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Uno de los dípticos de Saúl Sánchez.

#PlanDeSábado

Dos exposiciones en galería Nueveochenta

Las muestras ‘Un hombre no puede mover una roca con sus propias manos’ de Saúl Sánchez y ‘Pasaje’ de Mateo Cohen están abiertas al público hasta el 3 de julio. Ambas proponen nuevas formas de mirar el arte.

revistaarcadia.com
23 de junio de 2017

La galería Nueveochenta de Bogotá, ubicada en la Diagonal 68 #12-42, presenta dos nuevas maneras, propuestas por artistas colombianos, de acercarse al arte. Abre entre semana de 10:00 am a 6:00 pm, y los sábados de 2:00 pm 5:00 pm.

En la sala principal está Un hombre no puede mover una roca con sus propias manos de Saúl Sánchez, una exposición sobre contrastes. Surgió cuando el artista encontró un libro sobre la historia de las máquinas, de los años sesenta, lleno de rayones infantiles. Sánchez, que siempre ha tratado de expandir las posibilidades de la pintura, adaptó esas imágenes a una serie de dípticos hechos con óleo y serigrafía que muestran las ilustraciones formales del libro, de personajes como Samuel Morse, con los dibujos de los niños encima. Las parejas de obras invierten las técnicas, en una la ilustración está en óleo y el rayón en serigrafía, en la otra lo opuesto.

La serie está organizada como en un “espejo”, explica Diego Uribe de la galería. Las obras suscitan preguntas sobre la formalidad del arte, la mitificación de la figuras históricas, la relación que tenemos con la tecnología y la intención comunicativa que tiene. El título de la obra también alude a la naturaleza colaborativa del trabajo, creado a partir de los aportes de varios “artistas” a lo largo del tiempo.

La otra exposición es Pasaje de Mateo Cohen. Su trabajo indaga en la materia y la forma. Parte de la abstracción para interrogar la esencia del medio y de la imagen. Estudió las vanguardias modernistas para poder comunicar que el medio de por sí es vacío, por lo cual interviene el lienzo. Al cortar la superficie de sus pinturas propone una manera distinta de dibujar imágenes y además convierte el cuadro en una suerte de objeto escultórico. A partir de formas toscas, acabados rudimentarios y colores sobrios, Cohen “buscan detener la mirada y proponer una atmósfera contemplativa”, según un comunicado del artista.