Es común que cuando se presenta malestar o dolor en el estómago, en muchas oportunidades las personas no tengan claro a qué obedece o qué pudo haberlo ocasionado. En ocasiones puede estar relacionado con un virus y en otras por una intoxicación alimentaria.

El virus estomacal es a lo que se le conoce como gastroenteritis viral, que es una infección de los intestinos que suele causar diarrea acuosa, dolor o calambres en el abdomen, náuseas o vómitos, y a veces fiebre.

“Las personas comúnmente se refieren a la gastroenteritis viral como “gripe estomacal”, pero el término no es médicamente correcto. La gastroenteritis viral es una infección de los intestinos, no del estómago, y no es causada por los virus de la influenza (gripe)”, precisa el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, de los Estados Unidos.

Por su parte, la intoxicación alimentaria está relacionada con la ingestión de alimentos contaminados. “Bacterias, virus o parásitos menos comunes pueden ingresar al cuerpo y causar síntomas a través de alimentos vencidos, preparados de manera antihigiénica o contaminados de cualquier otra manera”, precisa una publicación de Medical News Today.

Una de las principales diferencias de estas dos afecciones se presenta en torno a la transmisión. Los virus estomacales, por ejemplo, son altamente contagiosos y pueden propagarse de manera acelerada. Según los expertos, las personas infectadas con un virus estomacal se vuelven contagiosas desde el momento en que comienzan a sentirse mal y esa posibilidad de transmitirlo se puede mantener hasta los primeros días después de recuperarse.

A diferencia de estos virus, la intoxicación por alimentos se deriva del consumo de algunos productos crudos y que no necesitan preparación, como las ensaladas. Estos alimentos tienen un mayor riesgo de contaminación; sin embargo, también hay otros como las carnes, productos lácteos y salsas, que pueden dañarse si no se mantienen a la temperatura adecuada.

“Las bacterias y otros organismos nocivos producen sustancias venenosas que pueden causar inflamación de los intestinos cuando se comen”, precisa Medical News Today.

Síntomas

En cuanto a los síntomas, estos pueden ser similares, aunque existen algunas diferencias. En las dos afecciones, las señales se reflejan en diarrea que puede ser acuosa o con sangre, náuseas, vómitos, fiebre y mareo y aturdimiento generados por la deshidratación.

No obstante, en los virus estomacales o gastroenteritis también se puede presentar pérdida de apetito, dolor de cabeza, calambres estomacales y molestias musculares.

¿Cómo prevenir estas afecciones?

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos, plantean algunas medidas preventivas que pueden ayudar a evitar los virus estomacales.

En la lista se incluye realizar una higiene adecuada de las manos, especialmente después de ir al baño, cambiar pañales o antes de comer o preparar alimentos. También es importante, por ejemplo, enjuagar las frutas y verduras y cocinar bien todos los alimentos.

Otro consejo es desinfectar superficies que puedan estar contaminadas, lavar bien la ropa debido a que estos virus pueden transmitirse fácilmente de una persona a otra y mantener distancia de cualquier persona infectada con el virus.

Para el caso de la intoxicación, es posible prevenirla cuidando que las carnes, ensaladas, aderezos y otros alimentos se almacenen a la temperatura adecuada. También es fundamental lavarse las manos cuando la persona manipula carne cruda y asegurarse de cocinar bien este alimento.

Los especialistas recomiendan evitar la ingesta de carne y huevos crudos o salsas hechas con huevos sin cocinar. Durante las celebraciones al aire libre o fiestas es recomendable que los alimentos que necesitan refrigeración se mantengan en hielo.

Normalmente, estas afecciones pasan en pocos días. En el caso de los virus estomacales es posible que se deba aplicar algún medicamento o vacuna; mientras que en la intoxicación alimentaria generalmente es suficiente con descansar mucho, permanecer aislado, mantener la higiene y beber suficientes líquidos. En casos complejos se puede requerir de antibióticos.