El envejecimiento es un proceso biológico y natural. Las señales comienzan a evidenciarse alrededor de los 40 años, con el desarrollo de pequeñas arrugas que con el paso del tiempo pueden hacerse más visibles.

Estos signos de edad son consecuencia de la disminución hormonal que afecta a las células de la piel y a la producción de colágeno y elastina, precisa una publicación de la revista Muy Saludable, de la compañía Sanitas (España).

Sin embargo, también pueden ser el resultado de otros aspectos como malos hábitos de vida, la contaminación, la exposición indebida al sol y el estrés, que son factores que provocan un envejecimiento prematuro de las personas.

Una mala alimentación, los bajos niveles de colágeno en el cuerpo, la falta de descanso, entre otros, pueden acelerar considerablemente este proceso y hacer que sus efectos en el organismo sean más evidentes con el paso de los años.

Existen unas señales que son clave y que se ven reflejadas especialmente en la piel y a las cuales se les debe prestar especial atención con el fin de tomar acciones que permitan prevenir o retrasar el envejecimiento. De no ser así, estos signos pueden poner más años de los que realmente tienen las personas.

Según el portal Cuerpo Mente, tres señales que son inequívocas del envejecimiento prematuro son el enrojecimiento de los ojos, los párpados caídos y grasa alrededor de los ojos, así como arrugas y piel flácida en torno a ellos.

En el primer aspecto, según la citada fuente, el color rojizo puede ser debido a alergias o al hecho de que una persona esté mucho tiempo frente a una pantalla, por ejemplo; pero cuando se vuelve un tema permanente, puede ser señal de inflamación relacionada con la artritis, una enfermedad que se asocia con la edad. “Una dieta alcalina, rica en antioxidantes, puede reducir la inflamación, el dolor articular y la rigidez”, precisa Cuerpo Mente.

En relación con los párpados caídos, factores como el cansancio, la alergia, los problemas de tiroides o la retención de líquidos pueden ocasionar esta situación. Esto se refleja también por el estrés oxidativo que se genera cuando los radicales libres empiezan a dañar las células. Normalmente, esta oxidación está relacionada con el consumo de alimentos procesados o refinados, por lo que reducir su ingesta es una de las mejores formas de prevenirlo.

En tercer lugar, si bien las arrugas y los signos de expresión hacen parte del proceso normal de envejecimiento, lo cierto es que puede haber personas que lo empiecen a experimentar antes de lo debido. En este aspecto, si bien los tratamientos tópicos pueden ayudar, la alimentación es determinante para hacerle frente.

Por ejemplo, dice Cuerpo Mente, las líneas naso-labiales pueden indicar un sistema digestivo congestionado y un hígado sobrecargado, o que las células no están recibiendo suficiente oxígeno.

Aspectos a tener en cuenta

Aspectos como alimentarse bien, descasar lo suficiente y hacer ejercicio de manera regular son clave para ayudar a prevenir el envejecimiento prematuro. El portal de salud Tua Saúde indica que los alimentos más efectivos para cumplir este objetivo son aquellos ricos en antioxidantes, como las vitaminas A, C, y E; los carotenoides; los flavonoides, y el selenio, capaces de neutralizar los radicales libres. Estos antioxidantes se pueden encontrar en la mayoría de las frutas, verduras y granos.

Por otro lado, la revista Muy Saludable indica que descansar adecuadamente es vital para mantener una piel saludable, ya que durante las horas de sueño el organismo segrega varias sustancias que apoyan la regeneración celular necesaria para mantener la piel en buen estado.

Para tener un descanso restaurador, los especialistas aconsejan dormir al menos siete horas diarias y sin interrupciones. Cuando no se descansa bien, es posible que aparezcan signos antiestéticos como las ojeras y las bolsas debajo de los ojos.

Otra de las recomendaciones es la hidratación. Beber agua ayuda a eliminar toxinas y mantener sana la piel. El agua ingerida mantiene la piel hidratada y actúa como un humectante de adentro hacia afuera.

“Como regla general, se recomienda beber unos dos litros de agua al día, y aún más en lugares con climas muy cálidos, para compensar la sudoración”, precisa la publicación de Sanitas.

También se puede hidratar la piel ingiriendo frutas y verduras, especialmente las que tienen un alto contenido en licopenos y betacarotenos, como los tomates rojos, la sandía o las zanahorias.