Con el paso de los años, como sucede con diferentes partes del organismo, los huesos empiezan a debilitarse y a correr el riesgo de volverse quebradizos, lo que hace que las personas se vuelvan muy susceptibles a enfrentarse a fracturas, las cuales ocurren con mayor frecuencia en la cadera, la muñeca o la columna vertebral.

Según el instituto Mayo Clinic, el hueso es tejido vivo que se descompone y reemplaza constantemente. La osteoporosis ocurre cuando la generación de hueso nuevo es más lenta que la pérdida del viejo.

La osteoporosis afecta a hombres y mujeres; sin embargo, las mujeres mayores posmenopáusicas son las que corren mayor riesgo. Los medicamentos, la dieta saludable y los ejercicios con pesas pueden ayudar a prevenir la pérdida ósea o a fortalecer los huesos débiles.

Normalmente, según los especialistas, las etapas iniciales de la disminución de la masa ósea no presentan síntomas. Pero una vez que la osteoporosis debilita los huesos se pueden comenzar a presentar síntomas como dolor de espalda, provocado por una vértebra fracturada o aplastada, pérdida de estatura con el tiempo, una postura encorvada y los huesos que se rompen más fácil de lo esperado.

Las causas

Expertos indican que los huesos se encuentran en un estado constante de renovación: se desarrollan huesos nuevos y se descomponen los huesos viejos. Cuando la persona es joven, el desarrollo de huesos nuevos es más veloz que la descomposición en el cuerpo, por lo que la masa ósea aumenta. Después de los 20 años, este proceso se ralentiza y la mayoría de las personas alcanzan su masa ósea máxima a la edad de 30. A medida hay envejecimiento, la masa ósea se pierde más rápido de lo que se crea.

La probabilidad de desarrollar osteoporosis depende en parte de cuánta masa ósea obtuvo la persona en su juventud. Cuanto mayor sea la densidad ósea máxima adquirida, más tejido óseo habrá “en la reserva” y menor será la probabilidad de padecer osteoporosis en la vejez.

Hay factores de riesgo que no pueden controlarse. Por ejemplo, el sexo. Las mujeres son más propensas a desarrollar; la edad, cuanto mayor sea la personas habrá mayor riesgo de enfrentar la enfermedad. Los antecedentes familiares también son importantes: tener un padre, madre o hermano con osteoporosis hace que la persona esté más propensa a enfrentar este padecimiento.

De igual forma, los hombres y mujeres que tienen estructuras corporales pequeñas tienden a correr un riesgo más alto debido a que podrían tener menos masa ósea para utilizar a medida que envejecen.

Los niveles hormonales también inciden en este proceso, como también si las personas tienen problemas de tiroides. La osteoporosis también se ha asociado con la hiperactividad de las glándulas paratiroides y suprarrenales.

Factores alimenticios

Sumado a lo anterior, es posible que las personas puedan sufrir de esta enfermedad debido a la falta de calcio. Una dieta baja en calcio contribuye a la disminución de la densidad ósea, la pérdida ósea temprana y un mayor riesgo de fracturas.

Los trastornos en la alimentación también tienen mucho que ver. La restricción extrema de la ingesta de alimentos y el bajo peso debilitan los huesos tanto en hombres como en mujeres y las cirugías para reducir el tamaño del estómago o para extirpar parte del intestino limita la cantidad de superficie disponible para absorber nutrientes, incluido el calcio.

Por otro lado, el riesgo de osteoporosis es mayor en personas que tienen ciertos problemas médicos como enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad renal o hepática, cáncer, lupus, mieloma múltiple y artritis reumatoide.

Los estilos de vida sedentarios también inciden. Las personas que pasan mucho tiempo sentadas tienen un mayor riesgo de presentar osteoporosis que las más activas. Cualquier ejercicio con pesas y actividades que promuevan el equilibrio y la buena postura son beneficiosos para los huesos, pero caminar, correr, saltar, bailar y levantar pesas parecen ser particularmente beneficiosas. El consumo excesivo de alcohol y el tabaco también generan afectaciones.

Así se puede prevenir

Las fracturas óseas, particularmente en la columna vertebral o la cadera, son las complicaciones más graves de la osteoporosis; sin embargo, hay maneras de prevenir este padecimiento. La buena nutrición y el ejercicio regular son esenciales para mantener los huesos sanos durante toda la vida.

Ejercicio de fuerza | Foto: Getty Images

La proteína es uno de los componentes básicos del hueso, por ello su consumo es clave si de fortalecer la estructura ósea se trata. La vitamina D mejora la capacidad del cuerpo para absorber el calcio y mejora de otras maneras la salud de los huesos. Las personas pueden obtener parte de su vitamina D gracias a la luz solar, pero se requiere también consumir alimentos que la contengan, por ejemplo, leche y cereales fortificados, pescados grasos, hígado, yema de huevo y queso.

El ejercicio es clave para fortalecer los huesos y retardar la pérdida ósea. Combinar ejercicios de entrenamiento de fuerza con ejercicios de levantamiento de pesas y de equilibrio. El entrenamiento de fuerza ayuda a fortalecer los músculos y los huesos de los brazos y la parte superior de la columna vertebral. Los ejercicios de soporte de peso, como caminar, trotar, correr, subir escaleras, saltar una soga, hacer esquí y practicar deportes de impacto, ayudan principalmente a los huesos de las piernas, las caderas y la parte baja de la columna vertebral.

Nadar, montar en bicicleta y ejercitarse con máquinas como los elípticos pueden proporcionar un buen ejercicio cardiovascular, pero no son tan beneficiosos para mejorar la salud ósea.

Según MedlinePlus, la osteoporosis es una enfermedad silenciosa, que tal vez muchas personas no sepan que la padecen hasta que se fracturan un hueso. La recomendación es entonces practicarse un examen de densidad mineral ósea con el fin de controlar la salud en este sentido.