SEMANA: ¿Cuándo decidió hacer carrera en la Policía?
LUZ MARINA BUSTOS: En 1980. Un joven oficial me contó que iban a permitir a las mujeres hacer carrera de oficiales. Me pareció un desafío y, además, una vía para cumplir mis sueños, pues desde que terminé el bachillerato sabía que quería entrar a la Policía.
SEMANA: ¿Y cuándo estudió Derecho?
L.B.: Después, cuando ascendí a subteniente. Me pareció importante complementar lo que ya sabía con ese estudio.
SEMANA: En esa institución el camino es difícil para una mujer. ¿Por qué lo eligió?
L.B.: Me gustan los retos. No es fácil adaptarse: uno tiene que cambiar su vida, y eso exige consagración. Para mí lo fundamental es que amo esta profesión.
SEMANA: ¿La han discriminado por ser mujer?
L.B.: Nunca. Siempre he podido desenvolverme. Claro está que desde que empecé en la Policía me di cuenta de los patrones culturales machistas que predominan. Como mujer uno debe aprender a lidiar con ellos y, a la vez, a luchar contra ellos. Hoy la mujer es percibida como una compañera más que aporta una visión diferente.
SEMANA: Los hombres usan ese ‘diferente’ para subestimar a la mujer y hablar de ‘sexo débil’. ¿No es así?
L.B.: Esas cosas pasan, no lo niego. Pero la Policía ha tomado acciones. Estoy convencida de que una mujer puede fijar posiciones. Pienso desde lo cultural: los hombres son visuales y así se comportan con nosotras y por eso debemos aprender a tomar distancia para evitar abusos.
SEMANA: Las mujeres, por miedo, no denuncian abusos…
L.B.: En la Policía hay valores claros. Y dentro de la institución sabemos hacerlos respetar. Cuando se presentan esos casos la posición de la víctima es clara y contundente.
SEMANA: ¿Qué implica ser una mujer con poder?
L.B.: Yo uso el poder para servir y procuro que la balanza se mantenga equilibrada para evitar divisiones y fomentar el amor por el servicio. Intento que el tono fuerte sea justo y tomo decisiones basada en argumentos y no tanto en el simple hecho de que hay que obedecer.
SEMANA: Usted ha logrado cosas históricas: fue la primera mujer general y ahora es la primera subdirectora de la Policía. ¿Se considera una excepción?
L.B.: No. El camino está abierto para cualquier mujer. Cuando en 1957 la institución admitió mujeres lo hizo pensando en estos logros. Había que humanizar el servicio. Poco a poco hemos entendido que la mujer es necesaria.