CIUDADES

Barranquilla y Cali se disputan el tercer puesto entre las mejores ciudades

El vertiginoso crecimiento de Barranquilla y la recuperación económica de Cali están llevando a estas dos capitales a una guerra no declarada por el tercer puesto de las ciudades más importantes de Colombia. Reportaje.

5 de julio de 2018, 12:01 a. m.

Algunos colombianos vienen diciendo desde hace un tiempo que las personas que viven en ‘tierra caliente’ suelen trabajar menos, ser más perezosos y, como si fuera poco, afirman que a los oriundos de estos territorios –de manera general y prejuiciosa– no les gusta pagar las cuentas; un fenómeno clasificado en medios de comunicación como ‘cultura del no pago’.

Sin embargo, lo que está pasando por estos días con dos de las ciudades más importantes del país –cuyo promedio de temperatura al día es de 30 grados– dejaría a más de uno con la boca abierta y pensando muy distinto.

Durante décadas se enseñó en las escuelas y colegios de Colombia un orden teórico de las principales ciudades del país en función de su población, economía e importancia: Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla fue el listado que se escribió por décadas en los cuadernos de los estudiantes.

Aunque Bogotá y Medellín continúan con las medallas de oro y plata (respectivamente), al menos en lo que tiene que ver con población y producción económica, la distancia que en su momento hubo entre Cali y Barranquilla se ha reducido en la segunda década del siglo XXI, debido a múltiples fundamentales económicos, a la excelente posición geográfica de las dos urbes y a vigorosas administraciones que le han imprimido un nuevo aire.

Para averiguar lo que está pasando y tomar el pulso, Dinero viajó a estas dos ciudades para hablar con empresarios, gobierno y analistas para ver cómo se están convirtiendo estas dos capitales en las niñas bonitas del país.

Pero antes de ver cómo va esta sana lucha, es necesario aclarar que buena parte de la información económica disponible, incluida la del Dane, mide y compara varios indicadores económicos departamentales, pero no hace lo mismo con las capitales. Una tarea pendiente en el Gobierno.

A pesar de ello, el Consejo Privado de Competitividad (CPC) presentó hace poco un complemento a su ya tradicional Índice Departamental de Competitividad, y ahora está revisando el comportamiento de las ciudades capitales a través del Índice de Competitividad de Ciudades (ICC). Este nuevo insumo está muy sintonizado con las tendencias del comercio mundial, en donde la lucha y la competencia por la inversión, el talento y la calidad de vida ya no es entre países sino entre ciudades.

En el caso de Barranquilla, el CPC consolidó indicadores de competitividad junto con el municipio de Soledad, en donde funciona el aeropuerto Ernesto Cortissoz y una parte importante de la industria. Con Cali se hizo lo mismo, juntando a Yumbo, donde también tienen asiento importantes empresas y fábricas. En este último caso, el análisis del CPC no incluyó los centros de producción del norte del Valle y el mismo Cauca.

Así las cosas, ¿en qué están estas dos capitales? Un comparativo de cifras económicas es un buen primer ejercicio.

El dato consolidado del ICC encontró a Cali en el puesto 6 y a Barranquilla en el 9. Sin embargo, al hacer un zoom en los indicadores que alimentaron este ranking se encuentran datos interesantes. Por ejemplo, en cuanto a condiciones básicas, que incluyen temas como infraestructura, tamaño de mercado, instituciones, educación, salud y sostenibilidad ambiental, Barranquilla quedó en el puesto 6, superando a Cali que quedó de 11.

Pero en otra competencia, la de la sofisticacion e innovacion es Cali la que pica adelante en el puesto 3, mientras Barranquilla le sigue muy cerca en el 5. El otro factor de competitividad que analizó el CPC fue eficiencia (educación superior y eficiencia de los mercados), en ese caso la pelea es más intensa, pues Cali logró el lugar 8 y Barranquilla el 9.

Se trata de indicadores que dan cuenta de las cosas que están pasando en estas ciudades.

