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LA DIVA VERDIANA

LA FUNDACION CAMARIN DEL CARMEN PRESENTA EL PROXIMO VIERNES EN EL TEATRO COLON A LA SOPRANO APRILE MILLO, LA GRAN SOPRANO VERDIANA DE LA ACTUALIDAD

17 de junio de 1996

La diva verdiana La Fundación Camarín del Carmen presenta el próximo viernes en el teatro Colón a la soprano Aprile Millo, la gran soprano verdiana de la actualidad. Que la soprano es la reina de la escena lírica es un asunto que nadie pone en duda. Soprano fueron la Melba, la Callas, la Malibrán, la Grissi. Sopranos las hay de todos los colores y todos los plumajes y, naturalmente, es la más prolífica de las voces de la ópera, como quien dice, es el más competido y el más reñido de los estadios de la vocalidad. Básicamente hay soprano lírico, dramático y de agilidad. Sin embargo, para los expertos las cosas no son tan sencillas. Por eso, como en la medicina, también las sopranos se especializan por la calidad de su instrumento y la autoridad de su interpretación, Las hay wagnerianas, puccinianas, rossinianas y una de las más apreciadas de la especie es la verdiana que, como su nombre bien lo sugiere, centra su carrera en las óperas de Verdi. Lo que no es poca cosa. Verdi es uno de los puntales del repertorio básico de cualquier casa de ópera del mundo y temporada sin un Verdi, sencillamente no es temporada. La soprano verdiana es fundamentalmente una lírico-spinto, es decir, esa que posee un sonido opulento en el centro de su tesitura, es elocuente en la expresión, etérea en la emisión del pianissimi, resuelve con solvencia y sin exhibicionismo belcantístico los pasajes de fioritura y despliega tanto poder en el agudo y el sobreagudo que consigue imponerse sobre una orquesta en pleno. Todas condiciones que posee en grado superlativo la soprano norteamericana Aprile Millo. Tanto que hoy se la considera como la gran verdiana de la actualidad y heredera natural de Leontyne Price y Renata Tebaldi. La Fundación Camarín del Carmen la presenta la noche del próximo viernes 31 de mayo en el teatro Colón, acompañada de la Sinfónica de Colombia y con la dirección del mexicano Enrique Patrón de Rueda. Que Aprile Millo llegue a la capital luego de los conciertos de los tenores en el estadio El Campín es algo que puede resultar casi natural para una ciudad que, como Bogotá, empieza a habituarse a contar con las grandes estrellas de la música en el menú de su temporada. Sin embargo, lo realmente importante es el hecho de escucharla en su medio natural, un escenario lírico, sin que la amplificación del sonido que deforma la calidad natural de la voz medie entre ella y el público, y sobre todo, la oportunidad de oírla en un programa paradigmático de su arte: Selva opaca de Guillermo Tell de Rossini, Casta diva de Norma de Bellini, Canción de la luna de Rusalka de Dvorak y, por supuesto, la necesaria cuota verdiana, Madre dal cielo socorrimi, aria y cavaletta de I Lombardi, Tacea la notte placida y Di tale amor del Trovatore y finalmente Son giunta! y Pace, pace, mio Dio de La Forza del destino. Un programa exquisito y, para placer de la afición, también de increíbles exigencias y altísimo riesgo, que por supuesto se intercala con una buena selección de oberturas e intermezos de Rossini, Verdi y Puccini. Visto en perspectiva, no se trata de un buen concierto más. Al fin y al cabo, nunca hasta el momento, el público colombiano ha estado en condición de tener en escena a la primera verdiana del mundo; en el pasado jamás Bogotá aplaudió a la Ponselle, a la Milanov, la Price o la Tebaldi. Aprile Millo, su heredera en línea natural, es esa primera oportunidad, ¡única y feliz!