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DIAS DE GLORIA

Al contrario de la triste historia de Pambelé, algunos de los más grandes deportistas colombianos han demostrado ser igual de buenos en materia de negocios.

27 de octubre de 1997

El pasado 30 de agosto Antonio Cervantes, 'Kid Pambelé', entró a su humilde casa en Turbaco, Bolívar, y ante el asombro de familiares y amigos destrozó gran parte de los enseres de su vivienda. El primero y más grande campeón mundial de boxeo que ha tenido Colombia había vuelto a caer en manos de los enemigos que desde hace más de una década lo tienen tendido en la lona: la droga y el alcohol. Pocos días antes el ex campeón había recibido ocho millones de pesos como adelanto de las regalías del nuevo disco de Carlos Vives en el que el cantante le dedica una canción. Ese domingo de agosto Pambelé terminó recluido en el hospital siquiátrico de Cartagena y de los ocho millones nada quedó. Ese fue el último de los escándalos del hombre que entre 1972 y 1980 defendió en 19 oportunidades el título welter júnior, amasando una fortuna que en 1978 fue calculada en 1,5 millones de dólares. Gran parte de ella quedó dilapidada en cantinas y bares.Como Pambelé, en la historia deportiva de Colombia han sido varios los atletas que después de haber logrado con inmenso sacrificio escapar de la miseria han terminado regresando a ella porque, al igual que el campeón de Palenque, pocos pensaron en el futuro y muchos creyeron que la gloria y el dinero eran eternos. La realidad se encargó de demostrarles duramente lo contrario. Sin embargo hoy muchos de los más grandes héroes del deporte nacional no sólo han aprendido la lección del triste final de Pambelé sino que marcan un profundo contraste con él ya que han invertido inteligentemente sus ganancias, llegando a manejar en la mayoría de los casos importantes cifras. Es la historia de los legendarios boxeadores Rodrigo 'Rocky' Valdés y Fidel Bassa. De los ciclistas Lucho Herrera y Fabio Parra. De los futbolistas Carlos Valderrama y Faustino Asprilla. SEMANA investigó en qué han invertido su dinero los más grandes deportistas del país.
Fidel Bassao quería ser boxeador. A los 8 años era vendedor de bocachico al lado de los buses en su pueblo, El Retén, Magdalena. A los 13 salió solo hacia Barranquilla a buscar fortuna. Trabajó como ayudante de albañilería y a los 15 años se convirtió en vendedor ambulante de pescado. Dos años después su vida cambió. "Pasaron unos muchachos muy bien vestidos y con tenis buenos. Entonces yo los seguí para ver de dónde sacaban la plata para vestirse bien y vi que eran boxeadores". Seis años después, el 13 de febrero de 1984, Fidel Bassa ganó la corona del peso mosca de la AMB superando al panameño Hilario Zapata. "En esa pelea me gané 5.000 dólares y no me quedó un solo peso porque todo lo debía", recuerda. Realizó siete defensas exitosas y el título lo perdió en septiembre de 1989. Un mes después de esa derrota, a los 26 años, se retiró del boxeo profesional. Cuando colgó los guantes tenía un apartamento, dos casas, un Mazda último modelo, acciones en el Banco Ganadero y 120.000 dólares ahorrados en Estados Unidos. "Ahí me quedaba un buen dinerito. En esa época vivía de los intereses porque la plata la tenía quieta para algún negocio", recuerda Bassa.En 1993, después de haber trabajado durante dos años como relacionista de la Editorial Planeta en la Costa, Bassa decidió armar toldo aparte y fundar su propia empresa de libros, Editores Mundiales. "Comencé en un local alquilado y con una secretaria. Salía vendiendo enciclopedias de municipio en municipio". En poco tiempo el negoció creció gracias a que el ex campeón logró descubrir un nicho empresarial en la región. Empezó a ofrecer material didáctico y productos de alta tecnología, como microproyectores o laboratorios científicos portátiles. Hoy tiene 20 empleados que trabajan en sede propia en un elegante sector de Barranquilla. Aunque Bassa sólo estudió hasta cuarto de primaria maneja sus inversiones como cualquier universitario con PhD en administración. En cuatro años ha logrado no sólo expandir su negocio sino ampliar sus inversiones. Hoy entre la empresa, una pequeña finca con ganado, dos apartamentos, varias casas, oficinas y vehículos el hombre que no quería ser boxeador tiene un capital cercano a los 3.000 millones de pesos.