Por ello no es suficiente con mirar el PIB de las dos capitales. Si nos basamos solo en este indicador macroeconómico, el área metropolitana de Cali es cerca de dos veces el de Barranquilla o Bucaramanga y 72,1% el de Medellín. Allí hay una distancia todavía grande.

En donde no hay tanta diferencia es en el valor agregado per cápita. En la capital del Atlántico es de $12,78 millones, mientras en Cali es de $15,70 millones.

A continuación otro dato interesante. Aunque Barranquilla es casi la mitad en población y está lejos en PIB frente a Cali, otro es el asunto si se revisan los ingresos e inversión pública de las dos ciudades.

La evolución de ingresos públicos en la Arenosa es impresionante. En 2008 reportaba ingresos de $800.000 millones y la mayoría de estos eran embargados por múltiples procesos jurídicos y de Ley 550 (insolvencia). El panorama cambió mucho, pues en 2017 a la capital del Atlántico ya ingresaba cerca de $2,8 billones. En Cali, también producto de la buena gestión del actual alcalde, se viene mejorando esta cifra: en 1998 ingresaba $800.000 millones, en 2008 cerca de $1,2 billones y en 2017 llegó a $3,6 billones.

“Barranquilla tiene casi el mismo presupuesto de Cali, pero tenemos el doble de población”, confirmó a Dinero el alcalde de la ciudad, Maurice Armitage.

Pero el dato más interesante está en la inversión pública per cápita, que es finalmente la que se percibe en calidad de vida. En 2008 Barranquilla invertía $586.467 por cada habitante, en el año 2016 la cifra estaba ya en $1‘703.865, casi tres veces más. Ni siquiera Bogotá se le acercó, pues la capital de Colombia reportó que por cada habitante se invirtieron hace dos años $1‘278.707. En Cali, la inversión pública por habitante pasó de $377.680 en 2008 a $904.379.

“En 2008 (en la primera administración de Alejandro Char) todo era oscuro, los dineros públicos estaban embargados, no había ni papel y el cobro de los impuestos lo tenía una empresa privada”, cuenta Ana María Aljure, secretaria general de la Alcaldía de Barranquilla y mano derecha de Char en temas de contratación pública.

Así mismo, el ingreso del hogar promedio de Barranquilla ha registrado un crecimiento que recorta la brecha con otras ciudades, incluida la misma Cali. “Un hogar en Barranquilla de 4 personas ganaba $1,6 millones en 2010, el año pasado subió a $2,8 millones. En resumen, se incrementó cerca de 70%, mientras que en Bogotá en ese mismo periodo creció 25% y en Medellín 35%.

Sin embargo, esa recuperación no es suficiente para acercarse a los ingresos de las dos principales ciudades de Colombia, donde los ingresos por habitante son más altos. "Lo que pasa es que teníamos un rezago muy grande. Yo creo que si seguimos en este camino y constancia alcanzaremos en ingreso promedio por hogar a las ciudades del centro del país en unos 10 años”, anticipó Carlos Acosta, gerente de la ciudad de Barranquilla.

En Cali tampoco se quieren quedar atrás y por eso la gran apuesta de su alcalde Maurice Armitage es la educación. Casi 60% de la capacidad de inversión de la ciudad –unos $550.000millones– se están destinando a planes de mejoramiento de la infraestructura y calidad de escuelas, colegios y universidades. “Estamos impulsado programas de bilingüismo para atender las necesidades de las empresas que están llegando”, dijo Armitage en diálogo con Dinero.

La meta de la ciudad es lograr crecimientos sostenidos de su economía de 6% antes de 2036, cuando la sultana del Valle cumpla 500 años de fundación.

“Queremos ser la segunda ciudad en importancia en el mediano plazo y convertirnos en un fenómeno económico. Para ello, queremos impulsar los negocios asociados a la excelencia clínica, las industrias creativas, el hábitat y la movilidad, así como la biotecnología, en donde caben los desarrollos farmacéuticos, la industria cosmética y la agroindustria”, dijo Julián González, secretario de desarrollo económico de Cali.

