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| Foto: AFP

ENTREVISTA

El rey de la gimnasia

El cucuteño Jossimar Calvo ganó la medalla de oro en barras paralelas en la Copa Mundo de Eslovenia y ahora domina el escalafón mundial.

11 de abril de 2015

Jossimar Calvo habló con SEMANA sobre los sacrificios que ha tenido que hacer desde los cinco años para alcanzar la gloria.

Semana: ¿Qué siente cuando a sus 20 años oye que ahora lo llaman el mejor gimnasta de la historia de Colombia?

Jossimar Calvo: Me siento dichoso. Pero la verdad es que solo soy uno de los mejores.

Semana: ¿Cómo así?

J. C.:
Vea. Yo simplemente soy bueno en lo que hago, y es porque tengo condiciones que me favorecen. En Colombia hay gimnastas excelentes. Solo que no han tenido oportunidades…

Semana: ¿A qué se refiere?


J. C.: Antes de que darme a conocer en 2011 cuando gané los Panamericanos en Guadalajara, yo llevaba diez años compitiendo sin que me prestaran mayor atención. Y esto les pasa a muchos otros.

Semana: ¿Cómo es eso de salir a un escenario en un país lejano y enfrentarse, íngrimo solo, a un aparato como las barras paralelas?

J. C.: Pasa de todo. En Eslovenia la presión fue enorme y llegué a tener miedo. Pero un instante antes de arrancar logré enfocarme en una sola cosa: hacer la rutina completa sin importar lo que pase.

Semana: Usted se crio en condiciones difíciles. ¿Cómo era su vida antes de la fama?


J. C.: Yo viví momentos muy duros. La única persona que se hizo cargo de mí fue mi mamá. Siempre estuvimos ella y yo solos, y ella se esforzó en lo poco que podía para trabajar y ahorrar y sacarme adelante. Ella se sacrificó demasiado. Ahora yo quiero devolverle todo.

Semana: ¿Cómo llegó a la gimnasia?

J. C.: De chiquito me gustaba imitar los movimientos de Van Damme en sus películas. Tenía cinco años y ya me abría de piernas y saltaba y ahí empecé a mostrar una agilidad innata.

Semana: ¿Y de ahí pasó a competir?

J. C.: Entré a la escuela de formación en Cúcuta y allá una profesora convenció a mi mamá de que me dejara dedicarme a esto. Así llegué al entrenador Jairo Ruiz, quien es como un padre para mí.

Semana: Las exigencias para un gimnasta son durísimas. ¿Nunca quiso tirar la toalla?

J. C.: Sí, cuando perdí en los Olímpicos de la Juventud en 2010. Había entrenado muy duro y salí derrotado. Lloré mucho y llegué a pensar que la gimnasia no era lo mío.

Semana: ¡Hoy usted es campeón mundial! ¿Qué lección le deja esto?


J. C.: Que uno siempre puede salir adelante y que perder vale la pena. Una derrota lo hace a uno esforzarse porque lo hace enfrentarse a la fuerza de voluntad. Si uno no pierde, se da por satisfecho muy rápido. Casi que se vuelve mediocre.

Semana: Usted tenía 7 años cuando empezó a competir. Desde entonces ha reunido más de 90 medallas. ¿No teme que algún día los triunfos se le suban a la cabeza?

J. C.: No. Cuando uno hace lo que le gusta y le va bien, pues uno es feliz. Y voy a ser franco. A mí la fama no me gusta y hasta me da miedo. Tiene sobre todo desventajas.

Semana: ¿A qué se debe la buena racha de la gimnasia colombiana?

J. C.: A nuestra disciplina y constancia. Pero principalmente a personas como Jairo Ruiz Casas, el principal técnico de la selección, y su asistente Denis Jesús Beltrán. Nos han cuidado, impulsado y defendido cuando ha sido necesario. Siempre han estado ahí. Y sería malagradecido si no mencionara el apoyo de Coldeportes, el Comité Olímpico y mi federación. A nivel departamental, la arrocera Gelvez, Apuestas Cúcuta, Confaoriente, la Alcaldía y la Gobernación me dieron la mano.

Semana: ¿El apoyo del Estado es bueno?

J. C.: En años anteriores el apoyo fue bajo, sobre todo a nivel departamental. Pero ha empezado a aumentar a medida que hemos obtenido resultados. Lo ideal es que fuera enorme porque haría sentir contento al deportista. En la gimnasia, uno desde pequeño tiene que hacer sacrificios. Y uno espera reconocimiento.

Semana: ¿Qué se viene ahora para usted?

J. C.: Competencias y copas del mundo. Este 2015 no solo tiene que ser el año de Jossimar Calvo, sino el de la gimnasia colombiana. Tenemos Panamericanos, donde hay muchos objetivos. Y uno es que el equipo esté en el podio. Otro: el campeonato mundial en Glasgow, en octubre. Este año es decisivo para la clasificación a los Juegos Olímpicos. Si nos va bien, abriremos muchas puertas.