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EL ANGEL ENAMORADO

Versión estadounidense y acaramelada de la película de Wim Wenders 'El cielo sobre Berlín'.

24 de agosto de 1998

Director: Brad Silberling Protagonistas: Meg Ryan, Nicholas Cage, Dennis Granz, Andre Braugher La pareja ha causado sensación en Estados Unidos con un sonoro taquillazo de temporada. Se trata de Nicholas Cage y Meg Ryan, el primero elevado a la potencia de superestrella desde su participación en Adiós a Las Vegas y la segunda toda una institución en el género de la comedia desde Harry y Sally. Ambos en el curubito de sus carreras sirven de protagonistas en la película de Brad Silberling El ángel enamorado (City of angels), una conmovedora cinta que narra la historia de un ángel dispuesto a sacrificar su eternidad por el amor de una doctora que destila humanidad. El filme tiene su más clara referencia cinematográfica en El cielo sobre Berlín, del director alemán Wim Wenders, una película que trata el mismo tema pero que, a diferencia de la estadounidense, su enfoque es mucho más amplio y abarca el estigma existencial de una ciudad acosada por los fantasmas de la guerra. Incluso la productora Dawn Steel, fallecida el año pasado, fue quien compró los derechos de El cielo sobre Berlín poco después de su estreno a finales de los 80 con el ánimo de llevar a la pantalla la versión norteamericana de la prodigiosa obra de Wenders. El resultado está en cartelera. A pesar de que El ángel enamorado plantea no sin cierta belleza la ensoñación de una ciudad habitada por ángeles, además de formular preguntas fundamentales alrededor de la vida y la muerte, el centro de su atención es el amor como privilegio de la humanidad. Sin embargo su desarrollo deja mucho que desear. Ryan, en el papel de lacirujana cardiovascular que se enamora del ángel, demuestra todas sus dotes histriónicas, pero Cage, como el mensajero de Dios que desea convertirse en hombre, es demasiado melancólico y tras él corren toda suerte de amaneramientos que hacen de la película una impostación. Para quienes han visto El cielo sobre Berlín y su continuación, Tan lejos, tan cerca, también de Wenders, la comparación con la reciente realización de Brad Silberling se hace inevitable. La profunda tensión dramática que Wenders dejó plasmada en sus cintas, con atmósferas sobrecogedoras y espléndida fotografía, ha sido rebajada a la simple condición de un romance almibarado al estilo de Ghost, el fantasma del amor, un detalle que habla por sí solo de las enormes diferencias entre el cine europeo y la gran industria cinematográfica de Hollywood.