Barranquilla, tu papá

¿Qué hizo Barranquilla para entrar de frente en esta guerra contra la pobreza y los ingresos bajos? El gerente de la ciudad, Carlos Acosta, recuerda que en los primeros años de este siglo la pobreza de la ciudad bordeaba un 43% y que ahora está en 20%. También cuenta que la ciudad se paralizaba unos 30 días al año por cuenta de 7 grandes arroyos que inundaban la ciudad y que dejaban muchas veces muertos y grandes afectaciones. Todo eso sin contar que los sistemas de educación y salud habían colapsado por aquellos días producto de la mala gestión y la desidia. De manera casi silenciosa, la situación cambió en poco más de una década.

A pocos días de iniciar el mayor evento internacional en que se haya metido esta ciudad, los Juegos Centroamericanos y del Caribe, se están invirtiendo $1 billón de pesos en la canalización de todos los arroyos, 70% de los estudiantes de colegio ya está en jornada única, se modernizó la red de hospitales y se están terminando 12 nuevas sedes del Sena.

Pero tal vez una de las revoluciones más grandes de Char es la de los parques públicos. De más de 200, se han recuperado 127 y para finales de 2019 estarán remozados un total de 186.

Algo que llama poderosamente la atención es que a diferencia de otras ciudades, Barranquilla ha logrado empoderar a las comunidades con efectos que apenas se empiezan a medir.

“El diseño de los parques se hizo en conjunto con la gente de los barrios. Ese programa lo inició la exalcaldesa Elsa Noguera; ella iba y se ponía de acuerdo con la gente. Por ejemplo, la comunidad podía pedir espacios para ensayar comparsas en lugar de alguna cancha. Cuando la obra estaba lista, se le entregaba primero a la comunidad antes que al interventor”, cuenta Acosta.

El resultado ha sido espectacular. La gente de la Costa, acusada en muchas ocasiones en el interior del país de tener la ‘cultura de no pago’, ha demostrado que cuando las obras se ven el dinero también.

Está el caso de un parque en donde casi no dejan entrar a la Alcaldía porque pensaban que iban a dañar lo poco que había. “Cuando las señoras vieron terminado todo, se acercaron a preguntar por qué no había llegado el siguiente recibo de valorización. ¡Lo querían pagar aun cuando ya no era necesario!”, explicó el gerente de la ciudad, quien agregó que existe una clara correlación entre la recuperación del espacio público con el recaudo de impuestos. Por ejemplo, cuando se recupera uno de estos sitios, crece en un 11% la cantidad de gente que paga el predial.

Del mismo modo, se han pavimentado unos 300 kilómetros de vías de barrio, lo que ha favorecido la calidad de vida. Ahora la administración se concentra en cambiar todo el alumbrado público a luces LED, lo que seguramente redundará en más seguridad y gente más conforme.

Char no es ningún mago. Lo que ha hecho es sacar adelante lo que otros no hicieron; poner la casa en orden y devolverle la confianza al barranquillero. Eso se ve reflejado, tanto en las encuestas de favorabilidad (algunas en el 94%), en el clima de confianza para invertir y consumir y en la inversión privada. Un ejemplo de esto último es el centro de eventos y convenciones Puerta de Oro en donde se invirtieron $270.000 millones. Se trata de un espacio diseñado y construido para eventos de talla internacional que no tenía la ciudad. El recinto, por ejemplo, recibirá en 2020 la Asamblea General del BID, algo impensable hace unos pocos años.

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Esa millonaria inversión privada se convirtió también en el detonante de uno de los planes urbanísticos más ambiciosos del país: el malecón del río. Por décadas los barranquilleros le habían dado la espalda al río más importante de Colombia; se calcula que 90% de los habitantes de la ciudad no habían visto nunca el río en su ciudad y algunos ni siquiera sabían que estaba ahí.

