Si bien muchos no quieren trabajar (estudiantes, pensionados, amas de casa, rentistas), también hay un creciente número que quiere, pero no puede y se cansó de buscar.
Si bien muchos no quieren trabajar (estudiantes, pensionados, amas de casa, rentistas), también hay un creciente número que quiere, pero no puede y se cansó de buscar. | Foto: istock

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¿Qué es el desempleo en la sombra y por qué es grave?

Este indicador, que suma desempleados y a aquellos que no pueden o no quieren trabajar, se redujo en diciembre, pero volvió a subir en enero. ¿Por qué su recuperación es clave?

20 de marzo de 2021

Cuando los expertos analizan el mercado laboral, no solo miran cuántas personas están ocupadas o desocupadas, sino también las inactivas. Es decir, aquellas que hace tiempo perdieron su empleo y dejaron de buscar o que no están interesadas en una actividad remunerada –estudiantes, pensionados, rentistas o amas de casa-.

Si bien entre los inactivos hay un componente voluntario de no querer estar en la fuerza laboral, también hay uno obligatorio, que es el de aquellos que quieren, pero no pueden trabajar y que fue uno de los que más se incrementó con la pandemia y las cuarentenas.

En promedio, en 2019 hubo 22,3 millones de activos, 14,4 millones de inactivos y 2,6 millones de desempleados en el país, pero en 2020 esas cifras sumaron 19,8 millones de activos, 16,2 millones de inactivos y 3,7 millones de desempleados.

Si bien lo que más aumentó fue la cantidad de desempleados (42 por ciento), también hubo un fuerte incremento de los inactivos, y no sería lógico pensar que más colombianos se dedicaron al estudio o se pensionaron, pues muchos físicamente no pudieron volver a trabajar, en especial, numerosas mujeres que debieron dedicarse al hogar: ya no contaban con ayuda o no podían pagarla, o el sector en el que trabajaban no pudo reabrir.

La firma Alianza creó un indicador de desempleo en la sombra. Este suma desocupados e inactivos y muestra que la salud del mercado laboral puede estar más grave de lo que se piensa. Según sus cálculos, el desempleo en la sombra terminó 2020 en una tasa de 15,9 por ciento, frente a una tasa de desocupación tradicional de 13,4 por ciento; pero en enero de 2021, con el regreso de los confinamientos, el desempleo tradicional subió a 17,3 por ciento y el denominado en la sombra a 21,7 por ciento, cercano al registrado en agosto de 2020 cuando aumentaron las restricciones a la movilidad.

Felipe Campos, gerente de Investigaciones de Alianza, dice que la tasa de desempleo no cuenta toda la historia del mercado laboral, pues, para que la economía se normalice, no solo es necesario que el nivel de desocupación vuelva al 12 por ciento registrado antes de la crisis, sino que se reduzcan los inactivos. “En todo el mundo, el desempleo en la sombra subió por la pandemia, pero mientras que en los países desarrollados se ajustó rápido, en América Latina aún sigue alto”, sostiene, y agrega que, cuando los inactivos regresen a la fuerza laboral, serán desempleados u ocupados y eso dará una mejor foto.

Para Iván Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, el confinamiento ha presionado hacia la inactividad, con un fuerte acento femenino, y considera que, en consecuencia, el principal desafío una vez se supere la emergencia sanitaria será que los inactivos no transiten a la informalidad.