El magnesio es un mineral muy importante para el cuerpo. Ayuda a mantener el funcionamiento normal de músculos y nervios, brinda soporte a un sistema inmunológico saludable, mantiene constantes los latidos del corazón y ayuda a que los huesos permanezcan fuertes.

Según la biblioteca médica Medline Plus, también ayuda a ajustar los niveles de glucosa en la sangre y juega un papel determinante en la producción de energía y proteína.

Este mineral tiene un papel fundamental en la obtención de serotonina (hormona de la felicidad) a partir del triptófano. De ahí que se diga que el magnesio es vital para tener un buen estado de ánimo, indica el portal Cuerpo Mente.

La mayor parte del magnesio en la dieta proviene de vegetales de hoja verde oscura. Otros alimentos que son buena fuente de magnesio son las frutas como bananos, albaricoques o damascos secos y aguacates, nueces, arvejas (guisantes) y fríjoles (leguminosas), productos de soya, granos enteros y leche.

Los órganos que más se benefician de este mineral son los pulmones, riñones, hígado, tiroides, cerebro, músculos y corazón; por lo que su déficit en el organismo puede generar impactos en la salud.

La recomendación de consumo diaria de magnesio para la población adulta es de 300 miligramos para las mujeres y 350 para los hombres.

“En general las personas que siguen una dieta equilibrada y con una cantidad suficiente de alimentos de origen vegetal no tienen carencias de este mineral. Si se tiene una cierta carencia de magnesio puede ser difícil de diagnosticar, ya que ha de ser muy marcado para que existan síntomas evidentes”, según Cuerpo Mente.

La falta de magnesio se puede presentar en personas que consumen alcohol en exceso o en aquellas que absorben menos magnesio, incluyendo las que padecen enfermedades gastrointestinales o cirugías que causen mala absorción; adultos mayores e individuos con diabetes tipo 2, dice Medline Plus. También son propensos quienes consumen pocos vegetales o siguen dietas desequilibradas sin hortalizas frescas.

Si bien puede que no se presenten muchos síntomas o que no sean tan evidentes, hay señales que ponen de presente esta deficiencia. Algunos de los más frecuentes son los siguientes, de acuerdo con la red clínicas y centros médicos Auna, de Perú.

- Calambres en las piernas. Cuando las personas tienen cantidades normales de magnesio, estos calambres involuntarios no ocurren debido a que este mineral ayuda a la relajación muscular.

- Molestias musculares. Es posible que cuando los niveles de magnesio están bajos, la persona sienta que se le entumecen los músculos o tenga temblores involuntarios.

- Cansancio. Sentir debilidad, fatiga y vértigo al ponerse de pie, son otras señales de la falta de este mineral.

- Dolor de cabeza. La tensión provocada por la falta de magnesio en el cuerpo podría generar dolor en la mandíbula y también de cabeza.

- Ansiedad. El déficit de magnesio afecta el sistema nervioso central, provocando nerviosismo, depresión y en el peor de los casos alucinaciones.

- Estreñimiento. Cuando le falta este mineral al cuerpo, los intestinos se contraen, dificultando el proceso final de digestión.

- Presión arterial alta. Además de provocar la contracción de los músculos, la falta de magnesio también causa la contracción de los vasos sanguíneos, lo que lleva a tener una presión arterial elevada.

- Trastorno de sueño. La deficiencia de magnesio también se ha asociado con trastornos del sueño, indica el portal Food News Latam. Esta situación puede contribuir al estrés inflamatorio que puede dar lugar a cambios patológicos como la diabetes mellitus y la enfermedad cardiovascular asociada con la falta de sueño o al sueño de mala calidad.

¿Por qué tomar magnesio?

Así las cosas, mantener los niveles adecuados de magnesio en al cuerpo es clave dado que ayuda al cumplimiento de diversas funciones. En la lista de beneficios se describe que este mineral le ayuda a la persona a mantenerse más activa y con energía y a sentirse relajada y contenta, dado que influye directamente en la producción de serotonina, que mantiene en equilibrio el estado de ánimo.

Además, aporta para que los huesos se conserven sanos, previniendo la osteoporosis; mejora la digestión, pues además de relajar los intestinos, este mineral aporta en la eliminación de toxinas y controla la flora intestinal. Por último, y no menos importante, regula el Ph del organismo.