RECUPERACIÓN ECONÓMICA
Los seis motores económicos para la recuperación de Latinoamérica
Las huellas que ha dejado la covid-19 en Latinoamérica no van a desaparecer pronto, pero mientras más pronto se activen los motores que pueden empujar una recuperación económica, mayores son las posibilidades de salir del agujero negro.
En una región con más de 11 millones de personas contagiadas y más de 400.000 muertes, las proyecciones económicas apuntan a una histórica caída del Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina, que superaría el 9% en 2020.
Con una contracción económica tan profunda, el desempleo se disparó al 11,4% en el primer semestre de este año, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Sin embargo, en realidad, el problema es mucho más grave de lo que parece, porque las cifras oficiales no incluyen a los trabajadores informales, que son más del 50% de la fuerza laboral en la región.
Como si fuera una zona de guerra, la pregunta básica en muchos de los países de la región es cómo empezar a reconstruir, cuando hay poco financiamiento y mucha deuda pública.
Con la incertidumbre de una pandemia que se niega a desaparecer, no hay una receta económica para ponerse de pie que sea útil para todos los países de la región.
Sin embargo, investigadores de la Cepal proponen caminos que pueden darle un empuje al que probablemente será un largo proceso de recuperación.
"La clave está en abarcar la dimensión económica, social y ambiental del desarrollo sostenible", dice Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la organización, en diálogo con BBC Mundo.
Estos son algunos de los motores que la Cepal reconoce con el mayor potencial para empujar la recuperación de América Latina:
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Una nueva matriz energética
La participación de las energías renovables no convencionales (biomasa, solar, eólica, geotérmica y biogas) en la producción de electricidad en la región aumentó desde un 4% en 2010 a cerca de un 12% en 2018.
"Si continuamos descarbonizando, podríamos crear siete millones de empleos en una década", apunta Bárcena.
Una señal alentadora, explica, es que la inversión extranjera directa en energía renovable ha aumentado, principalmente por parte de empresas europeas y, en menor medida, chinas.
En esa transición hacia el uso de energías limpias se destacan países como Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua en Centroamérica, y otros como Brasil, Chile y Uruguay en América del Sur.
Quienes no siguen esa dirección son México, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, países donde, por el contrario, ha disminuido el porcentaje que representa la oferta de energía primaria renovable con respecto a la oferta total de energía.
La electromovilidad urbana
La descarbonización del sector del transporte en la región permitiría generar 4 millones de nuevos empleos en actividades de operación y mantenimiento de vehículos pesados, y más de 1,5 millones en la industria de vehículos livianos, de acuerdo con los cálculos del organismo.
Aunque el sector de los autos eléctricos aún es muy incipiente, la flota de buses eléctricos ha comenzado a crecer (circulan cerca de 1.300 unidades en 10 países), especialmente en ciudades como Santiago, en Chile.
La disminución del costo de las baterías ha hecho que los autobuses eléctricos se acerquen a la paridad de costos con otras tecnologías de autobuses y, en muchos casos, ya son la opción más barata en términos de costo total.
Por otro lado, la reconversión de buses convencionales a buses eléctricos ha demostrado ser eficiente y, tras recuperar la inversión inicial, termina siendo más barato.
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La revolución digital
Mientras que en Europa y Estados Unidos casi el 40% de las personas puede trabajar desde su hogar, en América Latina solo puede hacerlo el 21,3% de los ocupados.
El uso de tecnologías digitales en la región en los procesos de gestión en las cadenas de suministros, el procesamiento, la manufactura, las operaciones y los canales de distribución se encuentra muy rezagado en comparación con países más desarrollados.
Por ejemplo, mientras que el 70% de las empresas de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (Ocde) utilizan internet en su cadena de aprovisionamiento, en la región esa cifra es de solo un 37%.
La industria manufacturera de la salud
Los sectores manufactureros relacionados con la salud incluyen la industria farmacéutica, la fabricación de dispositivos y equipos médicos, y la industria vinculada a la investigación y el desarrollo.
Estos sectores suelen generar empleos de calidad que facilitan el progreso técnico y que pueden impulsar el desarrollo de un país.
Con la llegada de la pandemia de la covid-19, las grandes corporaciones están cambiando sus estrategias para reducir el nivel de riesgo de las cadenas de abastecimiento, aunque les signifique un mayor costo de producción.
En la práctica, algunas empresas han comenzado a acercar una parte de su producción a los mercados finales, en lo que se conoce como "alternativas de abastecimiento cercano", que pueden beneficiar a países de América Latina.
Si la región genera alternativas de producción, les ofrecerá una mayor flexibilidad a las empresas internacionales para contar con nuevos mercados donde fabricar sus productos.
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La bioeconomía
Se trata de agregarles valor a los recursos biológicos de una manera sustentable.
La bioeconomía incluye desde la agricultura, la agroindustria y la producción de alimentos, hasta productos biotecnológicos vinculados a la salud como vacunas, métodos de diagnóstico o tratamientos.
La economía circular
Si la economía lineal se basa en producir, consumir y eliminar, la economía circular busca exactamente lo contrario: reutilizar y reciclar los productos, en vez de desecharlos.
La Cepal ve una oportunidad para que la región apueste por un crecimiento circular, desarrollando negocios en áreas como la gestión de residuos sólidos domiciliarios, orgánicos, plásticos, sanitarios, aparatos electrónicos o baterías de plomo, entre otras industrias.
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