'Lucho' Herrera
Cuando comenzó, 'Lucho' Herrera tenía pinta de todo menos de ciclista. Era un muchachito debilucho de cachetes rosados y sin pinta de atleta. Lo poco que se sabía de él era que cuidaba jardines y en los ratos libres montaba bicicleta. Nadie se imaginaba que el 'Jardinerito' iba a ser no sólo el ciclista profesional más importante en toda la historia del país, sino uno de los más grandes del mundo y el mejor escalador de todos los tiempos.Sin excepción la élite del ciclismo mundial tuvo que inclinarse ante el único pedalista que ha podido coronarse rey de la montaña en el Tour de Francia, el Giro de Italia y la Vuelta a España. Ganó todo lo que estuvo a su alcance, entre ellas cuatro Vueltas a Colombia, dos Dauphiné Liberé y uno de los máximos triunfos deportivos en la historia del país: la Vuelta a España en 1987. Aquel 'Lucho' que no tenía pinta de ser el monstruo del ciclismo que resultó siendo, tampoco tenía cara de ser un hábil negociante. Sin embargo en este terreno Herrera ha demostrado que lo domina tan bien como en las más empinadas cumbres europeas. "Lo primero que compré fue un Simca en 1981. Después lo vendí y con eso compré dos lotes" , recuerda el 'Jardinerito'.Según Herrera los mejores años fueron los tres últimos antes de su retiro en 1993. Aunque dice que no recuerda cuánto ganó como ciclista, tan sólo en este período 'Lucho' logró contratos que superaron los 2.000 millones de pesos. A lo que habría que sumarle los cerca de 1.100 millones que había conseguido ahorrar e invertir en los 10 años anteriores. Hoy, con unos kilos de más, 'Lucho' está dedicado de tiempo completo a administrar lo que con tanto esfuerzo consiguió y a realizar proyectos de urbanización, empresa a la que se ha dedicado desde hace algunos años en compañía de su hermano Rafael. Herrera ha construido varias urbanizaciones y en sus dos fincas se defiende como todo un experto vaquero para manejar una importante cantidad de ganado que comercializa con firmas como Carulla. 'Lucho', tan parco como siempre, reparte su tiempo entre la familia y sus negocios en los que tiene inversiones cercanas a los cinco millones de dólares. Y aunque bien podría delegarlos prefiere seguir trabajando porque esa es su nueva forma de vivir y de sacarle triunfos a la vida.

Fabio Parra
Fabio Parra tal vez no hubiera necesitado ser ciclista para alcanzar el éxito. A diferencia de la mayoría de los deportistas, Parra fue la muestra de que para ser grande no era indispensable salir directamente de la miseria o haber aguantado hambre. Hijo de una familia de clase media de Sogamoso, desde su primera victoria en la Vuelta a la Juventud, en 1979, hasta su tercer lugar en el Tour de Francia en 1988, demostró siempre que, junto con Herrera, era uno de los grandes del ciclismo internacional.Parra siempre supo de dónde venía y, lo más importante, lo que quería. Por eso, pese a que los compromisos con sus equipos lo obligaron a aplazar varios años sus estudios de administración de empresas en la Universidad Externado, nunca los suspendió porque sabía de la importancia de perseverar. "Hacia 1990 me surgió la inquietud sobre qué iba a hacer cuando me retirara. Estando en Europa empecé a analizar los mercados para ver que se podía hacer en Colombia. Después de mirar mucho me di cuenta de que el plástico era utilizado en muchos productos. Al llegar al país nuevamente mandé hacer una investigación de mercadeo y los resultados me ayudaron, lo mismo que algunas visitas a empresas de este tipo en España, a decidirme por ese sector". Parra, quien como ciclista pudo haber ganado un poco menos que 'Lucho' Herrera, era consciente de la necesidad de ahorrar para poder cumplir con el viejo sueño de montar una pequeña industria. Y así lo hizo. A mediados de 1994, un año después de retirarse, el hijo de Sogamoso terminó la construcción de la planta física de sus 3.500 metros cuadrados, importó la maquinaria de España y arrancó con su empresa de plásticos. Comenzó con 12 empleados, cuatro máquinas y un solo cliente, el cual le pidió 10.000 empaques. Hoy, tres años después, tiene 75 empleados y una excelente clientela, entre las que se encuentran grandes empresas como Postobón. "El nombre me dio la oportunidad de entrar a firmas importantes", afirma Parra. Hoy la empresa no da abasto y entre los planes inmediatos está la construcción de una bodega en Los terrenos aledaños a la fábrica en el sector industrial de Bogotá. Fabio reparte su tiempo entre el cargo de subdirector de Coldeportes, que asumió hace poco más de un año, y la supervisión de su negocio que, como él dice, da para vivir bien. No le gusta hablar de su patrimonio por algunos problemas de seguridad que se han presentado. Pero es uno de los deportistas que mejor tajada le ha sacado a lo que ganó con el sudor de su frente.

