Darlington Yugarky, en una jornada de entrega de tapabocas en barrios vulnerables de Tadó. Mayo, 2020.
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Una oportunidad dorada

Jóvenes de una zona rica en yacimientos de oro y platino acuden a la música como fórmula para desterrar el impacto de ver confrontaciones armadas, con la consecuencia de tener que escoger, como opción de vida, ingresar a uno u otro grupo armado.

21 de diciembre de 2020
Bendita pandemia

Sueños de cambio

Jóvenes de una zona rica en yacimientos de oro y platino acuden a la música como fórmula para desterrar el impacto de ver confrontaciones armadas, con la consecuencia de tener que escoger, como opción de vida, ingresar a uno u otro grupo armado.

A pesar de vivir en una de las zonas más ricas de Colombia, Darlington Yugarky se sentía rodeado de miseria. Y peor aún, de la miseria humana: la mayoría de jóvenes como él, residentes en Tadó, un municipio chocoano situado a cuatro horas de Pereira, Risaralda, parecían haberse acostumbrado a la violencia cotidiana presente en un pueblo que se caracteriza, entre otras cosas, por su producción de oro y platino. “Cada día nos habituábamos a ver personas muertas, y al control y la amenaza de grupos armados –recuerda hoy–, al punto de que era común tener que huir y esconderse en las casas cuando pasaban ciertos carros por las calles”.

La riqueza en recursos minerales como el oro y el platino benefició durante siglos a las comunidades indígenas y afrodescendientes. Sin embargo, desde la década de los años ochenta del siglo pasado creció el interés por este patrimonio, de modo que llegaron nuevos actores para obtener provecho de su extracción, los cuales empezaron a hacer uso de herramientas y procesos invasivos con la naturaleza. Además, con el tiempo, los grupos guerrilleros y paramilitares comenzaron a convertir la minería en una fuente de financiación, por ejemplo, exigiendo pagos –mediante amenazas– a cambio de protección o de maquinaria.

Ese hecho causó que las nuevas generaciones crecieran con temor y con el impacto emocional de ver confrontaciones armadas en el pueblo, con la consecuencia de tener que escoger, como opción de vida, ingresar a uno u otro grupo armado. “Esa preocupación nos motivó a crear Lunatics, alimentados con el sueño de que esto cambie, porque no queremos que la juventud engrose las filas de los bandas al margen de la ley que recurrieran a la corrupción. Queremos ser un pilar de desarrollo para Tadó”, señala Yugarky, su fundador.

La iniciativa nació hace 10 años, en medio de la duda de saber cómo cumplir con ese sueño. La respuesta llegó al ver la manera como actuaban y se relacionaban los jóvenes en sus espacios cotidianos, y notar que, ante cualquier ritmo musical que escuchaban, se reactivaba su ánimo y su cuerpo, y saltaban y bailaban.

“¡Eso es! –exclamó Yugarky–: la respuesta es el arte”.

Entonces, con el apoyo de algunos amigos, empezó a reunir jóvenes a quienes les enseñaron técnica vocal y les mostraron videos de artistas con la intención de darles a conocer algunos referentes como Choquibtown, ese grupo de artistas chocoanos que alcanzó el éxito –en el país y en el mundo– a través de su música.

Cuando creció la cantidad de miembros que se unían a Lunatics, también aumentaron los retos de obtener recursos. Para ello desarrollaron toda clase de actividades artísticas, que incluían presentaciones y rifas para adquirir guitarras y otros instrumentos.

Hoy, Darlington Yugarky vive en un pueblo que produce oro y platino, pero el arte que reivindicó sus sueños y los de buena parte de la juventud de Tadó es su mayor riqueza.

Arte y cultura

Miembros de Lunatics participan en el evento ‘Oportunidades de vida’, organizado por el programa ‘Con paz aprendemos más’, de War Child y la Embajada de Canadá. Bogotá, marzo de 2019.

Impacto positivo

En el municipio de Tadó, las y los jóvenes del colectivo Lunatics han aprendido a despertar y perfeccionar el arte que llevan en su interior. Al mismo tiempo, mejoraron su rendimiento en la educación y, además, se convirtieron en líderes, emprendedores y multiplicadores de iniciativas culturales. Creer en otras formas constructivas de vida les ha permitido obtener premios, becas y otros reconocimientos, lo mismo que conocer otros lugares del país representando a su municipio. Una de las participantes que había sido víctima del conflicto, por ejemplo, fue distinguida como la mejor voz en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, en el Valle del Cauca, y se convirtió en una líder transformadora que motivó a otros jóvenes a unirse al proceso.

La experiencia también los conecta de diversas maneras con la identidad de su región. Al ser la representación joven de Tadó, estos muchachos empezaron a escribir y a montar presentaciones en las que combinan ritmos urbanos con los del Pacífico en los que describen sus sueños. Para un concierto realizado en Bogotá, por ejemplo, al que asistieron gracias al apoyo de la embajada de Canadá, escribieron una canción con una frase deslumbrante:

“Quisiera entender el mundo en el que vivo, sin tanta violencia y compartir con los míos”.

Verlos en este espacio hablar de su territorio animó a otros jóvenes para unirse a esta experiencia y seguir sumando reconocimientos en los diferentes festivales en los que participan. “Ellos están ganando todo porque creen en lo que hacen –concluye el fundador de la iniciativa Lunatics–. Y como está en su ADN, es fácil alejarlos del tema de la violencia”.

Aprendizajes en clave de convivencia y no repetición

Desde Lunatics se busca que los jóvenes fueran conscientes de sus habilidades y de la posibilidad de transformar la situación de su entorno, de convertirse en líderes de sus barrios que multiplicaran iniciativas culturales con mensajes de paz, sobre las víctimas y sobre los derechos humanos. Con la música y el arte se redujo la timidez de las y los jóvenes participantes, y se motivaron para seguir asistiendo y esforzarse por cultivar sus capacidades.

También, durante más de 10 años, el baile, el canto y el muralismo les ha permitido conocer y explorar oportunidades de vida creativas, en oposición a las condiciones que impone la violencia pues –como afirma Darlington Yugarky– el conflicto armado había causado que los jóvenes crecieran con miedo, tuvieran muchos impactos en su salud, y supieran “más de armas y de balas que de letras, computadores y otros elementos que podrían generar el desarrollo de la región”.

Referencias

Clacso. 2015. Alimentando el Conflicto en Colombia: El Impacto de la Minería de Oro en Chocó. Disponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Colombia/cinep/20161025113310/20151004.alimentando_conflicto.pdf