Hoy, luego de una gran recuperación y embellecimiento, el sitio es visitado por unas 50.000 personas cada fin de semana, convirtiéndose en uno de los espacios más concurridos del país. Y eso que el malecón apenas está en su fase inicial, pues el plan a corto plazo incluye un distrito gastronómico, un parque metropolitano, zonas deportivas y un gran teatro. “Todo eso está contratado y estará listo en el segundo semestre de 2019”, aseguró Carlos Acosta.

En resumen, una buena combinación de liderazgo, gobernanza y tecnocracia (se calcula que 30% de los funcionarios de la Alcaldía volvieron del exterior o del centro del país a trabajar en la ciudad), están impulsando Barranquilla a otro nivel. “Yo sí creo que en 10 años Barranquilla se puede convertir en la primera o segunda ciudad en calidad de vida del país”, dijo la Secretaria General de esta capital, Ana María Aljure.

Una voz optimista que ha encontrado eco en poderosos empresarios de la zona es la de Jorge Segebre, gerente de AS Construcciones, quien afirma sin titubear que Barranquilla se puede convertir en el mediano plazo en la segunda ciudad en importancia del país.

“Hay una nueva dinámica en la ciudad, pues hay más confianza entre el sector privado y el gobierno local”, dice este empresario de la construcción desde un imponente edificio del sector de Buenavista, una nueva ciudadela organizada y con buen urbanismo. En este sector se construye el tercer centro comercial, pues los dos primeros ya no dan abasto.

“AS está terminando acá un Marriott, un Holiday Inn y el tercer centro comercial de la zona”, comenta.

Se trata de una zona que crece de manera organizada y de cara al río Magdalena. Allí mismo Argos cuenta con un área cercana a las 700 hectáreas que ha venido desarrollando con diferentes usos.

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De hecho, el buen momento del ladrillo de los últimos años ha derivado en más competencia para AS Construcciones. Se cuenta la llegada de Carlos Arango (Bolívar), Juan Pardo (Prodesa), los Marín Valencia (Marval) y Roberto Moreno (Amarilo), entre otros. El año pasado se construyeron 14.000 viviendas en la ciudad, antes no llegaban a 3.000 unidades.

“Usted no va a encontrar un solo local disponible en los centros comerciales de Buenavista, hemos visto cómo los ingresos de los barranquilleros han crecido y por esa misma vía el consumo”, cuenta Segebre.

Y en esto último que menciona el constructor barranquillero es necesario profundizar un poco más, pues el consumo ha generado una ola de inversiones privadas en la ciudad. Piero Celia es el presidente de Serfinansa, una compañía de financiamiento cuyo principal accionista es Olímpica, un reconocido grupo económico de Barranquilla. Para el directivo, el consumo y colocación de tarjetas de crédito ha venido mejorando en los últimos años, producto de un mejor dinamismo económico. “La calidad de la cartera es buena y en la actualidad ya somos el octavo emisor de tarjetas de crédito. En menos de un año tenemos el propósito de convertirnos en Banco Serfinansa, pues es un anhelo de los costeños tener su propio banco”, dijo a Dinero.

Jimmy Char, vicepresidente comercial de Supertiendas y Droguerías Olímpica, está en la misma tónica de Serfinansa al anunciar nuevas inversiones ligadas al crecimiento de la ciudad.

“En Barranquilla contamos actualmente con 70 puntos de venta en nuestros diferentes formatos: Supertiendas, Superalmacenes, Superdroguerías y Droguerías Olímpica. Es necesario destacar que para 2018 continuamos con nuestro plan de inversión nacional, que asciende a $400.000 millones que nos permitirá abrir 30 tiendas en Colombia, del plan de inversión $150.000 millones estarán destinados para proyectos de apertura de nuevos puntos de venta y remodelaciones en Barranquilla y el Atlántico”, contestó el empresario a un cuestionario enviado por Dinero vía correo electrónico.

Cali Inc.

