A la cartilla

El nuevo presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez, se ha movido rápido en el frente económico con medidas que no son propiamente populistas. Decretó un aumento de 25 por ciento en el precio de los combustibles y levantó el congelamiento de las tarifas de electricidad que había establecido su antecesor. También presentó al Congreso un presupuesto austero que contempla la congelación de la nómina estatal y negoció un preacuerdo con el FMI que, se da por descontado, será aprobado oficialmente en marzo. Esto le traerá estabilidad a la economía ecuatoriana, al facilitar el acceso al financiamiento externo. El riesgo, sin embargo, es el malestar que las medidas puedan causar en la población. La prueba de fuego será la aprobación o rechazo por parte del Congreso de las reformas laboral, financiera y tributaria que ya vienen en camino.