Cartas

En la edición n°. 1599-1600 de SEMANA se presentaron los intríngulis para la aprobación de la Reforma Tributaria y los principales cambios que deberá enfrentar el país a partir de enero de 2013. La forma como se tramitó esta ley, con un afán desmedido pese al reconocimiento de no estar destinada a captar más ingresos y al anunciado buen comportamiento de la economía y del empleo, habla mal del estilo que se está imponiendo en la era Santos, caracterizado por la negociación a diestra y siniestra, sin mediar en muchos casos la argumentación y la confrontación en un plano racional. 

En cuanto al contenido de la ley, poniendo de presente que toda ella arrojará un hueco fiscal que probablemente obligue a realizar otra en un corto tiempo, no dejo de lamentar el riesgo tan inmenso al que se somete el sistema de salud con la eliminación de la contribución del sector privado para los trabajadores con salarios inferiores a diez salarios mínimos (8,5 por ciento de la nómina). Lo que más llamó la atención fue la ausencia de la cartera de Salud en un asunto trascendental y la falta de conciencia de dicho tema entre el Congreso y la opinión pública, pues todo giraba en torno al Sena y al ICBF. Más aún, como prueba de la falta de argumentación y de discusión, las cifras que presentó el gobierno sobre los dineros que dejarían de recaudarse para salud vía cotizaciones variaron de 3,8 billones de pesos en la exposición de motivos a 4,8 en una presentación posterior del ministro de Hacienda; aún así, esta cifra parece subvalorada y da cuenta que este tema en particular no fue bien orientado y digerido en la reforma relámpago.

En relación con el artículo ‘Qué desastre’ de la edición n°.1599, me permito manifestar que como ciudadano del común me indigna la burla con que nos tratan los funcionarios de este gobierno, y les importa un rábano que nos alquilen carros recogidos de la basura de otro país, para saquear el erario en beneficios personales por cuenta de la terquedad e improvisación del mandatario de turno.  Además, el gerente de  Aguas de Bogotá tiene el descaro de decir que las máquinas son de lo mejor. Será que es ciego o no quiere aceptar su falta de gerencia y solo se interesa por lo que le redita la crisis, más no la ciudad que lo alberga.

No se comprende el final del artículo ‘Qué desastre’ (Edición n°. 1599), en el cual se señala: “una revocatoria no le conviene a él, pero mucho menos a la ciudad”. El juicio anticipado sobre un mecanismo de participación ciudadana y de control social sobre la dirección política y la gestión pública no puede ser, políticamente, dirigido hacia la solución de una pregunta simple cuyo resultado, como pronosticadores, ya anunciaron. Parafraseando la frase de la semana frente a la fallida reelección santista (1-1): es una opción, no una obsesión. Opción de la ciudadanía -que incluye, obviamente, poderosos sectores económicos, políticos serios y politiqueros de segunda, mafias enardecidas, seguidores desengañados, analistas e investigadores juiciosos, bogotanos alarmados y honestos, cercanos exfuncionarios, taxistas enfurecidos, amas de casa, defensores del modelo, petristas uno A, comentaristas que señalan que se taca burro o jefes de control disciplinario de la Secretaría General, etcétera, frente a lo consagrado constitucionalmente y que, como se observa en la Registraduría, ha sido promovida en 64 oportunidades –en los diez municipios que se llevaron elecciones revocatorias no triunfó–. 

No obstante, como opción, no se puede glorificar ni satanizar. Ejercicios democráticos que, como lo señaló el alcalde Petro, no asustan y son propios del fortalecimiento de la cultura ciudadana (como lo fue su elección, por lo que representa en la historia política reciente). Por tanto, extraña, como lo hacen las expresiones de quienes de labios para afuera dicen no (“Al alcalde Petro no hay que revocarlo”, Parody; “Partido Liberal anuncia oposición a revocatoria”, Gaviria; Nos guste o no, Petro es el alcalde de todos los bogotanos, Serpa…), que después del análisis sobre el modelo de basura y de una especie de consejo amenazante: todavía está a tiempo de rectificar, concluya así, sin análisis de pros y contras, conveniencias o inconveniencias, lo que se juega o lo que no. 

Nunca oí decir que el himno colombiano fuera el segundo del mundo (segundo “mejor” como dicen los gringos), como dice un confidencial de su edición  n°.1601, pero sí que Rafael Núñez era el peor poeta de Colombia. No sé cual será el segundo himno nacional pero sí creo, hablando de “himnos a secas”, que a La Marsellesa la siguen Le Chant de Partisans de la segunda guerra mundial (tal vez de izquierda), Cara al Sol de la Falange Española y La Giovinezza del fascio italiano.  

Más que merecido el homenaje que la revista les hace a esos dos destacados colombianos que han puesto la cara por el país desde el campo del deporte en su edición n°. 1599. Son esfuerzos personales que no tienen nada o muy poco que ver con alguna política seria, duradera y contundente por parte del gobierno en el tema.

Aunque del presidente para abajo se fotografiaron y sonrieron a las cámaras en su momento, la verdad es que los dirigentes deportivos , con muy pocas excepciones, van es detrás de los viajes y de otras prebendas que les facilitan sus nada merecidos cargos; algunos de los cuales son el producto de padrinazgos políticos o pagos de favores ídem. 

Otra muestra de la desidia y poca seriedad por el asunto son la serie de promesas incumplidas en forma descarada a los medallistas olímpicos que tan alto dejaron el nombre de Colombia.

Ojalá el deporte colombiano se convierta algún día en una política de estado seria y contundente que mitigue  tanta miseria y abandono social y prepare verdaderos ciudadanos que muestren ante el mundo la cara amable de  Colombia.

 

En la agenda 2013, SEMANA n°. 1601 no registra la celebración de los Carnavales de Negros y Blancos que se realizan en la zona andina de Nariño, Cauca y Putumayo del 2 al 6 de enero; de impresionante belleza por sus creaciones plásticas son: los de San Juan de Pasto, patrimonio intangible de la humanidad; y el de Ipiales, Multicolor de la Frontera. El 23 de octubre, se conmemoran los 150 años de la creación de la municipalidad de Obando (1863); el  6 de diciembre, la batalla de Cuaspud en Carlosama por la defensa territorial fronteriza, y el centenario cultural de la Sociedad El Carácter, la más antigua de Colombia. Fechas de gran significación para la Patria.