El miedo a las alturas es catalogado por la medicina como acrofobia. Se trata de un “temor intenso e irracional que sienten algunas personas a las alturas”, explica Cristina Agud, especialista en Psicología Clínica y psicóloga consultora de Advance Medical, en el blog Salud Mapfre.

La acrofobia puede ocurrir en cualquier situación, sea de peligro o en un momento en el que la persona esté segura, e incluso en su imaginación, “solo con pensarlo”, dice. La experta explica que si bien la situación más recurrente de esta fobia a las alturas se presenta cuando la persona inclina la cabeza y mira hacia abajo, también es posible que lo experimente cuando mira hacia arriba, siendo poco frecuente.

“Estudios recientes asocian la acrofobia con el oído interno y el sentido del equilibrio. Nuestro sentido del equilibrio integra sensaciones propioceptivas y vestibulares con señales visuales. El miedo no solo se activa cuando estamos a cierta altura o imaginamos, también nuestra posición en esa altura tiene mucho que ver. No tenemos las mismas sensaciones ante un abismo estando de pie, que sentados o estirados”, explica Agud.

La acrofobia también puede presentarse tras una experiencia negativa que esté relacionada con las alturas o puede ser un temor transmitido de los padres hacia sus hijos, entre otros factores que pueden influir como la ansiedad.

“Es uno de los miedos más habituales; lo padece entre el 5% y 10% de la población y suele ser más habitual en mujeres”, destaca.

Tensión muscular, dolor en el pecho o dificultad para respirar, mareos y náuseas, taquicardia, sequedad de boca, agitación interna, reducción de la presión arterial, miedo a caer o a saltar por sí mismo, sensación de pérdida de control, impulso de huída y preocupación son algunos de los síntomas que pueden experimentar las personas que sufren de miedo a las alturas.

El miedo social, es decir, la vergüenza de que los demás perciban el problema o el miedo a ser juzgado negativamente es otro de los síntomas que describe Agud. “La sensación de falta de control de la situación y la frustración que acarrea puede terminar afectando la autoestima de la persona, sobre todo si debe exponerse a menudo a las situaciones temidas”, agrega. La sintomatología en los niños puede presentarse con llanto incontrolado, rabietas o dejándolos paralizados –en estado de shock–.

Para la especialista en Psicología Clínica, el temor a las alturas se puede superar, sin embargo esto dependerá de la disposición del paciente, “los recursos psicológicos de la persona, la cronicidad del problema o de si hay o no otros trastornos simultáneos”.

En ese orden de ideas, en palabras de Cristina Agud, las técnicas que más se utilizan en el tratamiento de la acrofobia son las siguientes:

  • Técnicas paradójicas: consiste en imaginar la peor de las situaciones en un entorno seguro para después ampliarlo a situaciones reales. Es importante llevarla a cabo bajo prescripción terapéutica.
  • Técnicas cognitivas: reestructurar las creencias relativas al miedo para modificar la respuesta emocional.

La hipnosis y las técnicas de relajación también son empleadas en el marco del tratamiento para superar la acrofobia. Su uso varía según el paciente.