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CON LA SOGA AL CUELLO

La banca internacional se endurece frente a peticiones de créditos de los sectores público y privado colombianos

12 de septiembre de 1983

Hasta hace un año, la situación internacional de las finanzas públicas y privadas de Colombia eran ponderadas por los banqueros internacionales, quienes elogiaban la prudencia en el endeudamiento externo del país. El contraste era notorio con el resto de Latinoamérica, que con casi 300 mil dólares de deuda, tenía que dedicar un poco menos de la mitad de sus ingresos por exportaciones, al pago de sus exigencias externas, además de verse obligada a solicitar con voz baja y dócil la renegociación de sus acreencias, con plazos más amplios aunque en condiciones más gravosas. En medio de este panorama, los directores de las finanzas colombianas se paseaban satisfechos frente a sus colegas del resto de países, que buscaban afanosos el otorgamiento de nuevos créditos para cubrir sus retrasos en los pagos. Sin embargo, la confianza de los centros bancarios en la situación colombiana se fue desmoronando poco a poco, casi con igual rapidez que el entusiasmo inicial de las autoridades colombianas. Si hace un año en las oficinas de los banqueros todo era fiestas para los representantes de Colombia, ahora, los huraños financistas de Wall Street los miran con el ceño fruncido. En su número de agosto, la revista "Estrategia Económica y Financiera", que dirige el ex ministro de Hacienda Rodrigo Botero, hace un análisis de las nuevas circunstancias. Menciona que en el pasado mes de mayo, los representantes del gobierno colombiano tuvieron que ofrecer el cielo y la tierra (una comisión anticipada del 1% e interés del 1.58 sobre Libor O 1.12 sobre "prime") para obtener apenas la promesa de un préstamo de sólo $150 millones de dólares, que a mediados de agosto aún no había concluido de negociarse. Sostiene la publicación mencionada, que esa gestión de crédito externo del gobierno y su política en esa materia, es un fracaso:"Que el gobierno colombiano haya estado en el mercado más de una semana, solicitando esa suma irrisoria, ofreciendo una comisión financiera del 1% y altos intereses, derogando además la política que se ha mantenido desde 1974, de exigir que los contratos de préstamo se rijan por la ley colombiana, y sin conseguir los recursos, es un fracaso de la política y de la gestión de crédito externo, aun si la platase obtiene".
DEUDAS SIN PAGAR
Todo parece indicar que la pérdida de credibilidad colombiana en el exterior obedece a diferentes hechos sin aparente conexión pero que, unidos, han puesto en alerta a la banca internacional, que se ha endurecido frente a las peticiones de crédito del sector público y privado colombiano. Uno de los factores determinantes de este fenómeno fue la liquidación del Banco Nacional, que dejó en el aire $34 millones de dólares que bancos extranjeros le habían prestado a esa institución, y que ahora el gobierno colombiano se niega a reconocer, aduciendo irregularidades en la firma del préstamo. Por otro lado, el Banco del Estado se ha negado a aceptar una deuda por $ 23 millones de dólares contraída con Coloca Internacional Corp. S. A., alegando que esa operación no está registrada en los libros de contabilidad del banco, y que por esta razón no es posible admitirla. Con todo, los representantes legales de esa corporación en Colombia lograron por medio de los tribunales que $3 millones ya fueran reconocidos oficialmente por los directivos del Banco del Estado, y se espera una decisión sobre el resto. Aunque no se ha logrado establecer una relación directa entre estos préstamos y el misterioso financista Jorge Castro, se presume que éste tiene que ver con las demandas. Otro golpe a la confianza de los inversionistas colombianos fue la quiebra del empresario Alberto Duque, llamado en Miami "El rey del Café", y quien tiene demandas por más de $ 120 millones de dólares. Duque es probablemente el particular colombiano con mayores deudas ante la banca internacional. Otro hecho que causó sorpresa en los medios financieros fue el viaje a Londres del ex ministro de Haciénda y actual Presidente de Acerías Paz del Río, Jaime García Parra, para confesar simple y llanamente que su empresa no podía responder por los aproximadamente $170 millones de dólares de deuda, y que necesitaba una refinanciación urgente. INSOLVENCIA DEL IFI
