Home

Cultura

Artículo

A DOS MIL AÑOS DE EURIPIDES

El "Nuevo Taller Teatral" asumió el difícil reto de montar la "Medea" de Anouilh.

13 de junio de 1983


Desde hace más o menos dos años, la mayoría de los grupos de teatro colombiano se han dedicado a realizar obras de autores clásicos como Shakespeare, Miller, Valle-Inclán, Johnson, Albee, lo cual contrasta mucho con el tipo de representaciones que se hacía a lo largo de la década pasada, en la cual lo que dominaba la escena era el compromiso político de un teatro capaz de una denuncia y de una transformación en el espíritu del espectador. En estos momentos, esa es una experiencia que ha sido asimilada y a partir de la cual se han creado objetivos más ambiciosos. Esto ha obedecido a las necesidades de un teatro que está en vías de formación y cuyos dramaturgos se cuentan en los dedos de una mano. Dentro de esta línea está el grupo Nuevo Taller Teatral, dirigido por Paco Barrero.

Este grupo tiene todos los problemás de un grupo que está en formación: falta de plata, falta de tiempo, falta de sala y falta de público. A pesar de esto, ya tiene dos obras montadas y piensa tener otras dos puestas en escena para finales de año. Hace más de dos meses presentaron "Frank V", una sátira de cuatro horas de Friedrich Dürrenmat, que muestra los manejos financieros de una familia. Para julio piensan presentar "Historias de Racamandaca", basada en una obra de David Sánchez Juliao y para noviembre, "Ricardo III" de William Shakespeare. En este momento se está presentando en la sala del Teatro Libre de Bogotá "Medea", del dramaturgo existencialista francés Jean Anouilh.

Hay muchos nombres pertenecientes al teatro universal que no han sido representados en Colombia en los últimos tiempos. Muy poco Beckett, muy poco Williams, muy poco de figuras latinoamericanas como Cabrujas o Figueiredo. La "Medea" de Anouilh trae a colación una serie de sugerencias que han atravesado más de dos mil años, desde que Eurípides escribió la primera "Medea". No se limita únicamente a mostrar la problemática existencialista, sino que muestra en esencia lo que es la lucha de la mujer para ser ella misma y en contra de esto, las actitudes acomodaticias de las personas que toman posición pensando únicamente en su bienestar, olvidando el sentido de lo que es la lucha por un porvenir auténtico y mejor.

En este sentido se pudo tomar en 1946, apenas finalizada la guerra, la tragedia de una mujer que mata a sus hijos y se suicida con el fin de vengarse de la traición que le hace su esposo Jasón al contraer nuevas nupcias con Creusa, la hija de Creonte, rey de Corinto. A pesar de que las referencias mitológicas hagan pensar que es una obra lejana tanto en tiempo como en espacio, lo que ella dice y expresa pertenecen a la época contemporánea.

En su obra, Anouilh critica ferozmente a aquellas personas o grupos de personas que se acomodan en una situación, como fue el caso de los franceses que no supieron oponer una resistencia eficaz al invasor alemán. Se refiere en un artículo en 1972 a "los traidores odiosos de Vichy". Este es el papel que asume Jasón. Creonte es el alemán invasor y Medea es Francia. De todas maneras, los personajes no son únicamente símbolos hístóricos. Ellos son representaciones de personas de carne y hueso, que se enfrentan a la destrucción y a la venganza.

El montaje de Paco Barrero presenta esa ambiguedad en el tiempo y en el espacio de los que se hablaba anteriormente, pues se remite a situaciones que se encuentran aquí y ahora o en otros lugares y en otros tiempos. Tanto el vestuario, diseñado por Luis da Silva, como la sencilla escenografía y la música, llevan al espectador elementos primitivos que se encuentran en toda época y en toda cultura.

El texto es un texto difícil de llevar a las tablas, porque está diseñado para actores muy persistentes, que sepan mantener el sentido de la tragedia durante los largos monólogos que suceden continuamente. En esta obra se necesita de dos actores bien ejercitados, que hagan los papeles de Jasón y de Medea. En este caso el de Jasón lo hace Luis López y el de Medea Consuelo Moure. A veces falla un poco la representación, se pierde la tensión en la medida en que se pierde el tono adecuado.

Los actores habían preparado sus papeles aún desde antes de realizar "Frank V", pero sólo tuvieron ensayos generales durante un mes. Este poco tiempo de preparación se nota en la representación de la obra. No a niveles elementales, de descordinación entre luces y actores, sino en la medida en que falta un poco de cohesión general, de integración, lo que puede lograrse con un poco más de ensayo y acaso de discusión. Se espera que en las próximas obras esto no esté presente.

"Medea" es la obra de la toma de posición a expensas del sacrificio que ello implique. Ella no actúa por un mundo mejor, sino por lo peor que hay en este mundo. Ella asesina a sus hijos, mata a Creonte y a la nueva esposa de Jasón y luego se suicida para luchar en contra de la dictadura de un rey y la traición; es una crítica al comportamiento medroso y a la tiranía desde el punto de vista de una mujer -madre que siempre ha sido reprimida.

Esta es una obra que se deja ver a pesar de las imperfecciones que pueda tener un grupo en formación.

Pedro Cote