El consumo de alcohol es perjudicial para la salud, sobre todo si la persona lo hace en exceso, de manera habitual y por largos periodos.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, anualmente fallecen 3,3 millones de personas en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, representando más de 5 % de todas las defunciones.

Es común que las personas piensen que con el paso de los años se tiene más control de esta práctica y que por ser adulto no se generan consecuencias negativas para el organismo; sin embargo, hay diferentes etapas de la vida en las que consumir alcohol puede generar graves afectaciones al cerebro.

Un estudio realizado por científicos de Australia y Reino Unido y publicado en la revista British Medical Journal indica que existen tres etapas del ser humano en las que el cerebro se muestra más vulnerable ante el consumo excesivo de alcohol, por lo que se podría generar daños irreparables.

Una de ellas es en la vejez, después de los 65 años, una problemática que ha aumentado durante la pandemia. Según el portal Business Insider, durante 2020 se detectó un aumento del consumo excesivo de alcohol entre los adultos mayores y esto podría estar afectando seriamente la función cerebral.

La publicación cita a Tony Rao, coautor del estudio y psiquiatra de la tercera edad, quien aseguró que las personas mayores del grupo entre 65 y 74 años han mostrado mayor dependencia del alcohol, por cuenta de la situación generada por el coronavirus.

Precisamente, esta etapa de la vida es en la que se da uno de los tres periodos de cambios dinámicos del cerebro, según apunta la investigación, y el alcohol puede hacer el mayor daño, dado que cuando la persona envejece el cerebro comienza a atrofiarse más rápido a medida que las neuronas se hacen más pequeñas.

Los investigadores aseguran que a esta edad el alcohol puede causar un daño irreparable así el consumo no sea excesivo, pues aunque se tome poco, estas bebidas comenzarían a generar pérdida de volumen cerebral.

Adolescencia tardía

Otra de las etapas en las que el alcohol puede causar graves afectaciones en el cerebro es entre los 15 y 19 años, en la adolescencia tardía. De acuerdo con los científicos, comenzar el consumo de alcohol en esta etapa está asociado con un volumen cerebral reducido, un desarrollo más pobre de la materia blanca y déficits en algunas funciones cognitivas.

Sin embargo, si un menor empieza a consumir alcohol antes de los 15 también puede ser muy riesgoso, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Cuando un niño empieza a beber antes de los 15 años, es mucho más propenso a convertirse en un bebedor crónico y adicionalmente puede tener graves repercusiones en su organismo y cerebro.

El portal Cuídate Plus indica que esto se debe a que todavía no se ha alcanzado la etapa adulta y el joven se encuentra en una fase de formación y desarrollo.

“Durante la adolescencia, el joven va a adquirir todas las capacidades de razonamiento, planificación, procesamiento de la información, capacidad discursiva y todas las propiedades del pensamiento abstracto. El consumo de alcohol durante esta etapa de adquisición y desarrollo de estas habilidades puede estancar el proceso y dar como resultado un adulto que presente importantes carencias en el pensamiento maduro”, asegura este sitio web.

El consumo de alcohol puede ser altamente perjudicial en la adolescencia. | Foto: Getty Images

El alcohol también perjudica las zonas del cerebro responsables de la memoria y del aprendizaje, que están en desarrollo, afectando la capacidad de crear y almacenar recuerdos, la atención y la concentración.

De acuerdo con la investigación publicada en British Medical Journal, la tercera etapa de la vida en la que es fundamental evitar el consumo de alcohol es durante el periodo de gestación, ya que puede causar serios daños al feto, incluso cuando el consumo es bajo o moderado.

Consecuencias peligrosas

En general, según la la Clínica Universidad de los Andes, existen tres consecuencias peligrosas del alcohol en el cerebro de cualquier persona.

La primera son los síndromes depresivos suicidas, pues el alcohol induce a la depresión. Los pacientes que tienen este padecimiento se refugian en esta sustancia y luego no responden a los tratamientos farmacológicos o psicológicos que se les puedan ofrecer. De acuerdo con esta institución, comenzar a ingerir bebidas alcohólicas antes de los 21 años puede traer problemas a la salud mental.

Una segunda consecuencia es la celotipia alcohólica, que se refiere a que quienes son alcohólicos crónicos pueden generar en su mente el delirio de que su pareja es infiel, a pesar de que no existan conductas sospechosas, lo que puede terminar en decisiones que lamentar.

Por último, la demencia inducida por alcohol, pues el consumo a largo plazo produce daño orgánico del cerebro, es decir, la destrucción irreversible de las estructuras cerebrales y pérdida de facultades mentales. Esto se puede traducir en demencia.

Adicionalmente, el alcohol no solo puede aumentar las probabilidades de enfermarse a medida que se envejece, sino que también puede empeorar los problemas médicos comunes.