MUNDIAL 82
Mucha expectativa y resultados sorpresivos caracterizaron el maximo evento del fútbol.
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Un exceso de publicidad, un campeón inesperado y dos o tres escándalos distinguieron el mundial 82. Una enorme expectativa rodeó el evento. Por primera vez tenían acceso 24 equipos a la ronda final y se esperaba que la mayor cantidad de equipos incrementaría el colorido del espectáculo.
La primera semana de competencia no pudo ser más esperanzadora. Brasil e Inglaterra comenzaron arrolladores, mientras que los africanos de Argelia y Camerún se encargaban de asombrar a los expertos. Se vieron en general buenos partidos y parecía que a ese ritmo el mundial sería recordado por su belleza. Pero la segunda semana fue desafortunada. A excepción de lo que hizo Brasil ante Nueva Zelandia y del extraordinario partido que protagonizaron los rusos y los escoceses, el nivel decayó enormemente y comenzaron los escándalos. Alemania y Austria se burlaron del fútbol en un partido arreglado entre ambos para salir de los argelinos. España clasificó de milagro, luego de aprovechar la bondad de los árbitros, mientras que Perú era masacrado en 21 minutos por los polacos. En la segunda ronda tampoco mejoraron las cosas. Inglaterra y Alemania se contentaron con un empate a cero goles, cuando la posibilidad de especular con el resultado privó al mundo de ver una réplica de la final del 66 o del gran partido que protagonizaron ambos en el mundial de México. Rusia y Bélgica no justificaron su presencia en esa ronda. En el grupo cuatro los austríacos se hundieron, los irlandeses a pesar de sus limitaciones trataron de hacer bien las cosas y los franceses pasearon con su fútbol de lujo. El grupo tres fue el único que dejó ver buenos partidos: Italia-Argentina, Brasil-Argentina, pero sobre todo Italia-Brasil fueron partidos dignos de una copa del mundo. Italia cambió su modestia de la primera ronda por un fútbol aparentemente destructivo pero bello y a la vez contundente.
En las semifinales, Italia derrotó a Polonia en un partido desastroso, mientras que Sevilla fue testigo de uno de los mayores dramas de la historia de las copas del mundo: el partido Francia-Alemania que mostró lo que significa jugar fútbol y dejar todo en la cancha. Polonia quedó tercero al derrotar a Francia y los italianos se quedaron con el título al vencer sin problemas a los alemanes.
El mundial no dejó innovaciones pero sí dejó lecciones. Brasil se quedó en el camino al creer que Italia sucumbiría ante el poderío de su medio campo. El fútbol disciplinado de los belgas y de los rusos murió a causa de su incapacidad creativa, mientras que la excesiva prudencia técnica mató a Inglaterra, un equipo que perdió su velocidad y pragmatismo.
En España falló la organización. Se creía que los verdaderos hinchas, los que acompañan a su equipo donde sea, son los mismos ejecutivos que llenan los hoteles de lujo y las playas españolas y no los obreros de Milán o Manchester. Hubo abusos con los visitantes, quienes se veían obligados a tomar hoteles de lujo para conseguir boletas.
La televisión española no trabajó muy bien y el espectáculo cultural paralelo al mundial pasó desapercibido, exceptuando la actuación de los Rolling Stones en Barcelona. Los hinchas escoceses e ingleses se las arreglaron para enfurecer a los españoles con sus insólitas costumbres y los españoles vengaron en ellos la derrota argentina en las Malvinas y la presencia de la Royal Navy en Gibraltar.
Como espectáculo, España 82 no salió muy bien librado. Y sólo la grandeza del fútbol y la pasión que provoca en mil millones de seres humanos está evitando que la publicidad y la voracidad de la FIFA acaben con el evento más importante del mundo .-