma laboral.

Una postura que se repite entre los legisladores de esa corporación es que tiene que aprobarse la reforma para evitar que esta corra la misma suerte del articulado laboral, cuyo debate fue apelado y se revivió en la plenaria del Senado. Esa es, precisamente, la jugada que alista el senador Díaz con la posible apelación al debate.