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AUTO-RETRATO

Bolivar visto por Bolívar en 138 páginas

24 de octubre de 1983

"Bolivar habla de sí mismo ", editado por: Poligrupo Comunicación. Prólogo de Vicente Pérez Silva, Bogotá, 1983; 138 páginas.
Una de las facetas más interesantes del Libertador se muestran en sus autorretratos escritos, sin ánimo de trascenderlos a otra cosa que a mostrar a sus coetáneos sus intenciones desprovistas de interés por la vida material, su afán por entregarse a la causa de la Emancipación, "Yo soy más generoso que nadie con mis amigos, y con los que no me hacen daño; y soy terrible con aquellos que me ofenden", dice para señalar los rasgos de su carácter apasionado y sincero. Sus estados de ánimo en plena guerra de Independencia lo muestran "sumergido en un piélago de confusión y dificultades; siente que "el congreso y el pueblo peruanos han creído queyo tengo el hilo del laberinto de Creta y que, como Teseo, saldré de él". La confianza total y absoluta de los americanos en su capacidad le hace exclamar "Cuánto se engañan estos señores".
Muy diferente al héroe infatuado que se veía en Europa y que se ha intentado hacer pasar como la imagen típica de Bolívar, exclama de pronto: "Yo no tengo sentimientos personales jamás.
Mis cóleras pertenecen a los relámpagos que pasan con ellas".
Para defenderse de la calumnia de Santander en el sentido de juzgarlo un ignorante, Bolivar invoca a sus maestros Rodríguez y Andrés Bello, "ciertamente que no aprendí la filosofía de Aristóteles, ni los códigos del crimen y del terror", pero manifiesta haber leido como el que más a Locke, Condillac, Berthelot, y los clásicos.
Al exigirle sus conciudadanos mayores sacrificios, señala: "Dudo que haya derecho para exigirme que expire en el suplicio de la cruz"... "Aquí tienen mi confesión general en propósito de la enmienda; Santander se encargará de la de mis pecados. Podrá darse más penitencia? Creo que no... "
En 1830, ante la inminencia de su muerte deja un último aliento en la expresión: "Yo estoy resuelto a irme de Colombia, a morir de tristeza y de miseria en los países extranjeros. ¡Ay! mi aflicción no tiene medida, porque la calumnia me ahoga como aquellas serpientes de Laconte". Además de la literatura griega y latina, pasa por estas páginas todo el recorrido introspectivo de un guerrero que afronta sus adversidades con tesón. -
Libardo González-