Rodrigo 'Rocky' Valdéslos 51 años Rodrigo 'Rocky' Valdés vive como un rey. Todos los días, alrededor de las 12, llega religiosamente en su carruaje _una vieja Ford Ranger modelo 80_ a ocupar su trono. Es una pequeña mecedora de varilla con tejido de mimbre plástico. Su reino no es otro que el mercado popular de Bazurto en Cartagena, el mismo sitio en donde hace casi cuatro décadas llegaba a vender el producto de su trabajo como pescador con dinamita. El mismo lugar en donde sus amigos los pescadores vieron cómo, el 25 de mayo de 1974, Valdés le ganó al estadounidense Bernie Briscoe el título mediano del CMB y se convirtió en campeón mundial. Pese a ser una de las grandes leyendas del boxeo colombiano y a estar considerado por el Consejo Mundial de Boxeo como uno de los 40 mejores peleadores del mundo en los últimos 30 años, 'Rocky' sigue siendo el mismo tipo sencillo. A él parece no importarle las seis defensas que hizo de su título o las titánicas peleas que sostuvo con el argentino Carlos Monzón en Montecarlo, y que tanto impresionaron al príncipe Rainiero y a grandes estrellas de cine. 'Rocky' parece estar por encima del bien y del mal. Hasta hace algunos años administraba los seis buses que compró en 1978 como parte de las inversiones que realizó con el millón de dólares que ganó soportando trompadas. Pero en 1990 se cansó del negocio y los vendió "porque los choferes me robaban y yo no veía plata por ningún lado", dice. También hace poco finalizó con el negocio de prestar plata a los amigos del mercado para que ellos negociaran "porque muchos se iban con la plata y jamás la devolvían". Fue por eso que, asesorado por el hombre que lo descubrió y lo manejó durante años, Melanio Porto, decidió invertir su dinero en algo más seguro y menos arriesgado: bienes raíces.Hoy 'Rocky' vive de la renta de seis apartamentos que tiene cerca del suyo en el barrio Crespo. También es dueño de otros apartamentos que están en manos de sus hijos y las tres esposas que ha tenido en su vida. A eso suma otras propiedades que hacen parte de su patrimonio, calculado en 3.000 millones de pesos.