Aunque Cali no registre crecimientos tan grandes en ingresos como Barranquilla, cuenta con todas las armas necesarias para mantener la lucha por el tercer puesto, e incluso quedarse con la medalla de plata en un futuro.

Así como sucedió en la capital del Atlántico, las últimas tres administraciones de la capital del Valle del Cauca han entrado con un nuevo aire que le ha imprimido a la economía caleña un viento de cola favorable.

En otras palabras, Cali está haciendo la tarea, pero en términos de tecnocracia y gobernanza parece ir un escalón atrás frente a la Arenosa.

Pero antes de ir a buscar el segundo lugar en el ranking de ciudades, debe resolver tres grandes problemas: el primero de ellos es que persisten los problemas financieros de las empresas municipales de servicios. Así mismo, la inseguridad y la migración masiva proveniente de Nariño y Cauca son los otros factores que no le permiten a Cali desarrollar su potencial.

“Estamos tratando de arreglar esos tres temas. Para el déficit en el suministro de agua ya tenemos una solución con una tecnología que trajimos de Estados Unidos, así mismo, en los próximos días firmaremos un acuerdo entre operadores, bancos y Municipio para ponerle orden al sistema de transporte MIO, el cual recibirá $100.000 millones por año del presupuesto”, explicó Armitage.

Pero a pesar de estos desafíos, la ciudad también tiene cosas muy buenas para mostrar. En la actual administración se recuperó la oficina de desarrollo económico para darle un nuevo impulso a varios motores de la economía regional. También se creó la oficina de contratación, que mejoró los procedimientos de licitación, hay un nuevo halo de confianza.

En cuanto a desarrollos urbanos, se tiene muy adelantado un plan para redensificar el centro de la ciudad. “Queremos que la gente viva más cerca de su lugar de trabajo. Por eso queremos ofrecerle desarrollos en los altos de Santa Mónica y Chipichape”, dijo Armitage, al tiempo que mostraba varios render impresos que daban cuenta de los planes para urbanizar dos cerros. Así mismo, hay otras razones para pensar en un crecimiento y florecimiento de la ciudad y el Valle en el futuro próximo.

Un ejemplo de ello es el proyecto Zonamerica, que cuenta con el capital de una de las familias más poderosas de Uruguay. Se trata de un proyecto que prevé la construcción de 18 edificios dedicados a empresas proveedoras de alta tecnología y servicios de telecomunicaciones en el país y la Región.

La primera de estas sedes ya está terminada y la segunda está en construcción, “el primer edificio entrará en operación el 1 de agosto próximo y cuenta con lo último en tecnología para que empresas de tecnología, contact center, desarrolladores y otros servicios, operen desde Cali”, cuenta Jaime Miller, gerente de Zonamerica.

“Una vez tomamos la decisión de internacionalizar la operación, miramos otros países y ciudades de Colombia. Nos decidimos por Cali por varios temas. La geografía ayudó mucho, también el hecho de que al sur de Cali están buena parte de las universidades de la región. Eso significa que hay unos 5.000 egresados cada año de carreras afines a los servicios que van a operar acá”, dijo Miller.

Otra compañía que apostó fuerte en Cali y el Valle del Cauca es la multinacional Cargill, que en junio de 2017 compró a Pollos Bucanero, el segundo proveedor de este segmento en el país.

“Se trata de la primera gran inversión que hizo una empresa extranjera después del proceso de paz. Es una señal positiva pues, además, la operación se dio en el sector de la agroindustria”, dijo Jorge Iván Duque, gerente de Cargill Bucanero.

Duque cree que el Valle y Cali seguirán liderando la economía del Occidente del país y que la Alianza del Pacífico es una buena razón para seguir creyendo en la Región. La compañía prevé lanzar nuevos productos, ampliar instalaciones y no descarta compras de más empresas del sector en el país.

Sin embargo, el ejecutivo reconoció que es necesario mejorar la seguridad, pues sus camiones de distribución deben ser escoltados en Buenaventura y algunas zonas de Cali, como Aguablanca.

