Ante las amenazas estratégicas regionales, provenientes de Nicaragua y de Venezuela, pertenecer a esta alianza nos ayuda significativamente. | Foto: AFP

COOPERACIÓN

¿Para qué le sirve a Colombia ser miembro de la OTAN?

Gabriel Silva Luján, exministro de Defensa y exembajador de Colombia en Estados Unidos, nos explica la importancia de formar parte de este ‘club’.

Gabriel Silva Luján*
14 de julio de 2018

La historia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) es poco conocida entre los colombianos. En nuestro país abundan los mitos sobre ella y estos impiden tener una apreciación realista y objetiva de los alcances, posibilidades y oportunidades que hoy ofrece. Realidad es, por ejemplo, que Europa no hubiera podido resistir una ofensiva soviético-comunista sin esta organización.

Sin embargo, la Otan de este siglo poco tiene que ver con esos objetivos que tuvo en sus orígenes. Con el final de la Guerra Fría parecía haberse perdido su misión estratégica. Y aunque varios países la señalaban como una iniciativa obsoleta e irrelevante, el paso de los años confirmó que esas apreciaciones habían sido apresuradas. La competencia geopolítica es una ley inexorable en la relación entre los Estados. Los antiguos países de la Cortina de Hierro lo entendieron muy bien. Ante la perspectiva de una Rusia neozarista e imperialista (que se hizo cierta con Putin), muchas naciones que antes estuvieron en manos soviéticas entraron a la Otan en condición de miembros permanentes.

Estos hechos y las nuevas amenazas como el terrorismo, las guerras civiles, la piratería, el populismo antidemocrático, los conflictos en Oriente Cercano, la tensa relación entre las Coreas, llevaron a esta alianza a generar una nueva orientación estratégica, que le dio el carácter de una organización multilateral global de seguridad.

La hegemonía de Estados Unidos en la Otan se está diluyendo aceleradamente debido a los cambios descritos, y a la política internacional de ‘Llanero Solitario’ del presidente Donald Trump. Como lo dijo Tomas Valasek en NPR (la radio nacional estadounidense): “Su corazón no está en la alianza (…) Él no cree ni en amistades ni en aliados permanentes. Ese no es el tipo de actitudes que muestran firmeza y apoyo a un aliado en caso de crisis”.

El desinterés de Trump le da gran autonomía a la organización para ejercer como uno de los ejes clave del multilateralismo en materias de seguridad y defensa de la democracia. La Otan, como se suele decir en el campo colombiano, se ‘destetó’ de Estados Unidos y ahora quiere cumplir un papel más global (no solo eurocéntrico), quiere diversificar, con socios confiables, su presencia más allá de Europa. El ingreso de Colombia en condición de Global Partner (es el único socio en América Latina) le permite participar sin las obligaciones del tratado y aprovechar este contexto de manera estratégica para impulsar el interés nacional.

La fuerza pública colombiana, debido a la desinformación, era vista en Europa y Estados Unidos como una máquina sistemática de violación de los derechos humanos. Esta errada visión se corrige con el ingreso del país a la Otan, que representa un reconocimiento y una validación a la integridad de nuestras fuerzas.

Colombia, a través de los años, ha tenido unas relaciones internacionales altamente concentradas en la interacción con Estados Unidos, especialmente en materia de seguridad y defensa. En la era Trump la ultradependencia de los gringos en estos temas y en provisión de tecnología y equipos, hace al país mucho más vulnerable. El ingreso a la organización les permite a nuestras instituciones de defensa diversificar las relaciones exteriores y ganar libertad al reducir la dependencia del país norteamericano.

Ante las amenazas estratégicas regionales, provenientes de Nicaragua y de Venezuela, pertenecer a esta alianza nos ayuda significativamente. La membrecía en la Otan es un disuasivo para que Maduro y Ortega (acorralados políticamente en sus países) lo piensen dos veces antes de embarcarse en aventuras militaristas contra Colombia. También nos ofrece la oportunidad de explorar un menú más amplio de opciones institucionales y doctrinarias. En fin, la respuesta al interrogante que se plantea en el título de este artículo es clara, el ingreso de Colombia a la Otan nos sirve para mucho; es un catalizador que potencia la seguridad y la defensa nacionales.

*Exministro de Defensa y exembajador de Colombia en Estados Unidos.