Como si fuera poco, en los medios oficiales las muestras de insolvencia tampoco se han ocultado. El gerente del Instituto de Fomento Industrial, IFI, Oscar Suárez Panesso, en declaraciones consideradas imprudentes por los entendidos, expuso ante el Congreso la situación financiera del instituto, y la urgencia de que le fuera aprobado al gobierno un proyecto de ley para refinanciar al IFI en $ 4.000 millones, ante la inminencia de cesación del pago de la deuda externa de esa institución. La frialdad de los financistas internacionales quedó establecida cuando hace unos dos meses el IDEMA solicitó en los Estados Unidos un crédito por $100 millones de dólares, ofreciendo casi dos puntos de interés por encima del normal, sin que recibiera oferta alguna. Todos estos hechos juntos han contribuido a erosionar la confianza que el país había logrado consolidar en el exterior, que se manifestaba en la rapidez y benignidad con que eran atendidas las solicitudes de crédito colombianas. Igual cosa ha tenido que afrontar la banca colombiana establecida en el exterior, que de un momento a otro se ha enfrentado con la reticencia de los bancos norteamericanos y europeos, para realizar operaciones con sus colegas colombianos. Parte de la explicación a este comportamiento se debe a que los bancos colombianos en el exterior tienen prestado unos $ 700 millones de dólares a los países latinoamericanos con problemas de balanza de pagos que, debido a la renegociación de su deuda, extenderán su período de amortización a mas tiempo de lo que inicialmente se había pactado. Algo similar ocurre con los préstamos (unos $1.300 millones de dólares) que las filiales colombianas en el exterior les habían otorgado a varias empresas nacionales, que actualmente están pasando por una aguda crisis económica. Lo grave del hecho es que parece que la banca colombiana no había hecho las previsiones necesarias para cubrir el riesgo que afronta en el momento, y la dudosa calidad de su cartera le ha hecho perder confiabilidad frente a los banqueros de los países desarrollados.
BANCA COLOMBIANA AHORCADA
La revista del ex ministro Rodrigo Botero, considera que la situación que enfrenta Colombia en el mercado financiero internacional, obedece a uno de los siguientes factores: "Que la banca internacional está ahorcando a la banca colombiana para forzarla a que respalde las operaciones de la banca colombiana en Panamá y otros centros, o que se está buscando que el país responda por los créditos de bancos y empresas privadas que tienen obligaciones internacionales y se vea obligado a refinanciar su deuda externa". Esto último significaría que la nación respondiera por los desfalcos a la banca internacional que fueron cometidos por los propietarios del Banco Nacional y del Estado, o que avalara las deudas de algunos particulares con el extranjero. Además, tal como ha ocurrido con los países que han renegociado su deuda externa, las condiciones exigidas por los prestamistas incluyen tasas de interés altas que, en opinión de expertos de la CEPAL, llevarán a una crisis de pagos en un futuro no muy lejano. Aunque el gobierno no lo diga expresamente, la febril actividad exterior del ministro de Hacienda, Edgar Gutiérrez Castro, señala la urgente necesidad de divisas que tiene el gobierno. Durante la segunda semana de agosto, no acababa el ministro de llegar de Estados Unidos y de Europa, cuando ya tenía programado un viaje de diez días a el Japón, para hacer nuevas gestiones ante banqueros de ese país. La baja en casi $ 900 millones de dólares de las reservas internacionales durante los primeros cinco meses del año, ha acelerado las gestiones por nuevos créditos, con el fin de traer divisas al país y romper las expectativas de devaluación creadas por la salida de divisas hacia el extranjero. La evolución de los hechos arriba mencionados, han llevado a que los bancos internacionales aumenten en tres puntos el costo de los créditos otorgados a Colombia. Sin que se pueda responsabilizar individualmente a alguien en particular, la situación debe manejarse con prudencia. Por esto, parecen exageradas las declaraciones del ministro de Hacienda, quien prácticamente retó a la banca internacional, al contestar tácitamente las opiniones de la revista que dirige el ex ministro Botero Montoya. Gutiérrez Castro declaró en tono enfático que "el gobierno no va a admitir presiones externas, ni va a renegociar su deuda externa". Mientras en los sectores bancarios nacionales se especula con los efectos que pueda tener el alza de medio punto del "prime", pocos son los que han analizado que el aumento efectivo de tres puntos registrado hasta ahora, calculado sobre los $1.800 millones de dólares que es la deuda del sector financiero colombiano con el exterior, significa un aumento de costos financieros del orden de $ 54 millones de dólares.