Miguel 'Happy' Lora los 10 años Miguel 'Happy' Lora ya andaba repartiendo golpes a diestra y siniestra. Sabía que, no obstante la oposición de su familia, el destino lo labraría con sus puños. Y así fue. Pero le tocó esperar para comprobarlo hasta cuando cumplió 24 años en 1985. El 9 de agosto de ese año Miguel se convirtió en el primer campeón mundial de boxeo de su tierra, Montería. Ese día 'Happy' le arrebató el título de los pesos gallos del CMB al mexicano Daniel Zaragoza y no lo soltó hasta el 29 de octubre de 1989, cuando después de siete defensas exitosas otro azteca, Raúl 'El Jíbaro' Pérez, se lo quitó de las manos. Pese a haber sido reconocido como uno de los boxeadores más técnicos del mundo, según 'Happy' en esos cuatro años de reinado no ganó mucho dinero, "por ahí unos 250.000 dólares, porque a mí me pagaban muy poquito. La bolsa más grande fue de 100.000 dólares en mi última pelea, y a eso hay que restarle 33.000 de los apoderados y los impuestos". A pesar de que 'Happy' afirma que a él no le tocó una época buena del boxeo logró invertir sus ganancias en una serie de negocios que hoy, a sus 36 años, le permiten vivir feliz. En 1989 "compre la finca y le metí ganadito. No llegué a tener mucho, por ahí hasta 170 reses. Pero a raíz de la inseguridad me tuve que alejar y por unos problemitas hace poco me tocó salir de la finca y quedarme sólo con el ganado que tengo en fincas de amigos. Después me metí en el negocio de los bienes raíces, comprando y vendiendo, y ahí voy".Hoy el 'Happy' afirma que es un hombre feliz. Dice que a través de sus negocios, su patrimonio _conformado básicamente por tres casas y algunas cabezas de ganado_ logra duplicar lo que ganó dentro del ring.
Edgar Rentería
mayo del 1996 Edgar Rentería debutó con los Marlins de la Florida en el béisbol de las Grandes Ligas. Pese a haber iniciado la temporada tarde el gran nivel del barranquillero permitió que terminara el año como uno de los candidatos a novato del año. Los medios especializados no ahorraron elogios hacia el torpedero colombiano. Tenía 20 años y ya había alcanzado el cielo. Pero no sólo por haber cumplido el sueño de cualquier beisbolista y haberse convertido en el quinto colombiano que llegaba a jugar en las Grande Ligas, sino porque el dinero que recibió por esa primera temporada, un poco menos de 100.000 dólares, cambiaría la vida de su familia. En diciembre de ese año, cuando Edgar regresó a Colombia a pasar vacaciones, lo primero en lo que invirtió fue en algo que él consideraba prioritario: comprarle a su mamá una gran casa. Hoy doña Visitación vive, en compañía de cinco hijos y tres nietos, en una casa del barrio Modelo de Barranquilla avaluada en 45 millones de pesos, tan sólo a unas cuadras de la vieja casa del barrio Montecristo en donde habían vivido los Rentería. Junto con la casa para su familia, las inversiones del beisbolista hasta ahora se limitan a una camioneta Grand Cherokee Limited de 40 millones de pesos y a algunos ahorros en Estados Unidos. En esta segunda temporada el torpedero colombiano aún está sujeto a un contrato en el que se gana el sueldo mínimo de la Gran Carpa, un poco más de 120.000 dólares, lo que explica el porqué todavía no tiene grandes propiedades ni inversiones como otras figuras del deporte colombiano. Sin embargo esa época no está nada lejana para Edgar, pues el próximo año tendrá que renegociar su contrato y desde ese momento en adelante no ganará menos de un millón de dólares por año. Bastante alentador el panorama si se tiene en cuenta que hasta ahora Rentería tiene 21 años.
