El cruce en X entre Álvaro Uribe y Gustavo Petro no cesa. Todo comenzó cuando en la noche del domingo, el presidente se despachó en una serie de trinos. En uno de ellos, el primer mandatario se quejó de nuevo contra las políticas de Donald Trump y volvió a emprenderla contra la derecha en el país, a la que culpa de hacer lobby en su contra en los Estados Unidos.
“Es lo que los gringos no han entendido: que el narco está en el poder político de Colombia; son tan ignorantes del asunto que echaron a quien quería ayudarlos a acabar con los narcos e invitaron a Washington a los amigos de los narcos. Colombia decide si vuelve a esta borrachera de gobernanza paramilitar asesina o construye una democracia republicana con garantías de derechos y de oportunidades para todos. Es con decisión, ya no valen medias tintas”.
Petro salpicó para todos lados, incluso contra los representantes de la Casa Blanca. “El enviado de EE. UU. en Bogotá debería despertarse; lo emborrachan con salsas y fiestas y lo comprendo, es el embrujo de Colombia y su belleza, pero ojo, todo colombiano despabila, debe entender lo que pasa aquí para que sea buen oído y visión de su gobierno. Despabile y busque la realidad y no a los caballistas de paso fino con sus haciendas en Rionegro”.
A las seis de la mañana del lunes, el expresidente Álvaro Uribe contestó a esa arremetida así: “Presidente Petro pierde el tiempo al dedicarme sus ‘rascas’; debería desenguayabar, refrescar la cabeza, mirar al Gerald Ford y a su jefe. Presidente Petro se aburriría mucho en mi casa con tinto, empanadas y agua”.
El primer mandatario, a la medianoche, volvió a enfilar su X: “Usted, Álvaro, brinda aguardiente y la gastritis no me deja tomar aguardiente. Puede venir como antes a mi oficina y se toma un buen tinto y hablamos”.