Durante los últimos días, la intensa actividad solar ha vuelto a poner el foco en uno de los fenómenos naturales más espectaculares: las auroras boreales. Las imágenes compartidas desde distintos puntos del planeta coinciden con la tormenta geomagnética que las agencias espaciales mantienen bajo vigilancia y que, según algunos servicios científicos europeos, podría llegar a sentirse incluso en latitudes inusualmente bajas, como España.

Este aumento de visibilidad tiene una explicación. El Instituto Geográfico Nacional (IGN) señala que las tormentas geomagnéticas —provocadas por la llegada de partículas cargadas tras una erupción solar— pueden intensificar y ampliar el alcance de las auroras, permitiendo que en episodios concretos aparezcan fuera de las zonas polares.

En este contexto, es habitual que quienes intentaron fotografiar el fenómeno hayan notado diferencias entre lo que veían a simple vista y lo que capturó la cámara del móvil. La NASA y los especialistas de Aurora Reykjavik explican por qué ambos registros —el del ojo humano y el del sensor digital— no siempre coinciden y qué factores condicionan esta diferencia.

Las agencias espaciales internacionales mantienen en vigilancia constante estas tormentas geomagnéticas. | Foto: Getty Images

¿Qué es una aurora boreal y por qué son comunes durante las tormentas solares?

Según el IGN, las auroras se producen cuando una gran cantidad de partículas cargadas procedentes del Sol llega a la Tierra tras una erupción solar o una eyección de masa coronal. Estas partículas son desviadas por el campo magnético terrestre hacia las zonas polares, donde interactúan con los gases de las capas altas de la atmósfera.

Ese choque provoca la emisión de luz y, con ello, la aparición de auroras boreales en el hemisferio norte y australes en el sur. El color depende del gas con el que chocan las partículas: la NASA explica que el oxígeno suele generar tonos verdes y rojos, mientras que el nitrógeno produce destellos azules o púrpuras.

Aunque las auroras son comunes en latitudes altas, el IGN recuerda que durante tormentas geomagnéticas intensas pueden verse mucho más al sur. El caso más extremo fue el “evento Carrington” de 1859, cuando se registraron auroras en toda Europa, Centroamérica, Hawái y también en España.

¿Por qué se ven diferentes en fotos?

Una duda habitual es por qué a simple vista la aurora puede verse tenue o blanquecina, mientras que en el móvil aparece como un despliegue de colores intensos. Aurora Reykjavik explica que sí es posible ver auroras sin ayuda de dispositivos, pero que la experiencia depende de la intensidad del fenómeno, la contaminación lumínica y el lugar de observación.

La diferencia principal radica en cómo captan la luz nuestros ojos y cómo lo hace una cámara. La NASA detalla que los sensores de los móviles pueden acumular luz durante varios segundos gracias a la exposición prolongada, algo imposible para el ojo humano. Esto provoca imágenes más saturadas, brillantes y definidas que lo percibido en tiempo real.

En los últimos días se ha registrado una intensa actividad solar, que se manifiesta en erupciones solares y eyecciones de masa coronal. | Foto: Getty Images

Además, en condiciones de poca luz, los sensores digitales tienden a intensificar los tonos verdes y púrpuras, mientras que el ojo humano suele distinguir una luz verdosa más suave. Por eso, en noches de aurora débil, la cámara mostrará colores que el observador no alcanza a ver.

¿Dónde pueden verse mejor las auroras boreales?

La ubicación es un factor clave: cuanta mayor latitud, mayores posibilidades. Islandia, Noruega, Finlandia o Canadá se encuentran dentro del llamado “óvalo auroral”, la región alrededor de los polos donde el fenómeno se produce con regularidad. La baja contaminación lumínica de Islandia también favorece observaciones más claras, según Aurora Reykjavik.

Aun así, las tormentas geomagnéticas extremas pueden expandir el óvalo hacia latitudes medias, lo que explica que en episodios excepcionales puedan verse auroras en zonas de Europa donde no son habituales.

La visibilidad depende también del índice Kp, una medida internacional que refleja la actividad geomagnética en una escala del 0 al 9. Según la NASA, cuanto más alto es este valor, mayor es la probabilidad de observar auroras lejos de los polos.

*Con información de Europa Press