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"LA MODA ES AHORA LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO"

GIORGIO ARMANI

11 de junio de 1984

Giorgio Armani, 49 años, es un nombre que crea moda. Movió en 1982 cerca de 130 millones de dólares. Gran parte de su éxito lo debe al consumo interno. A Armani lo conocen y lo compran en la provincia italiana, donde ir a la moda es todavía símbolo de distinción, prestigio y afirmación social. No posee fábricas. Se limita a diseñar las colecciones para industrias ya especializadas en el sector, ya sea ésta de camisas o impermeables. El producto entra en el mercado con dos marcas, la de la fábrica y la de Armani, un águila. Kelly Velásquez, corresponsal de SEMANA en Roma, lo interrogó acerca de su oficio y de sus conceptos sobre la moda.
SEMANA: ¿Qué es para usted la moda?
GIORGIO ARMANI: La moda para mí es trabajo. Es también, por una parte, mi vida. En mi opinión, la moda representa la evolución de la sociedad, el vestido de la sociedad que se ha puesto en los años pasados y que se pone en este momento. Por lo tanto es una cosa extremadamente importante. Generalmente se la considera como algo frívolo, destinado a satisfacer las exigencias menos significativas, menos importantes de la gente; en realidad representa un medio fantástico para expresar el momento en que se vive.
S.: ¿Cómo hace para trabajar, para entender esa evolución de la sociedad?
G.A.: Bueno, yo trato de leer libros, ir al cine, vivir situaciones políticas que me den argumentos para trabajar. Pero no solamente eso me da ideas, la vida cotidiana también me ayuda muchísimo. La persona que trabaja con la moda debe considerarla como algo que tiene un fin muy preciso, que es el de vestir la gente como ella quiera que sea vestida. En el pasado, la moda daba las pautas y reglas que debían ser seguidas al pie de la letra; actualmente es algo más vivo; la moda influencia el público y viceversa. Cada día que pasa me doy cuenta de que mi trabajo está muy influenciado por el público. Por la calle, en los cafés, si pasa una niña con el abrigo de la abuela, eso me da ideas para mis colecciones.
S.: Usted en estos años parece haber creado un nuevo modelo de masa que, se afirma, tiene muchísimo que ver con el erotismo...
G.A.: No muchísimo, normalmente. No debemos olvidarnos que nos vestimos para ser más bellos. Tal vez entendí una cosa: hay que ser eróticos en forma moderna. Me dí cuenta de que el erotismo está hecho de cosas sutiles, no espectaculares, porque se convierte entonces en vulgaridad y exhibicionismo. Las mangas de la camisa remangadas pueden ser más eróticas que la camisa de crepé chino que deja ver un poco los senos. He tratado de transportar esas sensaciones mías a mi forma de hacer moda. Parte de mi éxito está en esta busqueda. He hecho olvidar lo que en una época se definía como elegante: el máximo de la masculinidad, como el vestido completo azul oscuro, corbata y camisa blanca, por el pantalón enorme, tipo campesino, y la camiseta remangada. En este sentido, he revolucionado un poco el concepto de erotismo.
S.: ¿Se siente un poco "héroe" nacional por lo que ha hecho por la economía y la cultura italiana en el exterior?
G.A.: Según la carátula de TIME soy un héroe nacional pero a mí me da risa de sólo pensarlo...
S.: ¿Y de los coqueteos del Partido Socialista que sostiene que son los únicos que han entendido la moda en la Milán del futuro? G.A.: La moda es ahora la gallina de los huevos de oro. Todos, los políticos y las entidades públicas quieren absorberla. Craxi, el secretario del Partido y Primer Ministro, me invitó una vez a su casa. Además, lo conocía porque era compañero de mi hermano en el colegio, pero yo prefiero quedarme por la noche en la casa ver un film por televisión a ocuparme de política. Lo siento, pero es así.--