Otra de las ventajas de los vallunos es su poder de reinvención. Joaquín Losada es presidente de Fanalca, una de las compañías más grandes del país, con más de 20.000 empleados. “Hemos visto una desaceleración en varias unidades de negocio, como la venta de motos y buses. Nosotros vendíamos 5.000 buses por año, en 2017 esa cifra no llegó a 2.500, mientras que en motos la caída es de 30%”, dijo Losada.

A pesar de todo ello, este cacao de la industria nacional sigue creyendo en la región y es optimista frente a lo que se viene. “¿Cómo hemos enfrentado la desaceleración?, con más productividad y tecnología. Ahora mismo estamos construyendo una planta que nos dará las piezas plásticas que necesitamos en nuestros procesos industriales”, nos comentó en un recorrido por otra planta de ensamblaje, la de los nuevos camiones de basura que entregará a varios de los nuevos operadores en Bogotá.

También están llegando nuevas compañías. Una de ellas es Rodríguez López, una firma española que empezará ensamblar en el segundo semestre ambulancias de última generación nunca antes vistas en el país. La compañía tiene previsto exportar a otros mercados de la región desde su nueva planta de Cali.

Para el profesor del Icesi, Julio César Alonso, Cali tiene todo el potencial para luchar para mantener su tercer puesto. Sin embargo, aclaró que es necesario tecnificar sectores como las maquilas textiles y el calzado. También llamó la atención por los bajos índices de emprendimiento en la Región.

La lucha será candente en los próximos años teniendo en cuenta los planes de Barranquilla y el punto de quiebre de Cali. Independiente de cuál sea la capital con mejores avances o cifras, las dos ciudades son igual de claves para un país que necesita mejorar su economía y bienestar.

Barranquilla es la ciudad llamada a liderar, junto con Cartagena, la región Caribe y Centroamérica, mientras que Cali es la ciudad que cuenta con todo para convertirse en el referente de todo el Pacífico, del río Bravo (frontera de México con Estados Unidos) hasta la Patagonia.

El papel de las promotoras

Probarranquilla es un caso de éxito entre las entidades que hacen todo lo posible para atraer inversión a la capital del Atlántico. Según Ana María Badel, directora de esta entidad, en los últimos 10 años habrían llegado unas 450 empresas a la ciudad y al Atlántico, lo que generó unos 25.000 empleos directos.

Una de las apuestas más interesantes es convertir a Barranquilla en centro de operaciones para las petroleras que están explorando hidrocarburos no solo en las costas de Colombia sino en todo el Caribe. Halliburton construye una moderna planta de suministros de este tipo para surtir las islas del Caribe y Colombia. Estará terminada en diciembre de 2018.

En materia de energía también se trabaja para impulsar proyectos eólicos y solares, un propósito que también impulsa Invest Pacífico en Cali y el Valle del Cauca. “Es necesario destacar que el Valle y Cali fueron reconocidos por el Financial Times entre los 10 destinos para inversión extranjera directa con la mejor relación costo - beneficio en el continente americano”, dijo su director Alejandro Ossa.

Infraestructura, el pendiente

Barranquilla debe terminar el nuevo Puente Pumarejo, una obra contratada por el Invías que presenta atrasos y mayores costos a los previstos en el contrato inicial. Así mismo, es necesario viabilizar proyectos clave como la APP para la mejorar la navegabilidad del río Magdalena, una concesión que se ha frustrado un par de veces. “También toca definir el superpuerto de aguas profundas para que el comercio no se vaya a Cartagena", dijo el director de la Cámara Colombiana de la Infraestructura seccional norte, Carlos Rosado.

Por su parte, Cali avanza positivamente con una inversión de $1,2 billones del Fondo de Adaptación para construir el jarillón que blindará a Cali frente a eventuales inundaciones del río Cauca. Sin embargo, hay pendientes, como la terminación de la doble calzada entre Buga y Buenaventura, finalizar el túnel de la Línea, así como obtener la financiación para construir un tren de cercanías.