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Uno de los grandes hombres

Hernando Parra Puccetti<br>Pereira
22 de agosto de 2004

Me voy a referir a las columnas de Héctor Abad Faciolince aparecidas en los números 1.134, 'El puño, el corazón, el dedo', y 1.158, 'Una cuestión personal', en las cuales hace referencia a uno de los grandes hombres que ofrendó su vida por la causa de los derechos humanos.

En el año 1984, siendo procurador general de Medellín, en compañía del doctor Guillermo Escobar Mejía, fiscal del Tribunal y otras personas adelantamos una campaña de humanización en las cárceles de Bellavista y San Quintín, a la que se sumó el doctor Héctor Abad Gómez, quien con sus dotes de humanista fue factor determinante para conocer muy de cerca las condiciones degradantes y tratos crueles hacia los internos de las mencionadas penitenciarías, condiciones y tratos que fueron cambiando a medida de nuestras visitas y nuestras intervenciones ante autoridades y empresas privadas, siempre bajo la mirada amable, amiga, sincera, afectuosa de un hombre que no despertaba el más mínimo rencor, enemistad o antipatía, pues sus actuaciones eran totalmente transparentes.

Por ello, el día que fue asesinado por los mismos sicarios de aquella época y de siempre, sólo atiné a decir: "Qué puede esperar este país después de haber acabado con la vida de Héctor Abad Gómez".

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