Carlos 'El Pibe' Valderrama
Nadie lo pone en duda. Carlos Alberto 'El Pibe' Valderrama ha sido un hombre inteligente dentro y fuera de la cancha. Su fútbol fino, pases precisos y diagonales milimétricas fueron suficiente muestra de talento para que en dos oportunidades lo eligieran como el el mejor jugador de América. En 1988, al ser traspasado del Cali al Montpellier de Francia, se convirtió en el quinto colombiano en jugar en el exterior. De allí en adelante todo ha sido éxito en su vida profesional. Su paso por el Valladolid español, su consagración definitiva en Colombia al ganar los títulos con el Junior de Barranquilla en 1993 y 1995 y su reciente triunfo en el fútbol estadounidense con su actual equipo Tampa Bay no han sido más que la confirmación de una brillante carrera. Hoy, 18 años después de su debut profesional _12 de los cuales ha sido capitán de la Selección Colombia-, 'El Pibe' se prepara para jugar en Francia 98, el que será su tercero y último mundial. Todos estos años no le han dejado a 'El Pibe' sólo satisfacciones deportivas. Desde hace más de una década este samario se ha dedicado pacientemente a invertir el producto de sus contratos, principalmente en un negocio que él considera como seguro: la finca raíz. Hoy en día 'El Pibe' es dueño de dos edificios en Santa Marta estimados en un poco más de 1.500 millones de pesos y recientemente terminó la construcción de un pequeño conjunto residencial de nueve casas que tienen un valor de 55 millones de pesos cada una. Aparte de esto, en los últimos años ha logrado negociar con varios apartamentos y casas en distintos lugares, como Barranquilla y El Rodadero, y desde 1993 incursionó en el mundo del transporte al comprar dos pequeñas busetas afiliadas a la firma Rodaturs de Santa Marta _llamadas la Boyo de Yuca y la Caribañola_ valoradas en un poco más de 30 millones de pesos cada una, las cuales arrojan ganancias cercanas al millón y medio de pesos mensuales. Contratos como el que tiene con Tampa Bay, por el que recibe 400.000 dólares anuales, le han permitido a Valderrama alcanzar a sus 36 años un capital que según sus familiares hoy supera los cuatro y medio millones de dólares.
Faustino 'El Tino' Asprilla los 28 años el futuro no es algo que desvele a Faustino 'El Tino' Asprilla. Después de una infancia marcada por la pobreza a los 23 años el espigado delantero tulueño atrapó el cielo con las manos cuando Nacional, su equipo en 1992, lo transfirió al Parma de Italia. Desde ese momento las arcas de 'El Tino' empezaron a llenarse de una manera que ni él mismo llegó a soñar. En las tres temporadas que estuvo con el cuadro italiano Asprilla logró embolsillarse cerca de dos millones de dólares. Pero sería su traspaso al Newcastle inglés el año pasado el que terminaría por aumentar muchos ceros a su cuenta bancaria.Tan sólo por los derechos de traspaso a 'El Tino' le correspondieron 1,5 millones de dólares y en los últimos dos años ha ganado por concepto de salario un poco más de tres millones de dólares. Entre 1992 y 1997 los ingresos del tulueño redondean los cinco millones de dólares. De esa cantidad, Asprilla ha invertido una pequeña parte en comprar varios apartamentos en Medellín y Cali y algunas casas y fincas cerca de Tulúa, todo por un valor cercano a los 1.000 millones de pesos. El resto de sus ganancias las guarda celosamente en bancos suizos, pues la plata de 'bolsillo' es la que entra por pago de patrocinios y premios en la Selección Colombia.
Willington Ortiz
Tuvo su primera casa a los 19 años. Le costó 1.500.000 pesos y estaba ubicada en el sur de Bogotá. Se la compró al 'Loco' Arroyave y allí se fue a vivir con sus hermanos. Era el año de 1972 y 'El Viejo Willy', como lo llamarían años después, era un completo desconocido que no hacía mucho acababa de desempacar maletas de su nativa Tumaco. Había llegado para jugar fútbol con Millonarios. Ocho años más tarde, cuando fue transferido al Cali, toda Colombia ya hablaba del talento del morocho. Los 14 años que estuvo en la Selección Colombia fueron el reconocimiento al estilo de juego de un hombre que marcó una época. Su paso por el Cali y los seis años que jugó para el América le permitieron a Ortiz no sólo incrementar su fama sino hacer un pequeño capital ganado a punta de goles. Hoy al 'Viejo Willy', de los 16 años que estuvo como futbolista profesional, le quedó como capital una casa que compró en los años 70 en el barrio Rionegro en Bogotá. En Cali, donde trabaja actualmente como entrenador de las divisiones inferiores del América, tiene dos casas más y dos locales, en los que funcionan sus almacenes de artículos deportivos creados a mediados de los 80. Su capital difícilmente supera los 300 millones de pesos y no pocos creen que otra habría sido la suerte del 'Viejo Willy' si hubiera jugado en una época como la actual, en la cual un talento como el suyo vale millones.