Las aguas cristalinas del río hacen de este sitio un atractivo turístico sin par. | Foto: Diana Rey Melo

Florencia, Caquetá

El mágico portal del Fragüita

Dos paredes de roca de aproximadamente 50 metros de altura a lado y lado del río Fragüita conforman un atractivo único en Caquetá. Una mirada a este sitio que antes era dominio de las FARC

4 de junio de 2019

 

En el sur de Caquetá, en San José del Fragua, entre la inspección de Yurayaco y Piamonte, se encuentran un tesoro:  el portal del Fragüita.

Sus primeros pobladores fueron indígenas inca y embera que llegaron del bajo Putumayo. Luego sus tribus fueron creciendo y expandiéndose por toda esta particular zona cuya atracción es un corte natural de montaña que forma paredes altísimas entre rocas y vegetación. Por ahí pasan las cristalinas aguas del rio fragüita.

Según los habitantes, en ese territorio, cocinar los alimentos a las orillas del río es uno de los planes favoritos.
 

Hacer fotografías de sitios emblemáticos, como del Portal de Fragüita, es uno de los ejercicios del taller de periodismo juvenil. Diana Rey Melo / SEMANA


Neyiret Medina, habitante de la zona, cuenta que desde el 2002, y durante al menos una década, se vivió ahí y en todo Caquetá el apogeo de la coca, época en la que centenares de lugareños conocieron dicha planta y dispararon la producción en cifras desorbitantes.

Con ese fenómeno llegaron también grupos armados, entre esos el frente 49 de las FARC. Ellos controlaban la venta del producido de la planta y a su vez la entrada de posibles compradores, hecho que generó muchas muertes de inocentes y el desplazamiento de familias enteras.

Flor Arcene Medina, otra habitante, narra que la finca donde está el Portal era un huerto que hacía honor a la planta de coca. Por ende los campesinos disfrutaron de jugosas sumas de dinero, posesiones como vehículos en especial motos de alto cilindraje y camperos para el transporte en las vías destapadas del sitio conocido como la “y”, no muy buenas en la época.

Otra vecina del sector, Isienia Carvajal Torres, relata que por las orillas de ese río Fraguita, que era bastante caudaloso, llevaban a lomo de caballos y mulas los víveres que tocaba comprar en las pequeñas pero abastecidas inspecciones.
 


Los campesinos disfrutaron de jugosas sumas de dinero, posesiones como vehículos, en especial motos de alto cilindraje y camperos.


 


Teófilo Cerquera Castiblanco cuenta que los lugareños no le prestaban atención a la belleza exuberante del portal, solo asumían la rutina diaria, aunque era frecuente realizar paseos de olla en dicho lugar.

Con el paso del tiempo y de las fumigaciones, en los años 2004 y 2005 la coca comienza a decrecer.  La población disminuye mientras la pobreza y la pereza al trabajo aumentan. El Ejército ocupa lugares donde nunca antes había estado y así empieza un éxodo campesino que se agrava en el 2007 con el fenómeno del desplazamiento forzado de campesinos sindicados de guerrilleros o colaboradores de los mismos.

Años después, con los proyectos de los nuevos gobiernos, se toma el control de la azotada, asolada y casi olvidada zona de Yurayaco, Fraguita y Zabaleta. Lentamente fue retornando la tranquilidad, los colegios abrieron sus puertas al igual que los pequeños puestos de salud. Las peluquerías y tiendas tomaron vida, como lo cuentan los pocos colonizadores que aún viven.

 

Adentrarse en un río al azar es algo que hoy, poco a poco, empiezan a hacer nuevamente los habitantes de estas tierras. Diana Rey Melo / SEMANA


Así mismo, se pudo volver a transitar de noche por estas vías, retornaron propietarios, familiares, amigos y junto con ellos el turismo y el desarrollo. Se reactivó el comercio agrícola, empezaron a verse camiones cargados de ganado, plátano, madera… en fin, de productos que se cultivan. Después de tanto derramamiento de sangre, en esas tierras florece la paz y la armonía de la manigua, hay un retorno a la selva y a los ríos.

Hoy se respira orgullo de lo que es esta tierra pujante que a través de los últimos años poco a poco le muestra a Colombia el verdadero rostro, el de la selva engalanada de todos sus colores verdes, el de su biodiversidad de animales y en especial de sus majestuosos ríos.

El Portal de Fraguita borró su pasado y lo reemplazó por la magia de dos montañas verdes, que nos muestran el amor por esta tierra, y un río cristalino que nos muestra con su pureza la humildad y amabilidad de sus pobladores.

Caquetá se ha convertido en uno de los lugares más escogidos por los turistas ya que el departamento es muy grande en hermosos paisajes naturales. Por eso se le conoce como ‘La Puerta de Oro de la Amazonia’. Es por eso que la invitación de los caqueteños es a conocer esos parajes por las maravillas que resguardan y no por las malas noticias de guerra. Caquetá orgullo de Colombia.
 

Además de excribir este texto, Leonel Medina hizo muchas fotografias de lo que él considera son las maravillas verdes de Caqueta.